jueves, 30 de diciembre de 2021

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

Despedimos el 2021 con muchas preguntas sin respuesta, la incertidumbre ha sido la tónica de los últimos tiempos, de la cual no están exentos el urbanismo ni la arquitectura. Propongo la reflexión profunda sobre la casa y la ciudad, como tarea para el año que esta por comenzar.

¿Por qué cada vez hay menos viviendas diseñadas por arquitectos y más por promotores inmobiliarios? ¿Por que la mayor parte de las casas en México y Latinoamérica hoy en día son autoconstruidas? ¿Por qué los servicios de un arquitecto/a son inaccesibles para la mayoría de la población? ¿Cómo podemos contribuir los arquitectos y urbanistas a restaurar los lazos de la comunidad?
Los tiempos en los que vivimos exigen que indaguemos más acerca del ¿porqué? de la arquitectura y menos sobre el ¿cómo? Estamos acostumbrados desde hace más de cien años a un determinismo propio de la era tecnológica e industrial, que pone todo el esfuerzo y los conocimientos al servicio de la eficiencia y en reducir el costo y tiempo de la construcción. Parece ser que la actividad principal de los profesionales dedicados a la arquitectura es solamente la elaboración de proyectos que aceptan los parámetros decididos de antemano por los clientes o promotores, sin cuestionar sus fundamentos, ni contribuir a mejorarlos con argumentos críticos.
Como decía Hannah Arendt, “Si sucediera que el conocimiento y el pensamiento se separasen definitivamente, nos convertiríamos en impotentes esclavos, no tanto de nuestras máquinas como de nuestro saber-hacer. Irreflexivas criaturas a merced de cualquier artefacto técnicamente posible, por muy mortífero que fuera.” Si bien su declaración parece referirse más a artefactos tecnológicos, afecta también a la vivienda, sobre todo cuando la casa se concibe como “máquina de habitar”, el discurso iniciado por Le Corbusier desde 1921, que parece que aún no hemos superado. 
Hoy en día resulta ineludible preguntarse porqué las ideas arquitectónicas contemporáneas están tan alejadas del público usuario.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 22 de diciembre de 2021

CONTRACULTURA

 Cuando vemos fotografías de los jóvenes arquitectos vanguardistas europeos de los años sesenta, nos parecen personajes similares a los anarquistas radicales. Tanto los integrantes de los grupos italianos Superstudio y Archizoom, como los ingleses de Archigram, de hecho fueron activistas en las revueltas universitarias de sus ciudades en 1968 y los siguientes años.

Los grupos de la contracultura arquitectónica de los años sesenta y setenta en Europa comparten visiones diferentes entre sí, pero todas son contrarias al racionalismo y al internacionalismo y en cambio, favorables al “anti-diseño” o “anti-arquitectura”, corrientes de pensamiento que se manifestaron solamente mediante la gráfica y el dibujo de ciudades y grandes máquinas habitables distópicas, utópicas e irrealizables. La intención clara de dicho movimiento, no fue plantear futuros posibles, sino criticar irónicamente la visión futurista de los arquitectos dominantes, mediante situaciones que rayan en lo absurdo.
Los arquitectos italianos de Archizoom presentaron en 1970, un proyecto para-radical de utopía urbana bajo el título “No-stop city”. El concepto de “ciudad sin arquitectura” que plantea esta mega-construcción urbana, es que la forma arquitectónica se torna imperceptible para sus habitantes cuando su extensión se vuelve ilimitada. La arquitectura deja de ser “edificio” u objeto perceptible y se transforma en espacio puro, dejan de existir el exterior y las fachadas. 
Según el crítico italiano Germano Celant, este grupo destacó por su actitud crítica contra el modernismo extremo convertido en un movimiento cultural dogmático e internacional, que en su caso extremo, terminaría por cubrir todo el planeta bajo un solo techo homogéneo y abstracto, anulando los matices locales que cada cultura aporta a la construcción, marcando el fin de la construcción vernácula. La postura de Archizoom es una parodia del Estilo internacional, que propugnaba una sola manera correcta de hacer arquitectura, que debía difundirse a nivel mundial.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 16 de diciembre de 2021

LA PLAZA Y LA CALLE

La plaza es al pueblo, lo que el parque urbano es a la ciudad. Los habitantes de ambos entornos se esfuerzan por una parte, en urbanizar el campo y por la otra, en naturalizar a la ciudad, pero el urbanismo cubre todo el espacio planetario por igual. 

Los espacios exteriores en la ciudad y en el pueblo, son objeto de distintas consideraciones filosóficas que resultan muy interesantes, por su papel en el desarrollo de las comunidades. La plaza y la calle son los espacios para lo común.
Hannah Arendt escribió en 1958 que la emergencia de lo social, que llega hasta el poder político se verifica en los “espacios de aparición”, que no solo son espacios físicos, sino cualquier medio por el cual podemos presentarnos ante los demás y expresarnos con libertad.
Esta visión, algo idealista, se contrasta con lo que Michel Foucault explica en 1975. El espacio público es es lugar donde las autoridades vigilan a los ciudadanos y ejercen su control mediante la disciplina y castigo. A Foucault lo inspiran las ideas de Jeremy Bentham acerca del panóptico, un dispositivo arquitectónico centralizado, construido para vigilar y castigar.
Ambas teorías contrastan con una tercera manera de concebir la vida en el espacio público, sobre todo en la época actual en la que la video-vigilancia se ha extendido a todos los rincones del planeta y somos vigilados por las máquinas que se supone están a nuestro servicio. Esto solo deja la opción de utilizar la plaza y la calle como espacios de resistencia. Esto ha sido evidente en las protestas públicas en Hong Kong o en Chile, que fueron muy intensas en 2019. Los manifestantes se cubrieron los rostros para no ser identificados por los dispositivos de vigilancia. Sin embargo, seguramente los algoritmos de interpretación de imágenes ya se deben haber actualizado para reconocernos, dado que ahora casi todos llevamos mascarillas por las calles, plazas, comercios y en todos los demás lugares públicos.
Lorenzo Rocha

 

lunes, 13 de diciembre de 2021

OJOS QUE NO VEN

(Texto publicado en el libro "México. Una obra de arte", editado por la Fundación BBVA-Bancomer)

El desarrollo tecnológico es redundante. La fotografía, una técnica y arte del Siglo XIX, se utilizó al principio del Siglo XX como el instrumento predilecto para registrar el progreso tecnológico moderno. Tecnología para retratar a la tecnología.

Al principio la cámara obscura no captaba a los objetos en movimiento, debido al largo tiempo de exposición que requerían las placas. Las primeras fotografías fueron de arquitectura. 

Pero apenas les fue posible, los fotógrafos comenzaron a documentar todo lo que se moviera. Los tranvías de París, fortografiados por Eugène Atget (imagen fija de un objeto móvil), las locomotoras filmadas por los hermanos Lumière (imágenes en movimiento de objetos móviles), todos ellos dieron cuenta de las máquinas introducidas en su vida cotidiana.

Manuel Ramos hizo lo mismo en la ciudad de México. Recorrió la ciudad de un lado al otro, fotografíando automóviles, aviones, edificios inconclusos, como el de la sede de la Lotería Nacional sobre el Paseo de la Reforma, un esqueleto de acero aún esperando a ser recubierto de piedra. Paseó por la colonia Roma, donde retrató a la actriz de cine silente Dora Vila, junto a un automóvil gris y con el mítico Edificio de las Brujas como fondo. En 1911 viajó a las afueras de la ciudad para documentar una exposición aeronáutica ¿Cómo habrá conseguido fotografíar un avión en pleno vuelo con su pesada cámara?

“Ojos que no ven... los aviones”, escribió Le Corbusier en L’ésprit Nouveau en 1921, como un llamado de alerta a sus colegas los arquitectos respecto a su atraso tecnológico en comparación con la ingeniería de su época. Si los aviones eran máquinas para volar, los ferrocarriles, automóviles y barcos máquinas para el transporte, según Le Corbusier las casas debían ser las “Maquinas para habitar”.

Aquí estamos, cien años después, dudando de las bondades de la tecnología, pero aún aferrados a las fotografías.

Lorenzo Rocha


 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

PRÁCTICAS ESPACIALES

Es sorprendente que la arquitectura, el urbanismo, la geografía, la sociología o la política ya no son campos de conocimiento que tienen un alcance suficiente para estudiar por sí solos los fenómenos espaciales a nivel global.

Algunos trabajos académicos, en su búsqueda de los términos más adecuados para definir sus contenidos, dan con hallazgos que emprenden nuevas formas de entender ciertas partes de la realidad, o incluso fabricarlas.
Tal es el caso del libro “Visibilidad e interferencia en las prácticas espaciales”, publicado por Brumaria y 17, Instituto de estudios críticos, en junio pasado. Sus editores y co-autores: Daniella Blejer, Oliver Davidson, Hugo López-Castrillo y Eugenio Santangelo, en el afán de unificar en una sola obra, los ensayos de sus 19 colaboradores en torno a muy distintas visiones de la espacialidad contemporánea, se sirvieron de una estrategia editorial basada en tres bloques, uno de 7 y dos de 6 ensayos, a los que nombraron respectivamente: “Coordenadas”, “Fallas” y “Rutas”. Con ello consiguieron englobar reflexiones sobre arte, teatro, activismo, informática, vigilancia, política, sociedad, cartografía e incluso ficción en una mirada polifónica, cubierta bajo el manto general de su relación con los espacios.
Con su visión crítica, José Antonio Sánchez cuestiona la autonomía de la ficción en el arte, dentro y también fuera de sus marcos y escenarios, poniendo en duda los límites mismos de la supuesta ficción estética en piezas como “Palabras ajenas” (1967), del artista argentino León Ferrari, en la cual “dialogan” personajes históricos y mitológicos que nunca estuvieron en contacto. En su obra teatral, Ferrari crea el “espacio” para que sucedan estas conversaciones imposibles.
De este modo surge “Visibilidad e interferencia...”, una obra de referencia en la que cada parte tendrá mayor o menor utilidad, según los intereses de cada lector. Pero gracias a su orden por bloques, tiene hasta cierto punto una cohesión total como la de un mapamundi, pero sin dejar afuera a la utopía, “aquel lugar al que la humanidad siempre llega”, según Oscar Wilde.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Arquitectos sin arquitectura (17 radio)

 

El próximo miércoles 8 de diciembre a las 12:00 (México) 19:00 (España), conversaremos con Asier Santas, doctor arquitecto y profesor. 

Sintonicen 17radio.org 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

CASA DEL FASCIO

Giuseppe Terragni, arquitecto italiano (1904-1943) a pesar de corta vida, ha pasado a la historia por ser el precursor del racionalismo en Italia, un movimiento de vanguardia, a pesar de trabajar para el Fascismo de Benito Mussolini, uno de los regímenes totalitarios del siglo XX. El cual se identificaba con la antigua Roma imperial.

Es muy interesante notar la diferencia entre dos expresiones arquitectónicas tan distintas, dirigidas por dos gobiernos tan similares. El nazismo eligió imitar las formas de la antiguo imperio Romano-germánico, que su arquitecto oficial Albert Speer, materializó en obras monumentales como el proyecto para el Campo de congresos en Nuremberg (1934) y el Estadio Olímpico de Berlín (1936). 
Al mismo tiempo, el fascismo contrataba arquitectos como Gio Ponti y Giuseppe Terragni, con expresiones abstractas y racionalistas de vanguardia. 
Este último realizó entre 1932 y 1936 una obra notable en el centro de Como, la famosa Casa del Fascio. Se trataba de la sede del partido oficial, justo frente a la catedral. El edificio contaba en el interior con obras de arte abstractas complementadas con retratos de Mussolini, pintadas sobre algunos muros por el artista Mario Radice. Estos iconos fueron retirados en 1945, tras la caída de la República Social Italiana.
El edificio está diseñado para aprovechar la luz natural y las vistas al máximo, con fachadas dobles y terrazas en la ultima planta. También cuenta con un gran vestíbulo abierto donde se llevaban a cabo reuniones numerosas, en contacto directo con la plaza.
Tras el fin de la guerra fue renombrado como “Casa del pueblo” y ha albergado a los carabineros y a la guardia de finanza, por lo que no ha dejado de pertenecer al Estado.
En el caso de los edificios fascistas italianos, al ser racionalistas, no representaron simbólicamente al régimen del que emanaron, por esta razón, las instituciones que los han utilizado, han podido cambiar fácilmente la percepción del público y disociarse de la ideología de la que tuvieron su origen.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 25 de noviembre de 2021

ARQUITECTOS SIN ARQUITECTURA

La arquitecta Jennifer Bonner, imparte un curso en la Universidad de Harvard que se llama: “Representation first (!!!!), then Architecture”, su estudio, llamado Mall, produce arquitecturas ficticias e instalaciones temporales de gran calidad, entre ellos destacan las imágenes producidas por Kenneth Robin.

Tal parece que desde hace décadas, los arquitectos nos hemos desconectado de la arquitectura construida. Ahora observamos, sobre todo en las escuelas de arquitectura, que el foco de interés de los estudiantes es la representación gráfica, tridimensional, informática, modélica. Se invierte gran cantidad de tiempo y esfuerzo en la generación de imágenes ficticias, que son prácticamente imposibles de materializar. Tradicionalmente, al menos desde el siglo XVIII, no todos los arquitectos se han dedicado a la construcción, muchos han pasado a la historia solamente por sus dibujos e ideas. Por ejemplo, las construcciones dramáticas plasmadas en los grabados del arqueólogo Giovanni Battista Piranesi. Los proyectos utópicos de Étienne-Louis Boullée y Nicolas Ledoux y más recientemente las arquitecturas fantásticas de Lebbeus Woods (1940-2012), se complementan con la proliferación actual de infinidad de dibujos fabulosos, realizados gracias a la tecnología informática, como los del arquitecto argentino Hernán Díaz Alonso, por mencionar alguno.
Por otra parte está la escasez y baja calidad vivienda, un problema creciente por todo el mundo, que se manifiesta de dos maneras. La primera es la vivienda comercial ofrecida por los promotores inmobiliarios, la cual se realiza de acuerdo a repeticiones con variaciones mínimas de modelos probados por su éxito económico, en esto los arquitectos participan de modo muy limitado. La segunda es la autoconstrucción, que es la única solución a la que pueden recurrir las personas de bajos recursos que no son sujetos crediticios y que producen sus viviendas precarias con poca solidez y con la amenaza constante de desalojo, en esto los arquitectos simplemente se colocan al margen.
La pregunta es entonces: ¿como se ha originado esta separación entre arquitectura y construcción? ¿Han sido los arquitectos quienes se han automarginado del proceso, o ha sido la industria y la precariedad la que los ha expulsado? Los urbanistas, arquitectos, ingenieros, aparejadores y maestros de obra, son los profesionales más capacitados para ocuparse de los procesos de planificación, proyección y ejecución de las obras, pero su participación real es de entre 10 y 25 por ciento de los casos. Es incomprensible que participen tan poco en la realidad constructiva urbana y rural.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

HABITAR EL MITO

La arquitectura, es el “testigo insobornable de la historia” según Octavio Paz. Los lugares que han sido ocupados por nuestros ancestros, no pueden ocultar los devenires de la historia.

Muchos edificios han sobrevivido a distintas épocas históricas y han albergado en su interior a habitantes con diferencias ideológicas irreconciliables. Por ejemplo, en la calle Domagk en el nordeste de Munich, se encuentran unas casernas que fueron construidas entre 1936 y 1938 para albergar a los pilotos y operadores de la Luftwaffe, pilar militar de la Alemania nazi. El complejo operó hasta la caída del Tercer Reich, cuando fue ocupado por militares estadunidenses, quienes por órdenes de la Organización de naciones unidas, lo transformaron en campo de refugiados. 
Durante la década de 1990, después de un largo período de abandono, el ayuntamiento de la ciudad permitió que se usaran como viviendas, escuela de música, estudios para artistas y talleres de reparación de automóviles antiguos. Durante este tiempo se les conocía como Funk-kaserne, pero finalmente hace aproximadamente 15 años, por la privilegiada ubicación del complejo y su acceso directo a zonas verdes, la presión inmobiliaria fue demasiado fuerte y el ayuntamiento debió desalojar a sus habitantes, en su mayoría inmigrantes extranjeros.
La mayor parte de ellas fue demolida, salvo un par de pabellones que hoy albergan a una galería de arte. En su lugar se encuentran edificios de apartamentos nuevos de vivienda comercial de clase media-alta.
Un lugar creado por una ideología fascista, se fue transformando a lo largo de 80 años en sitios ocupados por diversos habitantes, hasta sucumbir ante el aburguesamiento característico de nuestra sociedad capitalista, dominada por el libre mercado.
Quienes han vivido allí, sin excepción, han sido habitantes de mitos: el mito de una sociedad de raza pura, los mitos de la libertad, de la democracia, de la diversidad. Hoy en día la realidad nos muestra que las leyes superiores que nos gobiernan y en las cuales se apoya nuestra ideología, son las leyes económicas del mercado.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 10 de noviembre de 2021

SOBREMODERNIDAD

El antropólogo francés Marc Augé ha hecho una introducción muy interesante a la “Antroplogía de la sobremodernidad”, en su libro “Los no lugares. Espacios del anonimato”, publicado originalmente en 1992.

 

Vivimos una época donde hay exceso de todo: de información, de velocidad y de exposición individual. Podemos enterarnos instantáneamente de un acto violento que sucede en cualquier parte del mundo, mientras está ocurriendo. Podemos desplazarnos al otro lado del globo en cuestión de horas, a mil kilómetros por hora, una velocidad jamás alcanzada antes por un ser vivo. Finalmente todos podemos mostrar nuestros talentos y atributos, además de expresar nuestras opiniones en público, sin necesidad de ningún tipo de filtro ni valoración profesional, gracias a las redes sociales informáticas.
Todos estos fenómenos en su conjunto, por desgracia han acarreado tantas consecuencias negativas como beneficios, debido simplemente a su proliferación excesiva. Es sin duda positivo que tengamos acceso a la mayor cantidad posible de información disponible, pero si la recibimos sin medida, nos provoca una sensación de ansiedad que es muy perjudicial. Además los medios masivos de comunicación eligen y presentan los hechos con un sesgo comercial, regulado por la mercadotecnia. De igual modo, es maravilloso poder conocer todos los extremos del planeta en corto tiempo, algo que en la antigüedad nadie podía haberse imaginado. Julio Verne planteaba la hazaña de dar la vuelta al mundo en 80 días, lo cual sería casi ridículo hoy en día. Sin embargo el exceso de tráfico aéreo ha desencadenado problemas urbanos como la contaminación atmosférica y sonora, las consecuencias de los viajes en avión las pagan también quienes no utilizan este medio de transporte, que es la gran mayoría de la población.
Por último está el exceso de exposición en redes sociales, que afecta la privacidad y trastorna la autoestima de muchos jóvenes que aun no tienen la madurez para ser famosos y difundir sus imágenes y pensamientos a un público que en la mayoría de los casos abusa de esa información personal.
Lorenzo Rocha

 

lunes, 8 de noviembre de 2021

Arquitectura sin arquitectos (17radio)

El próximo miércoles 10 de noviembre a las 12:00 (México) 19:00 (España), presentaremos el libro "Arquitectura sin arquitectos" de Sandra Calvo, artista visual y experimental. 

Sintonicen 17radio.org 

jueves, 4 de noviembre de 2021

FRONTERAS IMAGINARIAS

En África se han creado 12 nuevos países durante los últimos 50 años. Muchos de ellos han cambiado de nombre desde su independencia de sus colonizadores europeos, sus fronteras se han alterado y aun así siguen siendo inestables políticamente. Parece ser que en aquel continente es donde ha sido más difícil de implantar la idea europea de Estado nacional.

Las únicas fronteras físicas que existen y que dividen inevitablemente a los países y a sus culturas, son aquellas provocadas por barreras geográficas. Es muy claro que México y los Estados Unidos estén separados por el río Grande o que Francia se halle delimitada geográficamente de España e Italia por las cadenas montañosas de los Pirineos y los Alpes, respectivamente.
Las otras fronteras son exclusivamente políticas y en muchos casos totalmente artificiales, hechas coloquialmente con lápiz y regla sobre un mapa. No es que sean totalmente gratuitas, ya que tienen cada una sus motivos y funciones, principalmente económicas, pero son en ocasiones insostenibles y generadoras de problemas muy complejos.
Otro factor que separa a las naciones es la lengua, la cual a veces se relaciona con las fronteras (geopolíticas), pero en otros casos también es una característica impuesta artificialmente, sobre todo en los casos de las naciones poscoloniales.
Por ejemplo, en Sudáfrica se hablan 11 lenguas autóctonas como el Zulú, el Xhosa y el Sesotho y cientos de dialectos distintos, además del inglés y el afrikaans. Esto dificulta la integración cultural de la mayor parte de la población, que no solamente está separada por sus características raciales o pueblos originarios.
Hoy en día el concepto de frontera debe ser revisado, ya que el Estado mismo también es cuestionable. Las formas más primarias de organización política, como la aldea, la tribu o el burgo, se diluyen y se complican cuando se fusiona a varias de ellas para crear naciones. Mientras más extenso es el territorio de una nación, más indefinida será la identidad de sus pobladores bajo un solo nombre, himno, bandera, moneda o idioma.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 28 de octubre de 2021

USO Y CONSUMO

El libro “La condición humana”, escrito en 1958 por Hannah Arendt, ha sido estudiado principalmente desde puntos de vista como la sociología y la filosofía política, pero no fue considerado desde la antropología, hasta que lo hizo Paul Ricoeur en 1983. 

En la clásica obra de Hannah Arendt aparecen conceptos muy importantes para el análisis de la situación de la humanidad en la época moderna. Arendt considera que el dilema del hombre moderno tiene que ver en gran medida con lo efímero de lo que produce mediante su trabajo. Arendt sostiene que los humanos somos los únicos seres capaces de concebir la idea de eternidad, pero lo hacemos desde la consciencia de nuestra propia mortalidad. Según la filosofa alemana, los objetos mundanos producidos mediante el trabajo humano, entre los que incluye a la arquitectura, la pintura, la literatura y otros más, nos dan la posibilidad de trascendencia y la ilusión de inmortalidad. De este modo, los edificios construidos en piedra, acero u hormigón, los cuadros pintados al óleo sobre lienzos, e incluso los libros en papel o hasta digitales, deberían mantenerse en buen estado para que sirvieran a las personas por toda su vida y que estas pudieran heredarlos a sus descendientes, para que dieran testimonio de lo que fueron capaces de producir mientras vivían. Pero en nuestros tiempos, muchos de esos objetos son efímeros debido a que el sistema capitalista los ha convertido en bienes de consumo. La crítica insistente de Arendt es que durante la modernidad se ha cambiado el lugar del trabajo por el de la labor de supervivencia. 
El objetivo del trabajo humano, debería ser la producción de objetos de uso, no de consumo y su meta debería ser la durabilidad de dichos objetos.
En nuestros tiempos, es muy frecuente que la gente cambie de casa más de una vez durante su vida y que los apartamentos pasen a ser propiedad de nuevos dueños, quienes los renuevan y en ocasiones los demuelen para dar lugar a nuevos edificios. El arte en general se sostiene en formatos cada vez menos duraderos y ya son pocos los casos en que se pintan murales u obras integradas a la arquitectura y que están concebidas para trascender la vida de sus creadores. Cada vez tenemos menos libros en nuestras estanterías y aquellos que leemos en nuestros dispositivos electrónicos, los borramos después de leerlos, para dejar espacio de almacenamiento para ser ocupado por nuevos textos, imágenes y videos 
La biografía de cada persona es un relato más corto y limitado que la escritura de la historia, por ello “los objetos son documentos y monumentos del pasado”, sin embargo, este legado está cada vez volviéndose más escaso.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 21 de octubre de 2021

MÁQUINAS HABITABLES

En 1921, Le Corbusier presenta su idea de la “máquina de habitar”, en su texto “Ojos que no ven… los aviones”: “El problema de la casa no se ha planteado. Los elementos actuales de la arquitectura ya no responden a nuestras necesidades. Sin embargo existen las normas de la vivienda. La mecánica lleva en sí el factor de economía que selecciona. La casa es una máquina de habitar”. 

Resulta especialmente interesante, la anécdota contada por Beatriz Sarlo, en la segunda parte de su libro “La máquina cultural”. El pasaje que narra la relación de Victoria Ocampo con Le Corbusier, cuando en 1926, ésta le encargó varios proyectos en Buenos Aires que no se realizaron, por falta de inversores, para finalmente gastar todo su dinero y encargarle una “casa moderna” en 1928 al arquitecto local Alejandro Bustillo, el cual acepta pero la realiza de mala gana. Todo un ejemplo del intento de traducción de ideas vanguardistas extranjeras en un medio que no las acepta. 
La “máquina cultural”, recuerda al “dispositivo arquitectónico” de Michel Foucault, que es una adaptación de la idea de Panóptico de Jeremy Bentham al modelo de prisión, convento, fábrica, colegio u hospital, que caracterizan al argumento central expuesto por Foucault en “Vigilar y castigar”.
Lateralmente el concepto arquitectónico de máquina aparece en Guido Canella, en su tratado sobre las formas teatrales. El “Teatro-máquina” o teatro desmontable, el cual llega a su máxima expresión en el proyecto no realizado para el Totaltheater de Walter Gropius. 
Esta tradición continúa hasta las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, cuando el grupo Archizoom crea su proyecto utópico “No stop city” y paralelamente otro grupo, Archigram compite con su idea de “Instant city”. Ideas utópicas que tuvieron influencia importante sobre Renzo Piano y Richard Rogers, quienes las materializaron en su proyecto para el Centro Georges Pompidou en Paris, construido de 1971 a 1977. Quizá la idea de máquina cultural llevada a un extremo excesivamente literal.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 13 de octubre de 2021

ABSTRACCIÓN

Theodor W. Adorno y Max Horkheimer hacen una crítica al mundo moderno en su obra clásica de 1944, “Dialéctica de la ilustración”. Los autores critican a la ilustración como un movimiento que, en busca de la certeza, eliminó el contacto de las personas con la imaginación.

Los mitos y las creencias ancestrales han pasado a segundo plano en el mundo moderno. Ahora que casi todo se puede explicar científicamente, la razón ha sustituido a la imaginación. Pero el ser humano no ha perdido su parte espiritual y sigue creyendo en lo divino y en la magia. Esta fuerza emocional humana, ha sido transferida perversamente hacia el campo de la propaganda y la publicidad, para persuadir a las personas para que voten por tal partido político o compren algún producto específico, aprovechándose de sus temores y prejuicios.
La arquitectura juega un papel importante dentro del valor simbólico representativo de las construcciones, en cuanto a la materialización de las instituciones o corporaciones a las que albergan. El edificio para un banco o para una institución de justicia, debe expresar confianza, solidez y durabilidad, que coinciden con los atributos de las entidades que los encargan a los arquitectos. 
Al respecto Adorno y Horkheimer escriben: “La victoria (de la técnica publicitaria) es tan completa que en los puntos decisivos ni siquiera tiene necesidad de hacerse explícita: las construcciones monumentales de los gigantes, publicidad petrificada a la luz de los reflectores, carecen de publicidad y, todo lo más, se limitan a exponer en los lugares más altos las iniciales de la firma, lapidarias y refulgentes, sin necesidad de ningún autoelogio.” Este es el modo como los arquitectos colaboramos con el poder, voluntaria o involuntariamente. Es mejor que al menos lo tengamos claro y si estamos a favor de ello, tengamos la honestidad de manifestarlo abiertamente, sin doble moral, o de otra manera, negarnos a colaborar con dichas instituciones.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 6 de octubre de 2021

TERRITORIO CRÍTICO

En 1977 la pareja de diseñadores Ray y Charles Eames realizaron un cortometraje notable para la empresa IBM, el cual llevó como título “Powers of Ten” (potencias de diez) y consiste en alejamientos de distancias en potencias de 10, hasta la escala galáctica, seguido con acercamientos que llegan hasta una molécula de carbono.

Al igual que el tiempo no es lo mismo que el reloj, el territorio no es lo mismo que el mapa. Para la mayoría de las personas es muy difícil imaginar un territorio que no esté definido por límites y fronteras. Pero hay sin duda territorios que van más alla de lo que los geógrafos han calculado para definir la división política entre países. Existen formas de entender la identidad desde ópticas existenciales, emocionales, tradicionales, que están por encima de las valoraciones geográficas. Las diásporas, las identidades meta-geográficas, el lenguaje y las comunidades virtuales, también son constituyentes de territorios, que unen a personas que se localizan en lugares físicos muy distintos.
Pensar de manera crítica sobre el territorio nos permite integrarnos más dentro nuestras diferencias, identificando con mayor facilidad lo que tenemos en común con los demás, en lugar de centrarnos tanto en las etiquetas como mexicano, latinoamericano o europeo. Al territorio critico le interesan los espacios habitados, de cualquier escala, desde una habitación hasta un continente, e incluso un planeta.
La economía es un concepto fundamental en las relaciones humanas, desde su acepción más fundamental como “cuidado de la casa”, hasta la medida normativa de las relaciones internacionales. Cuando dos países entran en conflicto de intereses, como han sido Cuba y los Estados Unidos, uno “embarga” los productos del otro, captura sus puertos y anula sus flotas navieras, causándole daños económicos en la forma de sanciones comerciales, que resultan en el empobrecimiento de sus habitantes. Este es el más cruel uso de la economía como herramienta o arma política.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 30 de septiembre de 2021

FICCIÓN

Michel Foucault dictó una conferencia en 1978 titulada “¿Qué es la crítica?”, en la cual expuso su concepto sobre la actitud crítica, situada entre la alta empresa kantiana (del Aufklärung) y las pequeñas actividades polémico-profesionales. Para Foucault, la crítica es sinónimo de virtud y representa una condición humana de madurez, mediante el cuestionamiento del saber-poder de la autoridad.

La teoría de la arquitectura se ha ido separando de la crítica, a medida en que ha crecido dentro de ella la cantidad de autores con una tendencia hacia lo críptico, que se empeñan en utilizar premisas importadas de disciplinas como la neurología, la física y otras ciencias, cuyos conceptos son casi imposibles de relacionar con la construcción y el diseño. Con ello, en lugar de contribuir a aclarar el estado de la disciplina arquitectónica, contribuyen en cierta medida a oscurecerla.
El teórico mexicano Alberto Pérez Gómez escribió en 1985, en su célebre libro “La arquitectura en tiempos de la crisis de la ciencia moderna”: “La teoría de la arquitectura, al ser convertida en ficción, se transformó en una lista de reglas operativas, en una herramienta de carácter exclusivamente tecnológico. Según la teoría, el mayor objetivo del arquitecto es construir del modo más económico y eficiente, evitando cuestionarse el por qué de la construcción y la justificación existencial de dicha actividad”. La pregunta existencial ¿por qué?, es esencial para el análisis de la arquitectura y de la ciudad. De otro modo es muy difícil encontrar puntos de anclaje para realizar una crítica productiva que mejore las condiciones de ambas actividades.
Según Foucault, "la crítica no existe mas que en relación con otra cosa distinta de ella misma: es un instrumento". Si combinamos esta afirmación con la de Pérez Gómez, encontramos que para esclarecer los fenómenos arquitectónicos y urbanos y además adoptar una actitud crítica ante ellos, es necesario apartarse lo más posible de la ficción.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 23 de septiembre de 2021

NOMOS

Es curioso que nomos no sea una palabra en español, sino una raíz griega de la cual derivan gran cantidad de términos en nuestra lengua como: economía, antinomia, autónomo, agrónomo, astrónomo y una larga lista de conceptos ligados a lo normativo y al conocimiento.

La economía es una parte esencial de las relaciones humanas, no significa  simplemente el dinero o los bienes materiales, su raíz etimológica nos dice mucho más. La palabra deriva del griego oikos (casa) y nomos (orden), por lo tanto sería la ciencia que busca el orden de la casa y del patrimonio, los cuales son bienes materiales que responden a la organización social básica: la familia. Es de allí de donde se extrapola la ciencia económica y se utiliza a escala estatal y después mundial. 
Pero la raíz griega nomos se refiere al lugar dominado por leyes específicas o que ha sido conquistado: el territorio, la ciudad. El nomos nos informa sobre el hecho de que la ley descansa sobre los avatares humanos, sobre su historia, sus situaciones vitales concretas y contingentes. Así que como concepto, el nomos se relaciona estrechamente con el urbanismo, pero desde el punto de vista sociológico, no como diseño urbano sino en su parte  sociológica. En este campo, la autonomía es crucial, es la facultad de gobernarse a sí mismos, sin depender de una autoridad superior, dictando sus propias normas, sin necesidad de aval externo alguno.
Por otra parte está la antinomia, que describe la situación en la cual las leyes se encuentran en conflicto o en contradicción entre ellas. Principios racionales, ideas o actitudes opuestas que se resisten a ser conciliadas. En los estudios territoriales estos casos son muy frecuentes, especialmente cuando dos entidades o personas reclaman derechos sobre una misma parcela de tierra, uno por leyes vigentes y el otro por tradición o por costumbres y usos ancestrales. Esto nos muestra que las leyes no aplican por igual para todas las personas.
También las intersecciones entre distintas ciencias constituyen antinomias en sí mismas, como cuando hablamos por ejemplo de teología política o de geografía social, que son campos de estudio que mezclan conceptos de modo problemático.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

CONTRAPRODUCTIVIDAD

La paradoja de Braess (1968) dicta que al agregar mayor capacidad a una red, cuando las entidades que circulan por ella eligen su ruta de modo egoísta, puede en algunos casos reducir el desempeño de toda la red.

La crítica en el lenguaje común sigue siendo entendida como “juicio” o como “señalar defectos” y siempre será aplicada a un objeto o idea. Sin embargo, en la filosofía, la crítica es mucho más que eso. Es la alta empresa iniciada en el siglo XVIII por Emanuel Kant, de la búsqueda de la luz mediante la razón, de la emancipación del individuo mediante el dominio del binomio saber-poder. A ello se han añadido infinidad de iteraciones, especialmente aquellas elaboradas por los filósofos de la Escuela de Frankfurt.
El concepto de “contraproductividad estructural” de Ivan Iliich, que Jean Robert, filósofo suizo-mexicano recientemente fallecido, aplica en cuestiones de urbanismo y movilidad. Es una postura crítica muy importante para el urbanismo contemporáneo. La contraproductividad se verifica cuando un sistema (médico, universitario, de transporte, etc.), trabaja solamente para crecer, entonces puede comenzar a obstaculizar a sus objetivos y su espíritu inicial, solo por su propia preservación puesta como prioridad, es similar a las ideas de Giorgio Agamben sobre “los medios sin fines”.
Robert critica los medios de transporte públicos y privados como mecanismos de explotación y segregación social, pone en claro que el empleo de tiempo en transportarse aumenta en relación inversa a los recursos económicos de las personas. Quienes menos dinero tienen, tardan más en llegar a sus trabajos y financían indirectamente (mediante sus impuestos) a  los medios de transporte que ellos utilizan y las vialidades que benefician a otros, a quienes pueden pagar los peajes. Este pensamiento sustenta una frase muy popular en los coloquios sobre urbanismo y movilidad: “el viaje más eficiente es el que no se realiza”, sobre todo en aquellos que promueven la distribución igualitaria de las unidades económicas dentro del territorio urbanizado.
Lorenzo Rocha

 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

ECUADOR POLÍTICO

El arquitecto guatemalteco Teddy Cruz, quien reside en San Diego desde hace varias décadas, definió acertadamente a la frontera entre México y los Estados Unidos, como “el ecuador político de América”.

Si bien sabemos que geográficamente, la linea imaginaria que divide a los hemisferios Norte y Sur, es el ecuador que atraviesa varios países de Sudamérica (Ecuador, Perú y Brasil), desde los puntos de vista y aspectos económicos, sociales y políticos, la división real es la frontera entre México y los Estados Unidos con sus más de tres mil kilómetros de longitud. Es una división que marca con crudeza las desigualdades que prevalecen entre la riqueza y la pobreza, la paz y la violencia, el bienestar y la miseria. 
Estas desigualdades son aún más agudas ahora que la frontera entre ambos países permanece cerrada, desde el mes de marzo. Los estadunidenses argumentan que las razones son sanitarias, la protección contra el virus Covid 19 y sus variantes más recientes y contagiosas. El cierre limita el paso fronterizo a cualquier migrante temporal o permanente que no tenga justificación de cruzar por una actividad que sea esencial e irremplazable para los intereses del país.
El cierre no ha impedido que grandes cantidades de migrantes crucen diariamente de modo ilegal, aun en mayor número que antes de la pandemia mundial. Sin embargo, las ciudades fronterizas mexicanas se encuentran al borde de una crisis humanitaria sin precedente, ya que los extranjeros que pretenden cruzar a los Estados Unidos, para solicitar asilo político, que provienen del sur y el centro de América, de las Antillas e incluso de África, se han quedado varados en dichas ciudades. Tijuana, Ciudad Juarez, Mexicali, Matamoros, Piedras Negras y otras más pequeñas como Acuña, Reynosa, Nogales y Nuevo Laredo, se encuentran colapsadas, con gente acampando en las calles. Este cierre sin sentido claro, ya que por vía aérea cualquiera puede acceder, también ha afectado a la economía de las ciudades en la parte estadunidense. Pero al parecer la frontera no se abrirá sino hasta el final del mes de septiembre.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 2 de septiembre de 2021

ENCUENTRO

Entre los años 2011 y 2012, el arquitecto tijuanense Jorge Gracia, diseñó y construyó la casa vinícola y hotel Encuentro en el valle de Guadalupe, un proyecto notable de intervención en el paisaje.

Ahora que han transcurrido casi 10 años desde que se comenzó a construir la vinícola y hotel Encuentro en el valle de Guadalupe, vale la pena analizar su desempeño como uno de los proyectos de alojamiento y experiencia turística más destacados de la región. El conjunto se compone de múltiples construcciones de distintos tamaños, que se encuentran distribuidos en una gran extensión de terreno escarpado, que en su conjunto constituye una muy interesante intervención a nivel paisajístico. Las imágenes más conocidas hasta ahora son desde luego el edificio de la vinícola y las habitaciones que están construidas como cabañas distribuidas en las laderas de la colina que domina toda la vista del valle.
Sin embargo, existen dos construcciones notables de las que se ha hablado menos en los medios especializados en arquitectura y en turismo en general. Estas son: la villa Encuentro y la suite principal. Son dos piezas ligeramente distintas de las demás por su escala y detalles particulares. Dentro de la suite existe una gran roca que fue integrada al espacio habitable de manera magistral, de hecho la ducha de la habitación se encuentra justa al lado suyo. En lo que respecta a la villa, es indiscutible la gran calidad arquitectónica de todos sus detalles. Ésta cuenta con un gran salón integrado a una cocina y a una gran terraza de madera, además de dos habitaciones que gozan de un ambiente más íntimo y recogido, pero todo ello insertado de manera dramática en el paisaje.
Quizá la intención de construir el hotel en su totalidad dentro de la gran extensión de la colina donde se encuentra, tiene una leve desventaja comparado con un proyecto más compacto e integrado. Dicha desventaja consiste en la necesidad de transportarse en vehículos especiales desde el acceso, el vestíbulo y la vinícola, lo cual es sin duda  genera una cierta incomodidad para los huéspedes. El camino a pie desde la villa y desde el resto de las habitaciones, hasta el área de la piscina y restaurante, también presenta una cierta inconveniencia, ya que el intenso calor lo hace difícil y desde luego, imposible para personas mayores o discapacitadas. Quizá en el futuro sea posible subsanar estos inconvenientes para gozar al máximo la experiencia de este espléndido conjunto. ¿Quizá la solución podría ser un funicular? 
Lorenzo Rocha

 

jueves, 26 de agosto de 2021

ESPACIOS CONTROLADOS

Gilles Deleuze ha desarrollado las ideas de Michel Foucault, hasta una nueva dimensión. En su ensayo “Post-scriptum sobre las sociedades de control” publicado en la revista Polis en 2006, hace hincapié en una visible crisis institucional a nivel global.


Durante la transición entre el siglo XX y el XXI, se ha  hecho visible una marcada crisis de las instituciones disciplinarias, nacidas en el siglo XVIII. Los espacios interiores estaban concebidos para la disciplina institucionalizada: la casa para la familia, la escuela para la educación, la fábrica para el trabajo, el hospital para la salud y así sucesivamente hasta llegar a la cárcel, el espacio paradigmático para el encierro y la disciplina. Esta disciplina ha transmutado en control, a medida que las instituciones disciplinarias se han ido reformando hasta reducirse a su mínima expresión. el control se ejerce sobre el espacio abierto, bajo la premisa de que no existe “el afuera” (todo está dentro de la sociedad de control). Gilles Deleuze, el filósofo francés lo explica de modo brillante, en los siguientes términos: “Todos los centros de encierro atraviesan una crisis generalizada: cárcel, hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un (espacio) “interior” en crisis, como lo son los demás (espacios) interiores (el escolar, el profesional, etc.)

Sin duda las empresas son manifestaciones claras de los espacios controlados. Las empresas controlan a sus empleados de manera virtual, no los vigilan estrechamente como lo hacían los supervisores en las fábricas y los capataces en las granjas del siglo XIX, los controlan mediante mediciones de eficiencia. Al respecto, Deleuze añade: “La fábrica era un cuerpo cuyas fuerzas interiores debían alcanzar un punto de equilibrio, lo más alto posible para la producción, lo más bajo posible para los salarios; en una sociedad de control, la fábrica es sustituida por la empresa, y la empresa es un alma, es etérea”. 

La crisis institucional moderna tiene correlación directa, con una crisis arquitectónica, mientras que la disciplina se tradujo en el modelo del panóptico, que si bien tuvo sus ejemplos casi monstruosos, sobre todo en lo que respecta a las cárceles, el modelo actual es el del edificio de oficinas, un tipo de construcción extensa, sin personalidad, con largos corredores, plafones luminosos, alfombras interminables, particiones a media altura, una arquitectura que vemos en todas las ciudades, sin importar la geografía. Desde luego, esta arquitectura integra en ellas al personaje mitológico del Argos panoptes, ese monstruo de mil ojos, que en nuestro tiempo es el monstruo de los millones de cámaras de vigilancia, que nos observan sin cesar.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 19 de agosto de 2021

CRONOTOPO

El espacio y el tiempo forman una sola unidad indisociable. Solo se puede conocer un espacio mediante el movimiento a través de él y para que exista el movimiento debe recorrerse una cierta distancia en un tiempo determinado.

Resulta muy inetersante el siguiente aforismo del escritor martiniqués Omar Frantz Fanon: “Todo problema humano debe ser considerado desde el punto de vista del tiempo”. El posmodernismo ha tenido como parte de sus objetivos desde su inicio, el intento de remontar la hegemonía cultural del norte y el occidente globales, sobre las regiones del sur y oriente del mundo, pero no solo como elementos geopolíticos, sino también históricos. El “regionalismo crítico” un término utilizado por Alexander Tzonis, Liana Lefaivre y Kenneth Frampton para definir una arquitectura que proviene de la periferia global, la cual se inserta en el ámbito de la cultura dominante, en un momento en que el devenir histórico posmoderno se ve forzado a recurrir a èl como una forma de reconocer una forma cultural “altermundista”.
Este modo de hacer arquitectura, que proviene de la tradición constructiva local, con un enfoque moderno, se considera crítico en dos sentidos: primero pone en duda la propia tradición de su lugar de origen y en segundo término cuestiona la implantación del modernismo europeo como un estilo internacional que no toma en cuenta las diferencias geográficas, climáticas y culturales de las distintas regiones del mundo. En este concepto arquitectónico, el tiempo juega un papel muy importante, la tradición de los constructores locales, que proviene de siglos de historia, es cuestionada por la incorporación de la tecnología y lenguaje modernistas, que al momento de su adopción tendrían solo unas  cuantas décadas de haber sido creados.
Los ejemplos paradigmáticos de dicha forma de hacer arquitectura son las obras de José Antonio Coderch en Barcelona, Álvaro Siza en Oporto, Dimitris Pikionis en Atenas y Luis Barragán en la ciudad de México. Todos ellos utilizaron los materiales y técnicas constructivas de sus lugares de origen, pero sin apartarse del lenguaje moderno de sus épocas. Sus obras se relacionan directamente con lo que afirma el filosofo indio Homi Bhabha: “Los discursos críticos poscoloniales requieren formas de pensamiento dialéctico que no renieguen de  o nieguen implícitamente, la ortedad (alteridad) que constituye el dominio simbólico de su identificación psíquica y social”.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 12 de agosto de 2021

PSICOGEOGRAFÍA

En 1958 los miembros de la revista parisina “Internacional situacionista”, definieron la psicogeografía como: “El estudio de los efectos precisos del medio geográfico, acondicionado o no conscientemente, sobre el comportamiento afectivo de los individuos”.
El filósofo francés Guy Debord, elaboró en 1956 su “teoría de la deriva”, la cual proponía recorridos aleatorios por zonas urbanas marginales. Se trata de ejercicios o prácticas artísticas que se relacionan con caminatas sin rumbo fijo por la ciudad, en las que los participantes se dejan llevar por cualquier estímulo que llame su atención. El objetivo de dichos paseos era la elaboración de “situaciones construidas”, que son dinámicas creadas de modo efímero por sus miembros, las cuales llevaban implícita una crítica al supuesto orden urbanístico de los barrios periféricos, los cuales dejaban dentro de su planificación, grandes áreas indefinidas e inhóspitas. Estos grandes vacíos urbanos son definidos por el arquitecto italiano Francesco Careri como “Ciudad difusa”, dado a que su gran extensión impide la escala urbana necesaria para la convivencia social en espacios públicos.
El urbanismo moderno, al favorecer al automóvil y al transporte público motorizado, por encima de la movilidad peatonal o ciclista, adquirió una escala demasiado amplia que dificulta los encuentros entre las personas. Las calles y avenidas son demasiado anchas para poder cruzarlas fácilmente, las plazas quedan aisladas del tejido urbano y sus distancias de las viviendas desalientan a la gente a visitarlas. Las autopistas han suprimido todo tipo de tránsito que no sea a gran velocidad, la mayoría de ellas carecen de aceras y de ciclovías. Muchos parques, incluso en la ciudad de México solo son accesibles en automóvil, lo cual desvirtúa su función de reservas para entrar en contacto con la naturaleza.
Incluso ahora, que han transcurrido más de 60 años desde que los filósofos y artistas situacionistas iniciaron los mapas mentales que ponían de manifiesto los defectos del urbanismo moderno, la circunstancias parecen repetirse y los arquitectos parece que no hemos aprendido las lecciones de la historia, que lleva casi un siglo mostrándonos que los automóviles, camiones y trenes no pueden ser los elementos rectores de las trazas urbanas. Los habitantes son los que tienen claras sus prioridades y ellos piden desesperadamente, espacios de convivencia, lugares para que sus hijos jueguen y sitios seguros y agradables donde pasear y hacer ejercicio al aire libre.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 5 de agosto de 2021

SOCIEDADES DE CONTROL

En su libro “Vigilar y castigar” publicado en 1975, Michel Foucault explica ampliamente el paso de un sistema de castigo físico, las penas corporales que caracterizaron a la civilización Occidental hasta el siglo XVII, un modo de castigo basado en el sufrimiento y el suplicio, hacia un tipo de penalidad moral, privación de la libertad, la cual también se ejerce sobre el físico del individuo, el sistema penal que se trasladó del dolor físico a la prisión del cuerpo y el alma.
   
El concepto de biopolítica, creado por Michel Foucault, implica a los dispositivos arquitectónicos, a los edificios panópticos como la cárcel, la fábrica, el hospital y el colegio. Arquitecturas diseñadas para permitir la vigilancia constante y aplicar el castigo a todos los individuos que violan las normas establecidas por la autoridad.
Las sociedades contemporáneas han pasado de la aplicación de la disciplina, a la vigilancia permanente, para controlar a las personas. Las cámaras de video-vigilancia, presentes en todos los ámbitos urbanos y domésticos, provocan la sensación de encierro en los habitantes, los cuales se comportan bien por miedo a ser grabados mientras cometen alguna falta, por la que después serán multados por la policía o acusados por sus vecinos. Dichos sistemas recaban tal cantidad de información, que es humanamente imposible analizarla, por lo que su interpretación se realiza mediante la inteligencia artificial, con algoritmos que previenen el crimen, descubren conspiraciones y también anticipan los hábitos de los consumidores.
Mediante los dispositivos de control, es probable que eventualmente ya no será necesario aplicar ninguna sanción económica o castigo físico a los infractores. Vivimos en un gran panóptico, el cual registra todos nuestros movimientos, conversaciones y actitudes de consumo. Somos presa del “big data”, al que nosotros mismos alimentamos con nuestros teléfonos móviles y computadoras portátiles.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 29 de julio de 2021

PROVINCIA METROPOLITANA

Los poetas modernistas como Ramón López Velarde, expresaban en sus versos, su añoranza por el campo y por los pequeños pueblos donde habían nacido. Octavio Paz describe a la nostalgia provinciana de modo magistral: “Paraíso infantil o reino de la pasión adolescente, la provincia no es tanto un punto en el espacio como de la nostalgia de un bien irrecuperable”.  

Una gran parte de los habitantes de las grandes ciudades contemporáneas, proviene del campo. Desde los años sesenta del siglo pasado las ciudades mexicanas han ido creciendo exponencialmente aproximadamente cada veinte años, hasta que este crecimiento se ha estancado en la ultima década. Quizá por esta razón, en cada barrio de metrópolis como la nuestra, se respira un cierto aire de provincia, o una añoranza del pueblo de donde cada uno es originario.
Este ambiente se percibe en los parques, las avenidas y en las tiendas de las esquinas de cualquier colonia de la ciudad de México. Ahí siempre hay alguien que saluda a sus vecinos, que se detiene a conversar, que muestra curiosidad por las compañías ajenas.
El chisme es una actividad provinciana que todos sin excepción practicamos. Lo primero que le preguntamos a un viejo amigo o colega con quien no hemos charlado en un largo tiempo es ¿a quién has visto?
La tecnología informática nos ha provisto de herramientas muy poderosas para ejercer el tradicional cotilleo, pero a nivel internacional, por eso los chats, las redes sociales y las video llamadas, han llegado a nuestras vidas y se han vuelto medios indispensables para la socialización.
Las ciudades más internacionales, son a la vez las más provincianas. Los vecinos en Londres, París o Nueva York se vigilan entre ellos y se agrupan en chats telefónicos, en principio para mejorar su seguridad y ayudarse en algunas tareas como la recepción de paquetes o pasear a sus mascotas, por ejemplo. Pero muy pronto comienzan a asociarse, a encontrar conocidos comunes, a promoverse profesionalmente.
El provincialismo metropolitano, está lejos de ser una desventaja de la vida urbana, es de los pocos factores que subsisten en las ciudades, que expresan la necesidad y la capacidad de  todas las personas, para formar comunidades.
Lorenzo Rocha 

jueves, 22 de julio de 2021

NOMADISMO

Desde hace mucho tiempo la vida en las ciudades ha sido indispensable para el desarrollo humano y profesional. Los nómadas, desde aquellos que tradicionalmente organizan su vida sin residencia fija, hasta aquellos que viajan constantemente por distintos motivos, ahora han adquirido una nueva característica: su dependencia del internet.
La creciente digitalización de las relaciones humanas, tanto afectivas como laborales, da lugar a un nuevo tipo de nomadismo, que podríamos definir como virtual. Después de más de un año de crisis pandémica mundial, la costumbre de reunirse físicamente se ha puesto en duda, la gente hace lo posible por no salir de casa y resolver asuntos laborales por medios digitales. Por una parte, ciertos aspectos del trabajo a distancia lo han hecho más eficiente, pero también lo están deshumanizando. Es muy distinto tener una videollamada con alguien a quien conocemos en persona, que con otros a quienes solamente hemos visto y escuchado en la pantalla. Pero también el fenómeno ha acrecentando la desigualdad, ya que una gran mayoría de las personas debe acudir a sus sitios de trabajo forzosamente, aquellas personas que prestan servicios públicos o trabajan en fábricas u oficinas, tienen que seguir transportándose todos los días.
El aspecto crucial de este necesario replanteamiento de los lazos sociales son las expresiones de afecto. Mientras más mayores somos, más dificultad tenemos en transmitir nuestras emociones mediante dispositivos electrónicos. Quizá para los jóvenes esto sea más fácil, pero desde luego ni siquiera ellos pueden prescindir totalmente del contacto humano.
Esta situación nos está llevando a un nuevo tipo de nomadismo, en el que la importancia de nuestra localización física puede ser secundaria. Realmente no importa si nos conectamos a la red desde una ciudad, el campo o durante un viaje en tren o automóvil. Quizá el único defecto del contacto remoto es la diferencia horaria entre los distintos continentes, fuera de ello, ahora somos casi todos nómadas virtuales.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 15 de julio de 2021

COPEVI

El Centro operacional de vivienda y poblamiento fue creado en 1961, tiene como objetivo la formación de sujetos críticos, que se aboquen a la producción de vivienda en propiedad, con un modelo cooperativo, basado en la ley de auto-producción de vivienda para personas de escasos recursos y en situación de exclusión social, por extrema pobreza y marginación. 
Las iniciativas emprendidas por la asociación civil han sido de muchos tipos, la primera de ellas en 1972 fue la cooperativa Palo Alto, ahora asediada por la especulación inmobiliaria en Santa Fe, desde su contribución a la reconstrucción de las vecindades dañadas durante los sismos de 1985 en la ciudad de México y en 2017 en Oaxaca y en el Estado de México, hasta la construcción cooperativa de casas y escuelas mediante procesos comunitarios indígenas tzotziles en Chiapas, como en comunidades nahuas, totonacas, otomíes y tepehuas en la Sierra Norte de Puebla, sin dejar de lado los múltples problemas acarreados por los asentamientos irregulares en la zona metropolitana del Valle de México, mediante programas de regularización de tenencia de la tierra, participación ciudadana, autoconstrucción y mejoramiento barrial.
En 2009, la asociación llevó a cabo un notable proyecto titualdo “Cuidemac”, en la Sierra Norte de Puebla, que recibió el premio nacional de vivienda popular en 2014, en la categoría de producción social de vivienda indígena. Copevi trabajó de la mano de Cuidemac y las comunidades nahuas y totonacas en los minucipios de Tepetzintla, Tetela de Ocampo y Zacatlán.  El proyecto, autoproducido por las familias involucradas bajo el lema: Masewalme kin chiwa in kaiwa (“Los indígenas construyendo sus casas”), va mucho más allá de la construcción de vivienda, Cuidemac es el nombre de la Asociación de “Comunidades indígenas unidas en defensa del maíz y de nuestra cultura”. Se trata de un tipo de comunidad similar a lo que ellos mismos llaman el “Buen vivir”, comandado principalmente por mujeres, ya que muchos hombres y jóvenes en edad productiva han debido emigrar para encontrar trabajo. 
Las comunidades indígenas mexicanas, mediante el sistema del Tequio, son capaces de enfrentar sus múltiples carencias económicas y sociales, sin dañar el medio ambiente, ni depender de las organizaciones o corporaciones transnacionales, e incluso al margen o en colaboración autónoma respecto a las organizaciones no gubernamentales de desarrollo social que las asisten.
Lorenzo Rocha

 

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