jueves, 28 de enero de 2010

REGIONALISMO


Si pudiéramos conocer las ideas que están detrás de los proyectos urbanos, muchas veces entenderíamos y apreciaríamos más la arquitectura que nos rodea y dentro de la que habitamos diariamente. Por fortuna, algunos arquitectos también han sido profesores y han dejado textos y documentos que nos ayudan a saber sus motivaciones, sobre todo cuando han construido edificios públicos. Tal es el caso del arquitecto Alberto Arai, autor de las áreas deportivas de la Ciudad Universitaria, de las que destacan los frontones y el diseño del paseo donde se encuentran, donde contó con la colaboración de Luis Barragán, arquitecto paisajista del conjunto. Cuando leemos el texto “Regionalismo arquitectónico”, publicado por Arai en 1955 (tan sólo tres años después de la inauguración de CU), se nos aclara su noción de la arquitectura de raíces locales, que ahora entendemos de modo muy distinto, en parte por nuestra visión fragmentada de los elementos que componen nuestra identidad. Para el arquitecto, “no hay límite preciso entre lo que pertenece al individuo y lo que pertenece al mundo de las cosas propias o extrañas a dicho individuo”, en estas palabras se alcanza a comprender que su intención regional en la arquitectura se aplica en un sentido muy profundo, ya que, según él, “la conexión que existe entre la persona y su medio depende de la mayor o menor intensidad de la consciencia propia de lo que se es o lo que se quiere ser en el mundo”.

Al recorrer el conjunto en dirección de poniente a oriente, los frontones recuerdan claramente algunas de las pirámides de Teotihuacan. Sin embargo, al hacer el recorrido en sentido contrario, descubrimos el interior de los bloques que son completamente ligeros y nos remiten al modernismo. La obra de Arai y sus reflexiones nos recuerdan que como individuos debemos aceptarnos como un todo, compuesto por el medio, al igual que como componentes de éste. Lo mismo sucede con nuestra relación con la historia del lugar que habitamos, por que éste, a su vez, nos habita.

Lorenzo Rocha

miércoles, 27 de enero de 2010

PAISAJE URBANO

OUT/TV
No se pierdan la entrevista con José Manuel Castillo, mañana en Paisaje Urbano (Canal 40, cable 140) y por Internet en www.proyecto40.com.mx (en el area de "Internet TV")

jueves, 21 de enero de 2010

DISCIPLINA O CONTROL


El ser humano es el único animal capaz de autodomesticarse. Los humanos nos dividimos el uso del suelo (urbano o rural) mediante bardas, cercas y toda suerte de límites físicos. Pero también estamos rodeados de límites morales o psicológicos en la forma de leyes, convenciones sociales, reglas de cortesía, remordimientos, culpas y otras tantas normas.

Dentro de estos mecanismos y particularmente en los que aplican al espacio urbano, hay que distinguir aquellos que derivan del control —que normalmente se aplican por medio del Estado y sus sanciones— de los que se imponen por la autodisciplina. Mientras que las infracciones al reglamento de tránsito son coercibles mediante las multas o las grúas, y por lo tanto responden a un mecanismo claro de control policiaco, el hablar bajo en lugares públicos o estornudar con un pañuelo en la boca no son controlables legalmente y deben someterse al criterio y disciplina personal.

También hay una distinción entre control respecto al desarrollo inmobiliario. A pesar de que el uso del suelo urbano es estipulado por los planes de ordenamiento vigentes, los estilos arquitectónicos fuera de las zonas de conservación patrimonial son imposibles de controlar. Hace algunos años discutía con la directora de la Fundación Barragán sobre lo que ella consideraba como deterioro arquitectónico del fraccionamiento Jardines del Pedregal. Yo sostenía que si dicho desarrollo fue realizado como un negocio inmobiliario, era natural que cada persona que comprara un lote fuera libre de construir su casa al estilo que más le complaciera. Por su parte ella sostenía que el Estado debía de controlar las edificaciones para que todas respondieran a los designios de su autor, el arquitecto Luis Barragán. Ahora que el acceso al fraccionamiento es ya irreconocible, flanqueado por edificios de gran altura con cristaleras de espejo, la escultura de Mathias Goeritz se ha vuelto invisible y ha perdido su escala. Quizá, los arquitectos en la Ciudad de México deberíamos ser más disciplinados y no esperar a que sean necesarios los mecanismos de control.

Lorenzo Rocha

jueves, 14 de enero de 2010

AÑOS MÁS TARDE


La colonia Santa María la Ribera, una de las más tradicionales zonas de la Ciudad de México, también se ha distinguido recientemente por su sólido tejido social. Los vecinos de la colonia tienen una amplia conciencia política y se saben organizar para defenderse de la inseguridad, la falta de vivienda y las injusticias sociales. No es coincidencia que la Asamblea de Barrios del Distrito Federal opere de modo muy intenso en dicha área.

Hace aproximadamente cinco años, algunos vecinos de la calle Doctor Atl detectaron que una casa muy importante, que tiene fachada sobre la misma Alameda de Santa María, estaba siendo demolida ilegalmente. La casa donde otrora se hallaba la Biblioteca Agustín Aragón era vaciada por las noches en sacos llenos de escombro. Por denuncia de los vecinos, la residencia fue salvada y ahora ha sido remodelada y restaurada para un centro cultural privado que pronto abrirá sus puertas.

Un caso exitoso desde el punto de vista de la organización para defensa de los derechos civiles es el conjunto de casas construidas a fines del siglo XIX, ubicadas en la calle Eligio Ancona 243/245 (MILENIO 28/06/2007). Dichas casas fueron expropiadas por el gobierno de la ciudad por albergar a grupos criminales durante décadas. Cuando el gobierno advirtió de su próxima demolición, de nuevo los vecinos denunciaron el hecho a las autoridades y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la demolición fue detenida. Más tarde se informó que los inmuebles se destinarían a un centro de atención a las adicciones, noticia que fue muy bien recibida por la opinión pública. A mediados de 2008, el 15 de julio, se dio a conocer públicamente la convocatoria para una licitación que transformaría dichos inmuebles en un Museo de las Ciencias de las Adicciones (un título por demás ambiguo e inadecuado). Las obras debían comenzar en agosto de dicho año y ser entregadas el último día de 2008. A más de un año de esta promesa, nos seguimos preguntando: ¿por qué sigue detenida la obra y no hay noticia de cuándo se inaugurará dicho centro?

Lorenzo Rocha

jueves, 7 de enero de 2010

AGRICULTURA URBANA


Una de las hipótesis planteadas por Henri Lefebvre en su texto La producción del espacio, escrito en 1974, se centraba en la imposibilidad del sistema capitalista para llevar a cabo una planificación urbana de modo satisfactorio. El filósofo francés sostenía que la propiedad privada fragmentaba a tal grado el suelo urbano que sería imposible la evolución de un espacio social integrado mientras prevaleciera dicho sistema económico.

Siete lustros más tarde parece que tal hipótesis se está verificando, a pesar de que tanto la ciudad como la agricultura son productos culturales muy anteriores al capitalismo, que ahora —a diferencia de los años setenta— se encuentra integrado mundialmente.

Precisamente por dificultades de tipo económico, países como Cuba —que hasta 1989 eran casi totalmente dependientes de las importaciones del bloque comunista— han tenido que transformar sus medios de producción para generar el autoconsumo de alimentos cultivados en los vacíos urbanos hasta ahora subutilizados. La ciudad de La Habana es el perfecto ejemplo de la subsistencia generada por la producción del espacio social, al interior de los bloques de vivienda de su régimen comunista transformado improvisadamente en capitalista.

En La Habana el sistema monetario tradicional ha prácticamente desparecido en gran medida, sobre todo en lo que respecta a los bienes de subsistencia básica. Ha sido sustituido por el autoconsumo y el trueque, prácticas que no derivan de ninguno de los sistemas económicos originales y que se relacionan estrechamente con las contingencias de un sistema económico informal.

No sabemos si este desarrollo corresponde de alguna manera a las suposiciones de Lefebvre, pero sí somos conscientes de que el detonador de la actual crisis económica fue el mercado inmobiliario. La agricultura urbana podría convertirse en el primer paso de un nuevo sistema económico que no dependa de la especulación financiera ni del sistema monetario internacional.

Lorenzo Rocha

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