viernes, 30 de octubre de 2009

OUT en el 6o. foro de la Sala de Arte Público Siqueiros


Segunda mesa: Juego e investigación socio-estética
Si es cierto que el arte ya no aspira a cambiar al mundo, ¿cuál
podría entonces ser su papel como generador de experiencias creativas,
excepcionales, lúdicas? Frente al conocimiento utilitarista de nuestro
tiempo, podríamos preguntarnos por la aptitud de ciertas prácticas y
estrategias cognitivas del orden de lo artístico. ¿Hay algunas opciones
para indagar en la vida contemporánea de otra manera? ¿Cómo funciona,
en ese caso, el recurso del método? Con resonancias a un urbanismo
táctico, a una escultura social o a una psicogeografía lúdica, se
revisa en esta mesa la funcionalidad de ciertos conceptos operativos
con los que se pretende estimar la vitalidad de una propuesta.

Office for urban transformation (OUT): Out es
sobre todo una metodología para desarrollar un nuevo tipo de urbanismo
(analizar-soñar-actuar) que trabaja para entender la ciudad, para
descubrir sus cualidades y defectos con métodos hasta ahora
subestimados. Lorenzo Rocha (arquitecto)
www.6forosaps.net

jueves, 29 de octubre de 2009

ARTE POR CORREO


Hoy en día el mundo virtual, que tiene su propio espacio imaginario por donde viajan las imágenes, los textos y los sonidos, parece estar dominado por internet. ¿Cómo se manifestaba este espacio cuando no teníamos acceso a tan masivo medio electrónico? Una revisión del arte previo a la era de internet puede ser la respuesta. Desde esta óptica resulta aún más interesante la exposición recién inaugurada en el Museo de la Ciudad de México. La muestra Arte Correo cuenta con una selección de 200 obras de dicho género, coordinada por el curador Mauricio Marcín. Artistas como Ulises Carrión, Mathias Goeritz, Marcos Kurtycz, Pedro Friedeberg, Maris Bustamante, Mónica Mayer, Manuel Marín, Mauricio Guerrero y Felipe Ehrenberg, entre muchos más, nos muestran su uso del sistema postal como medio para un arte que, entre 1966 y 1987, sirvió como escape al régimen autoritario que en México dio origen a la “Era de la discrepancia”, que paradójicamente fue muy productiva para estos y otros artistas de filiación política izquierdista.

La exposición es impecable en cuanto a su accesibilidad y la documentación que provee al espectador se vuelve una experiencia didáctica sobre el clima de extremo vanguardismo conceptual que se vivió en dicho periodo. Muestra de ello es la parte dedicada al trabajo postal de Felipe Ehrenberg, quien sostuvo una relación epistolar con Alberto Híjar.

Durante la persecución política de la que el artista fue víctima por su participación en el movimiento estudiantil, Ehrenberg comenzó a enviar postales desde Londres a México. La obra se tituló “Arriba y adelante”, consistió de 200 tarjetas postales pintadas a mano que formaban la imagen de una mujer desnuda sosteniendo un balón alusivo al Mundial de fútbol que estaba por celebrarse en México (1970). Una obra con tal contenido contestatario difícilmente habría sido aceptada por las instituciones culturales de la época, por lo que el uso del correo constituyó la creación de un espacio de libertad e independencia en medio de la represión.

Lorenzo Rocha

jueves, 22 de octubre de 2009

PARQUE HUMANO


Peter Sloterdijk, filósofo alemán (Karlsruhe, 1947), que ocasionalmente ha escrito sobre la arquitectura y la ciudad, hace una reflexión profunda en su ensayo Reglas para el Parque Humano. “Lo que se presenta como una reflexión sobre política es en realidad una reflexión fundamental sobre las reglas de manejo de un Parque Humano. Si hay una dignidad de los hombres, que merezca en sentido filosófico ser traída al lenguaje, será sobre todo porque los hombres no son simplemente mantenidos en parques temáticos políticos, sino porque son ellos los que se mantienen allí por sí mismos. Los hombres son seres que se curan, guardan de sí mismos, que generan, vivan donde vivan, un espacio parquizado en torno a sí mismos. En parques urbanos, parques nacionales, parques cantonales, parques ecológicos, en todos lados, deben los hombres formarse una opinión sobre cómo debe ser regulada su conducta consigo mismos”.

Ahora que nos preocupa más que nunca nuestra relación con el medio ambiente, habría que comenzar por recordar que el ser humano es parte de su medio ambiente. Aunque la tradición cultural occidental considere al mundo como un medio para conseguir los fines humanos, la Tierra nos recuerda constantemente que no podemos seguir rompiendo con su equilibrio. Para satisfacer sus necesidades de espacio, el ser humano no puede evitar dañar al medio ambiente, los lugares donde antes había bosques, selvas o lagos, se han transformado en ciudades.

Por definición, el urbanismo es incompatible con la naturaleza. Sería absurdo pensar que debemos poner fin a la urbanización para dejar de dañar al medio ambiente, pero no existe ninguna razón para que no exista cohesión entre ambos. Las ciudades nuevas, si no son eficientes en el manejo del agua, los desechos y las edificaciones, simplemente no podrán subsistir. La urbanística centralizada y especulativa —casi dantesca— que se practica en nuestros tiempos y en nuestras ciudades es indudablemente la antítesis de la práctica equilibrada que urgentemente necesitamos.

Lorenzo Rocha

jueves, 15 de octubre de 2009

LA VIDA EN ROJO


¿Si un espacio lo pintamos todo de un color sigue siendo ese mismo espacio? La experiencia del espacio es sinestética, se percibe por transferencias entre modalidades sensoriales. Nuestros sentidos perciben estímulos sensoriales: visuales, auditivos, olfativos, táctiles y gustativos simultáneamente. El color es determinante para la sinestesia, aunque no cambie las dimensiones físicas del espacio.

Según los rasgos culturales del sujeto, la percepción del espacio es distinta, la proxémica es un rasgo sociocultural y geográfico. En algunas culturas y geografías no se usan colores cálidos en los espacios habitacionales, ya que se consideran opresivos o hacen parecer más pequeñas las habitaciones. Esto es muy claro en una cultura como la mexicana, o bien en Brasil, país de origen de Cildo Meireles, quien expone ahora en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

La instalación “Desvio para o vermelho 1967-1984” (“Desvío al rojo”) consiste en la acumulación de objetos cotidianos en tonos de rojo, coleccionados durante 17 años, con los que el artista acondiciona un espacio que sugestiona nuestra percepción porque nos resulta extraño su carácter monocromático. “Como antítesis al exceso, encontramos la reducción extrema cuya forma más intensa es la monocromía, recurso frecuente a principios del siglo XX como elemento de búsqueda del ‘arte puro’ y que Cildo Meireles carga de simbolismo y connotaciones no artísticas”.

En esta descripción de Guy Brett, curador de la exposición, parece ignorarse el hecho de que la instalación consta de dos espacios, uno en el que se encuentran los objetos cotidianos y otro poblado sólo por una botella de un líquido rojo, una gran mancha en el suelo del mismo color y, al fondo, un lavabo de donde sale un líquido que bien parecería sangre. Con esta segunda habitación, el artista busca causar una impresión en los visitantes, más que reforzar la experiencia física del espacio refuerza su parte emocional. Lo que el crítico parece soslayar es la característica implícitamente narrativa de la pieza.

Lorenzo Rocha

jueves, 8 de octubre de 2009

SOLO RECUERDOS



El proceso de visualización creativa, necesario para la concepción de cualquier espacio arquitectónico, se experimenta de forma mixta: entre el ejercicio de memoria aleatoria de los espacios vividos por el artista, y la aplicación de la imaginación proyectada a los futuros espacios. Se le llama proyecto en parte porque es un tipo de proyección que podría definirse como “memoria del futuro”.

“Cuando empiezo un proyecto, comúnmente lo inicio sin tocar un solo lápiz, me siento y trato de imaginar las cosas más locas. Es un proceso de locura”. En este caso se trata de una referencia anecdótica de una conversación entre Luis Barragán y algún periodista extranjero en 1980, cuando el célebre arquitecto mexicano fue reconocido con el premio Pritzker, máximo galardón internacional para un arquitecto. Como referencia a alguna de sus fuentes urbanas (posiblemente la “fuente de los amantes”, que se encuentra en el fraccionamiento “Los Clubes”, en el Estado de México, construida en 1964), el arquitecto le cuenta al periodista acerca de las acequias del pueblo donde solía vacacionar en su infancia: Mazamitla, Jalisco. En las calles de ese pueblo, él recordaba que había un sistema de troncos huecos elevados sobre horquetas, que llevaban el agua por las calles hasta las fuentes de cada patio doméstico. Cuando el periodista le pide si tiene alguna fotografía de la época, el arquitecto responde defensivamente con esta simple frase: “No hay fotografías sólo recuerdos”.

Más tarde el periodista encuentra fotografías de la época y se percata de que tales troncos nunca existieron.

La anécdota, en su componente mitológica, nos deja más interrogantes que certezas. ¿Qué es más importante? ¿El hecho sucedido en el pasado o nuestra memoria de éste? ¿No sería preferible recordar los lugares que habitamos de pequeños, sin recurrir a elementos documentales como fotografías y películas? ¿Dónde reside la fuente de la creatividad: en las experiencias o en las reconstrucciones poéticas que somos capaces de crear?

Lorenzo Rocha

jueves, 1 de octubre de 2009

AQUÍ AHORA



Si Usted está leyendo esto, entonces Usted está aquí. ¿Dónde? ¿El texto también es un espacio?

El espacio que llamamos virtual también es un espacio real. Aunque no sea un lugar físico, sigue existiendo y por lo tanto forma parte de la realidad. Cuando pienso en un espacio como éste —la cuarta columna de la sección cultural del diario MILENIO— no suelo asumir que existe la posibilidad de habitarlo, como si se tratara de habitar una casa.

Cuando Usted lee esto, ¿dónde se encuentra? ¿Está Usted en una habitación o dentro de esta página del periódico?

La información que penetra a nuestra mente a través de la retina —se trate de textos o imágenes— tiene la capacidad de absorber totalmente nuestra atención y transportarnos a otros sitios. Quizá por esa razón la palabra imaginación deriva de la palabra imagen. Pero la literatura no predetermina a la imaginación, del modo como lo hacen la fotografía o la cinematografía, en la lectura somos nosotros quienes le ponemos cara a los personajes. El texto es un vehículo que nos transporta de un modo distinto que la imagen, mucho más abierto a nuestra propia capacidad de ensoñación. Las palabras tienen además una componente que se podría decir que es sonora. Las oraciones resuenan dentro de nuestra cabeza, aunque no las escuchemos con los oídos. Aunque no escuchemos las palabras que leemos, éstas sustituyen al constante y caótico balbuceo de nuestros pensamientos, hacen callar al inconsciente. Nos transportan a una situación espacio-temporal indefinida, donde no existe el futuro, sólo el presente, como si se detuviera el paso del tiempo. La página de un libro es una “Especie de espacio”, ya lo describió magistralmente Georges Perec en un genial libro que lleva precisamente ese mismo título.

Lugar, tiempo, viaje, imaginación, son ideas lo bastante interesantes como para que merezca la pena romper el silencio blanco del papel.

Lorenzo Rocha

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