jueves, 29 de noviembre de 2018

MERCADO INMOBILIARIO

La producción de vivienda en la ciudad de México se ciñe estrictamente a las leyes de oferta y demanda del mercado inmobiliario. Los arquitectos deben explorar nuevas alternativas para que su producción tenga un impacto sobre el desarrollo urbano.

La teoría de la arquitectura en las últimas tres décadas distingue dos modos opuestos de enfrentar la labor del arquitecto, las cuales se relacionan con su postura frente a la cultura dominante. La primera de ella es una actitud crítica, de resistencia frente a las fuerzas económica y sociales del contexto en el que se insertan los nuevos proyectos. La segunda postura se denomina poscrítica o proyectiva, es aquella que toma ventaja de las condiciones contextuales para alinear el proyecto a las necesidades inmediatas de la sociedad en la que se inserta. Dado que vivimos en una época donde impera el neoliberalismo económico, casi toda la arquitectura actual se encuentra gobernada por las leyes del mercado inmobiliario.
Especialmente en México, la actitud general de los arquitectos ha sido condescendiente desde hace décadas con las agendas económicas y políticas ligadas al poder. Es momento de que los arquitectos asumamos una actitud crítica frente al fenómeno expansivo del desarrollo urbano.
Nuestra metrópolis está llegando a un punto en el que el dominio de las leyes mercantiles está operando en contra de los intereses colectivos. Está muy claro que la forma más sostenible para satisfacer las necesidades de vivienda y espacios públicos es la reutilización de inmuebles abandonados así como la reconversión de infraestructura obsoleta en sitios para la convivencia social. Sin embargo, la lógica del mercado inmobiliario apunta hacia la demolición de edificios existentes, especialmente aquellos con valor histórico, para dejar lugar a construcciones nuevas que reporten mayores ganancias a sus promotores. Basta con que comparemos el precio comercial de un inmueble catalogado y protegido por la Dirección del Patrimonio Cultural Urbano, con cualquier terreno baldío al lado de éste. Con frecuencia encontraremos que el valor del inmueble patrimonial es hasta de la mitad de aquel que se encuentra vacío. La protección patrimonial parece inhibir el interés de los promotores, ya que sus reglas le obligan a reducir e incluso renunciar a su potencial de edificación. Este fenómeno ha producido un alto índice de abandono en las áreas con presencia de inmuebles patrimoniales alrededor del centro de la ciudad y también ha dado lugar a demoliciones ilegales de muchos edificios. Seguimos expandiéndonos hacia el exterior y hacia las alturas mientras que nuestro centro continuará vaciándose.
Lorenzo Rocha

jueves, 22 de noviembre de 2018

ARQUITECTURA SIGNIFICATIVA

Los críticos de la arquitectura moderna, consideraron que la arquitectura de su tiempo carecía de significado porque respondía a las consideraciones personales de sus autores, más que a los valores colectivos de la sociedad.
Los medios académicos consideran que la arquitectura significativa solamente es aquella que evoca el sentido de la cultura colectiva. Se trata de la construcción que sintetiza y concuerda con las aspiraciones de la sociedad en la que se origina. Sin embargo, la sociedad actual tiene valores que han sido puestos en duda por los académicos y criticos de la arquitectura por razones ideológicas, principalmente por su caracter mercantil y su respuesta acorde con las tendencias capitalistas de la economía mundial. Ahora parece ser,que las opiniones de los expertos han tomado en cuenta la complejidad del fenómeno arquitectónico, ya que ha quedado claro que la arquitectura es capaz de alterar el contexto en el que se localiza. Si bien la arquitectura es una consecuencia de la estructura social y no su causa, existe una relación dialéctica entre ambas. Cuando una obra se concluye, inmediatamente pasa a formar parte de su entorno urbano y condiciona a los proyectos subsecuentes.
Hoy en día se critica duramente a la arquitectura global, aquella que se manifiesta de igual modo en Latinoamérca, en el medio y lejano Oriente o en los paises junto al Mar Negro. Año tras año vemos aparecer en Dubái, Shenzhen, Sao Paulo, Astaná o Singapur, conjuntos urbanos compuestos por rascacielos, centros comerciales y parques tecnológicas, rodeados por comunidades cercadas, que son criticados por su exclusividad y por su tendencia al monoculturalismo, el cualacentúa la desigualdad social. Sin embargo, habría que tomar en cuenta la opinión de sus pobladores, antes de considerar esta arquitectura como insignificante. La estructura social del mundo actual, tiene una tendencia marcada hacia el pragmatismo y el liberalismo económico de los cuales deriva en gran medida su diseño arquitectónico y urbano.

La arquitectura sublime es escasa en nuestros días y a la vez es excluyente y personal, solamente es apreciada por los expertos y por las personas con alta formación académica. Hacer llegar arquitectura de calidad a la mayoría de las personas es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Esperamos se pueda lograr sin detrimento de la multiculturalidad y del sentido humanistico necesarios para su trascendencia.
Lorenzo Rocha

jueves, 15 de noviembre de 2018

INFRAESTRUCTURA

En las ciudades, la infraestructura es todo aquello que no notamos hasta que se avería o escasea. Se trata del conjunto de bienes y servicios indispensables para el funcionamiento de la vida urbana, que son vitales, pero invisibles para la mayoría de los ciudadanos.
Los primeros diez días de noviembre, los habitantes de la ciudad de México, vivimos una fuerte escasez de agua debida al mantenimiento y adecuación programada para nuestro sistema de abastecimiento hidráulico. Los inconvenientes para los ciudadanos fueron notables y las pérdidas económicas fueron muy cuantiosas. Estos días nos recordaron la tradicional mala relación que los capitalinos tenemos con el agua, cómo llevamos siglos intentando secar nuestra cuenca para permitir su urbanización y a la vez sufrir inundaciones y escasez crónica del vital líquido. Pero la crisis momentánea se ha superado, salvo para quienes nunca han tenido agua. Las escuelas y centros culturales vuelven a abrir sus puertas y olvidamos el problema temporalmente. La pregunta que seguirá sin respuesta es: ¿cuándo abordaremos el problema con soluciones radicales y no solamente con paliativos?
El agua potable, el drenaje, la electricidad, la telefonía, el gas, las calles, puentes y carreteras urbanas, todos estos elementos permiten el libre flujo de energía, vehículos y personas en movimiento dentro de las metrópolis. Son elementos indispensables para el bienestar de los habitantes y también juegan un papel protagónico en las decisiones de los urbanistas y arquitectos. La infraestructura ocupa mucho espacio, sus características técnicas, como los diámetros de tuberías, altura de torres de electrificación, radios de giro, etcéterea, condicionan al diseño urbano y arquitectónico.
El equipamiento urbano en ocasiones está asociado a la infraestructura, como en el caso de las estaciones del metro, las gasolinerías, o las terminales aéreas, pero en otras ocasionas no lo está o su relación es indirecta, como en el caso de las escuelas, hospitales e instalaciones deportivas, que están solamente ligadas a los servicios y a las calles en las que se encuentran.

El espacio ocupado por la infraestructura ha sido estudiado por décadas por arquitectos dentro de los ámbitos académicos, recientemente ha sido tratado de modo notable por Keller Easterling, en su libro: “Extrastatecraft”. Sin duda es un tema fascinante, pero no existen soluciones muy convincentes por parte de los arquitectos, quienes en el mejor de los casos conseguimos seguir al pie de la letra las pautas determinadas por los economistas, políticos e ingenieros.
Lorenzo Rocha

jueves, 8 de noviembre de 2018

SIMPLIFICACIÓN

La ciudad es un sistema complejo donde actúan simultáneamente gran variedad de fuerzas antagónicas. Para el sano desarrollo del entorno urbano, es necesario que los agentes de cambio comprendan su complejidad y eviten la simplificación de sus procesos.
Una herramienta para la comprensión de fenómenos complejos, como el desarrollo metropolitano, es el análisis de sus factores. Para trabajar con esta multiplicidad de factores es necesario identificarlos individualmente para aislar cada uno de ellos y crear modelos nuevos, Para los análisis urbanos es indispensable la simplificación de los elementos como la vivienda, el transporte, la seguridad, los servicios, el empleo y muchos otros más, pero sin ignorar que todos ellos se relacionan y existen gracias a su actuación en conjunto con los demás. Para  los analistas urbanos, que trabajan cerca de la administración pública, en ocasiones no es nada fácil transmitir y aplicar su ideas y métodos, ya que la política urbana requiere de soluciones muy directas y contundentes. El gobierno necesita propuestas a corto plazo, que sean rentables para tiempos electorales, de tal manera de preservar su poder político. Sin embargo, la complejidad de las ciudades muchas veces es incompatible con los objetivos  inmediatos.
En algunos casos, el bien común y los beneficios a mediano y largo plazo pueden funcionar también para fines electorales, pero se requiere de una condición fundamental para lograrlo: el pacto social. Todo acuerdo entre actores sociales debe anteponer el interés colectivo como prioridad sobre los intereses particulares. Si todos los profesionistas, inversionistas y funcionarios somos conscientes de estar impulsando el desarrollo comunitario antes de nuestros intereses personales, podemos tener acuerdos productivos que impulsen soluciones de manera sostenible.

La simplificación extrema de los fenómenos urbanos conlleva el peligro de adoptar soluciones parciales y provisionales que beneficien solamente a una pequeña parte de las personas por poco tiempo. Todos los habitantes somos responsables del correcto desarrollo futuro de los entornos en los que vivimos, por ello nos debemos esforzar en trabajar en conjunto por proyectos colectivos, que nos beneficien a nosotros mismos, en igual proporción que a las demás personas.
Lorenzo Rocha

jueves, 1 de noviembre de 2018

IMAGEN OBJETIVO

La construcción de infraestructuras y equipamientos urbanos responde a decisiones políticas que involucran procesos arquitectónicos y urbanísticos en los que deben participar los expertos mejor calificados según cada especialidad.
Después de conocer la intención del presidente electo, acerca de la suspensión de la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, los profesionistas relacionados con el campo de la arquitectura nos encontramos en un estado de incertidumbre parecido al que experimentamos hace 4 años, cuando se anunció el proyecto de Texcoco. El proceso de decisión para dicho proyecto se llevó a cabo de manera opaca, el público no recibió la información suficiente para poderse formar una opinión al respecto, lo cual resultó en la politización del proceso durante la campaña electoral de 2018, la cual culminó con la reciente consulta pública, que a su vez tampoco ha sido satisfactoria por su escasa representatividad y por no existir un estudio fiable sobre la viabilidad de la alternativa planteada en la propia consulta.
La solución compuesta por la ampliación del aeropuerto actual y la construcción de nuevas pistas en la base aérea militar de Santa Lucía en Zumpango a 47 kilómetros del centro de la ciudad, no está suficientemente sustentada por lo que crea aun mayor incertidumbre de la que se tenía sobre los efectos de la terminal ya en construcción, en los aspectos de su cimentación para evitar hundimientos y del daño ambiental al sistema hidráulico de la cuenca de México.
En resumen, de momento no hay respuestas suficientes para asegurar que en el mediano y largo plazo quede satisfecha la demanda y crecimiento del tráfico aéreo para la capital del país. Además de ello hay una situación inquietante para los arquitectos, la página de internet del presidente electo ha publicado imágenes y planos del proyecto de la ampliación y la terminal en Santa Lucía. El sitio habla incluso de un plan maestro de 23 kilómetros cuadrados y de un anteproyecto para la terminal, aunque lo que es posible consultar parece más bien una imagen-objetivo aun sin desarrollar. Es curioso que la forma de la terminal de Santa Lucía se parece en algunas cosas a la Terminal 2 del aeropuerto actual, sus edificios terminan en cortes a 45 grados y parece ser una construcción de concreto blanco con grandes fachadas de cristal. El sitio no proporciona información acerca del autor del proyecto, pero si deja dudas importantes.
¿Habrá esta vez un concurso para el edificio terminal, en el que se den a conocer públicamente los jueces y las bases para la selección de los participantes? ¿Se harán los estudios pertinentes en las mismas condiciones en que se hicieron para el proyecto de Texcoco? ¿El nuevo gobierno tiene intenciones de transparentar paso por paso el proceso de las licitaciones? De no ser así dentro de tres años podríamos encontrarnos en una situación tan incierta como en la que estamos ahora.

La situación actual puede ser el comienzo de un mecanismo positivo para el futuro del desarrollo urbano en el país, pero únicamente si las nuevas prácticas terminan con los vicios de las anteriores. Solamente si se elimina la opacidad, el autoritarismo, la demagogia y la corrupción habrá servido para algo el amargo momento que estamos pasando, si no es así, la cancelación de la obra en Texcoco habrá sido en vano.
Lorenzo Rocha

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