¿Cómo es posible que la luna tape al sol si es 400 veces menor en diámetro? La respuesta es que está 400 veces más cerca de la tierra que el sol.
El eclipse de esta semana fue todo un acontecimiento, en la ciudad de México se observó solo parcialmente, a un porcentaje del 25% de su luminosidad total, pero sin duda la luz tamizada del sol creó un efecto estético muy peculiar, como un ocaso artificial.
El campus central de la UNAM se llenó de gente, casi 15 mil personas acudieron a un evento que debe haber sido muy especial. A pesar de ser lunes, hubo música toda la mañana y la gente acampó en la hierba como si hubiera sido domingo.
Diariamente presenciamos fenómenos astronómicos que nos recuerdan donde estamos y lo pequeño que somos. La rotación propia de la tierra cada 24 horas y su traslación alrededor del sol cada 365 días son hechos en los que casi no reparamos, pero sin duda son igualmente sorprendentes que un eclipse.
Podríamos decir que un eclipse es un “efecto especial” dentro de la astronomía. Nos recuerda que alrededor de nuestro planeta azul gira una roca fría, pequeña y gris que a veces se alinea entre nosotros y otra roca incandescente mucho más grande que ella (una bomba atómica gigante) que está a 150 millones de kilómetros de aquí. Para quienes no somos expertos ni científicos, estos datos son sorprendentes e incluso hay quien los percibe como mitos, o que simplemente no cree en ellos y los ha sustituido por “otros mitos”, como que la tierra es plana o que el sol es el que gira alrededor de ella.
Personalmente, la experiencia diaria del día y la noche, así como los eclipses y otras anomalías de la astronomía, son experiencias estéticas, no necesariamente por su belleza, sino por el conocimiento que adquirimos mediante la experiencia sensible del universo en el que habitamos.
Lorenzo Rocha
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