jueves, 30 de junio de 2022

REAL Y POSIBLE

El arquitecto danés Jan Gehl, autor del libro “Ciudades para la gente”, dio una entrevista a la revista Louisiana titulada “Como construir una buena ciudad” (How to build a good city). En la conversación expone ideas muy interesantes para una arquitectura ligada a las personas.

Es indudable que la imaginación forma parte de la realidad, aunque ambas parezcan opuestas. Lo posible puede realizarse en cualquier momento y mientras no lo hace, aporta orden y dirección a lo que sí se materializa. Este es en gran parte en sentido de la palabra “proyecto”, la actividad primordial de la arquitectura y del diseño urbano, la palabra apunta a una realización futura que se planea desde el presente.
La herramienta comercial más usada por los diseñadores hoy en día es la infografía, que consiste en dibujos fotorrealistas de espacio aún no construidos. El problema más frecuente de estas imágenes, conocidas como “renders” es la inadecuación de lo que representan con respecto a los que realmente sucede en los mismos ambientes. Algunos muestran por ejemplo, cocinas abiertas o espacios diáfanos sin muros divisorios, los cuales sabemos que en la práctica generan problemas de convivencia, falta de privacidad, olores y ruidos molestos. Sin embargo, estas imágenes siguen siendo atractivas para los compradores de apartamentos.
Jan Gehl ha adoptado una postura muy clara en contra de la arquitectura vista solo desde la óptica formal, “El modernismo se ocupaba más de la forma, de los volúmenes desde vistas aéreas (a ojo de pájaro), pero ha habido una inexplicable desconexión entre la arquitectura y las ciencias sociales. Es evidente que lo que se construye tiene influencia sobre la calidad de vida de las personas y sus maneras de vivir y de crear entornos totalmente nuevos.” Según Gehl, la forma es una obsesión de los profesionales en arquitectura, pero en la realidad tiene que haber una interacción entre la forma y la vida, solo si estas dos interactúan exitosamente se puede hablar de una buena arquitectura y una buena ciudad.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 23 de junio de 2022

OPOSICIONES

Octavio Paz escribió en 1969 un libro excelente: “Conjunciones y disyunciones”, en el que analiza la visión del erotismo en India y China, al mismo tiempo que plantea la oposición Occidental entre naturaleza y cultura.

Después de un período largo y difícil por su separación en 1959 de la escritora Elena Garro, en 1968 Octavio Paz comenzó su corto período de seis meses como embajador de México en India. El poeta se vio tan atraído por la cultura de ese país, que escribió la primera parte de su libro “Conjunciones y disyunciones”, el cual derivó de la presentación que estaba escribiendo para el libro “Nueva picardía mexicana”, de su amigo Armando Jiménez. Apenas llegar a Delhi, se casó con Marie-José Tramini, con quien permaneció unido hasta su muerte en 1998. Como es conocido, Paz dejó la embajada como protesta contra la represión y la matanza de estudiantes en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, después pasó un tiempo en Filadelfia, donde concluyó el libro. También en esta época escribió su poema titulado Envoi, que Henri Lefebvre utilizó como epígrafe para su libro “La producción del espacio”: “Encerrado entre cuatro paredes (al norte el cristal del no saber, al sur la memoria reflexiva, al este el espejo, al oeste la piedra y el canto del silencio) escribo mensajes sin respuesta.” 
Paz utiliza el par “cuerpo-no cuerpo” para explicar naturaleza y cultura, términos que no son opuestos ni distintos en su esencia, pero sí lo son en su existencia. En el método abductivo de investigación, podríamos decir lo mismo de los pares: “lugar-no lugar”, “ciudad-no ciudad” e incluso de la ciudad y lo urbano, como lo planteó Lefebvre en la obra mencionada. 
Nuestra forma de entender el mundo se fundamenta en los términos opuestos, pero quizá deberíamos prestar más atención al modo como los orientales comprenden los fenómenos naturales y sociales. Paz escribió: “En India y China la conjunción fue el modo de relación entre los signos cuerpo y no-cuerpo. En el Occidente, la disyunción.”
Lorenzo Rocha

 

jueves, 16 de junio de 2022

METRÓPOLIS

La maqueta que sirvió como escenografía para la filmación de la película “Metrópolis” (1927) del director alemán Fritz Lang, se encuentra expuesta el en el Museo de cine alemán en Berlín. Es un trabajo sorprendente, que anticipa muchas de las características de las ciudades contemporáneas, al mismo tiempo que retoma algunas ideas y formas de sus antecedentes directos. El arquitecto futurista italiano, Antonio Sant’Eliá dibujó en 1914 un proyecto para un edificio-ciudad del futuro, un enorme complejo habitacional dentro de su proyecto utópico "Cittá Nuova". Es muy probable que Lang conociera imágenes de este proyecto, así como a arquitectos futuristas rusos, como Melnikov, Tatlin y Vesnin.
El esquema de las metrópolis con edificios altos circulaba en el imaginario arquitectónico de la época. En los años veinte, el talentoso dibujante estadunidense Hugh Ferriss había creado fantásticas imágenes de rascacielos, que ejercieron importante influencia sobre arquitectos como Raymond Hood, autor del proyecto para el centro Rockefeller en Nueva York. Las construcciones de gran altura, tienen efectos muy negativos sobre la escala de las calles y de los espacios públicos abiertos, los oscurecen y minimizan. Además la alta densidad de estas construcciones aumenta notablemente el tráfico vehicular, además de provocar una sobre población de peatones cuando miles de personas deben ingresar a sus trabajos por una sola entrada.
Esto no parecía ser un problema para la imaginación de los cineastas del siglo pasado, las alturas eran habitadas por la gente en el poder, por las élites políticas, científicas e intelectuales y por lo tanto las calles se convertían en un “inframundo”, habitado por las clases trabajadoras y por todo un abanico de moradores desfavorecidos por el orden social.
Como sabemos, la trama de “Metrópolis”, gira en torno a la transformación del robot “María” en una mujer, en la humanización de una máquina que se subleva contra sus creadores. Este futuro distópico que anticiparon los cineastas modernos, incluso los más recientes como Tarkovsky, Kubrick y Scott, parece estar cada vez más próximo a convertirse en realidad.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 8 de junio de 2022

PANTALLA BLANCA

John Hilliard es un artista conceptual británico nacido en 1945, principalmente ha utilizado la fotografía como medio de expresión. En sus obras aborda la incertidumbre de la fotografía como medio de representación y el papel que ocupa dentro de las demás artes visuales, como la pintura y la cinematografía.

“Imagina que no hay paraíso, es fácil si lo intentas. Ningún infierno debajo de nosotros, por arriba sólo el cielo.” Casi todas las personas saben de donde provienen estas palabras. Era el año de 1971, cuando Yoko Ono y John Lennon compusieron Imagine, la pista más popular de la pareja de pacifistas. ¿Podríamos realmente imaginar un mundo sin guerras? ¿Sin desigualdad? ¿Sin religión?
A ello nos invitan los organizadores del Festival internacional de Imagen Getxophoto, inaugurado hace una semana en Getxo, Vizcaya. La muestra, que se lleva a cabo principalmente en espacios abiertos, se titula “Imagina”, compila muy distintos modos de expresar los imaginarios de los artistas participantes. La fotografía es un poderoso aliado de la realidad, pero también lo puede ser de la fantasía. Aquello que vemos en una fotografía es posible que no exista, sin duda vemos lo que está representado en ella, pero también debemos ser conscientes de su materialidad específica. Cuando miramos una imagen, en realidad no estamos viendo los objetos y personas que aparecen en ella, “Esta no es una pipa”, diría Rene Magritte. Lo que vemos es una impresión en papel o bien una pantalla.
Por ello me interesa especialmente la fotografía Off Screen de John Hilliard, producida en 1999, la cual ha sido impresa en gran formato y fijada sobre un muro de una casa abandonada en el Puerto Viejo de Algorta. En el centro de la imagen aparece una pantalla en blanco y a su alrededor personas charlando, al parecer antes o después de un pase de diapositivas en lo que parece ser un museo.
Esta fotografía me recuerda el modo en que hemos perdido la capacidad para imaginar mundos distintos, como lo hacíamos hace 50 años. Ahora somos cada vez más capaces de representar la realidad y menos de criticarla ¿Será que nuestra mente se ha quedado irremediablemente en blanco?
Lorenzo Rocha

 

jueves, 2 de junio de 2022

ESCASA IMAGINACIÓN

Durante las últimas dos décadas, hemos tenido acceso a información y a materiales gráficos como nunca antes tuvimos. También se han desarrollado programas informáticos con alta capacidad para generar imágenes casi iguales a la realidad, pero los utilizamos con escasa imaginación.

Recuerdo que cuando era estudiante en los años ochenta, para conseguir una fotografía aérea era necesario acudir a la empresa Aerofoto y explorar unos carretes de negativos de los vuelos más recientes, hasta encontrar el lugar buscado. Una vez localizada la imagen, se señalaba el área con un rotulador y los empleados de la empresa imprimían y revelaban la fotografía una semana después. Para verlas en tres dimensiones había que recurrir a pares estereográficos y a una gafas especiales. Todo esto el día de hoy es tecnología jurásica, se pueden obtener imágenes y modelos satelitales inmediatamente y de manera gratuita.
También recuerdo, con nostalgia los montajes fotográficos que hacíamos a mano, en los que combinábamos fotografías de los lugares elegidos, con nuestros propios dibujos en perspectiva e incluso con objetos y personajes históricos o insólitos, solíamos colocar una fotografía de Le Corbusier como escala humana.
Durante los años setenta, algunos grupos contraculturales como Superstudio, Archizoom y Archigram, así como el arquitecto Cedric Price, crearon fotomontajes fantásticos que pintaban un futuro distópico. Estos grupos crearon imágenes con sentido irónico y absurdo, como el proyecto "Monumento continuo" de Superstudio, el cual planteaba una estructura tan grande, que no podría percibirse como un edificio, pero daría la vuelta al planeta y en ella las personas podrían vivir sin preocuparse por nada. Con recursos muy limitados, estos grupos radicales fueron capaces de transmitir sus ideas críticas, las cuales siguen ejerciendo influencias importantes en los arquitectos de la actualidad. 
Sería entonces lógico pensar que con todas estas herramientas, en la actualidad seríamos capaces de producir imágenes que representen escenarios futuros hasta ahora inconcebibles, pero por alguna razón no es así, seguimos conformándonos con mostrar imitaciones de la realidad.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 1 de junio de 2022

Cartografía crítica (17 radio)

El próximo miércoles 8 de junio a las 12:00 (México), 19:00 (Bilbao), conversaremos con Ricardo Nurko sobre las cartografías críticas.

Sintonicen 17radio.org 

 

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