jueves, 29 de julio de 2021

PROVINCIA METROPOLITANA

Los poetas modernistas como Ramón López Velarde, expresaban en sus versos, su añoranza por el campo y por los pequeños pueblos donde habían nacido. Octavio Paz describe a la nostalgia provinciana de modo magistral: “Paraíso infantil o reino de la pasión adolescente, la provincia no es tanto un punto en el espacio como de la nostalgia de un bien irrecuperable”.  

Una gran parte de los habitantes de las grandes ciudades contemporáneas, proviene del campo. Desde los años sesenta del siglo pasado las ciudades mexicanas han ido creciendo exponencialmente aproximadamente cada veinte años, hasta que este crecimiento se ha estancado en la ultima década. Quizá por esta razón, en cada barrio de metrópolis como la nuestra, se respira un cierto aire de provincia, o una añoranza del pueblo de donde cada uno es originario.
Este ambiente se percibe en los parques, las avenidas y en las tiendas de las esquinas de cualquier colonia de la ciudad de México. Ahí siempre hay alguien que saluda a sus vecinos, que se detiene a conversar, que muestra curiosidad por las compañías ajenas.
El chisme es una actividad provinciana que todos sin excepción practicamos. Lo primero que le preguntamos a un viejo amigo o colega con quien no hemos charlado en un largo tiempo es ¿a quién has visto?
La tecnología informática nos ha provisto de herramientas muy poderosas para ejercer el tradicional cotilleo, pero a nivel internacional, por eso los chats, las redes sociales y las video llamadas, han llegado a nuestras vidas y se han vuelto medios indispensables para la socialización.
Las ciudades más internacionales, son a la vez las más provincianas. Los vecinos en Londres, París o Nueva York se vigilan entre ellos y se agrupan en chats telefónicos, en principio para mejorar su seguridad y ayudarse en algunas tareas como la recepción de paquetes o pasear a sus mascotas, por ejemplo. Pero muy pronto comienzan a asociarse, a encontrar conocidos comunes, a promoverse profesionalmente.
El provincialismo metropolitano, está lejos de ser una desventaja de la vida urbana, es de los pocos factores que subsisten en las ciudades, que expresan la necesidad y la capacidad de  todas las personas, para formar comunidades.
Lorenzo Rocha 

jueves, 22 de julio de 2021

NOMADISMO

Desde hace mucho tiempo la vida en las ciudades ha sido indispensable para el desarrollo humano y profesional. Los nómadas, desde aquellos que tradicionalmente organizan su vida sin residencia fija, hasta aquellos que viajan constantemente por distintos motivos, ahora han adquirido una nueva característica: su dependencia del internet.
La creciente digitalización de las relaciones humanas, tanto afectivas como laborales, da lugar a un nuevo tipo de nomadismo, que podríamos definir como virtual. Después de más de un año de crisis pandémica mundial, la costumbre de reunirse físicamente se ha puesto en duda, la gente hace lo posible por no salir de casa y resolver asuntos laborales por medios digitales. Por una parte, ciertos aspectos del trabajo a distancia lo han hecho más eficiente, pero también lo están deshumanizando. Es muy distinto tener una videollamada con alguien a quien conocemos en persona, que con otros a quienes solamente hemos visto y escuchado en la pantalla. Pero también el fenómeno ha acrecentando la desigualdad, ya que una gran mayoría de las personas debe acudir a sus sitios de trabajo forzosamente, aquellas personas que prestan servicios públicos o trabajan en fábricas u oficinas, tienen que seguir transportándose todos los días.
El aspecto crucial de este necesario replanteamiento de los lazos sociales son las expresiones de afecto. Mientras más mayores somos, más dificultad tenemos en transmitir nuestras emociones mediante dispositivos electrónicos. Quizá para los jóvenes esto sea más fácil, pero desde luego ni siquiera ellos pueden prescindir totalmente del contacto humano.
Esta situación nos está llevando a un nuevo tipo de nomadismo, en el que la importancia de nuestra localización física puede ser secundaria. Realmente no importa si nos conectamos a la red desde una ciudad, el campo o durante un viaje en tren o automóvil. Quizá el único defecto del contacto remoto es la diferencia horaria entre los distintos continentes, fuera de ello, ahora somos casi todos nómadas virtuales.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 15 de julio de 2021

COPEVI

El Centro operacional de vivienda y poblamiento fue creado en 1961, tiene como objetivo la formación de sujetos críticos, que se aboquen a la producción de vivienda en propiedad, con un modelo cooperativo, basado en la ley de auto-producción de vivienda para personas de escasos recursos y en situación de exclusión social, por extrema pobreza y marginación. 
Las iniciativas emprendidas por la asociación civil han sido de muchos tipos, la primera de ellas en 1972 fue la cooperativa Palo Alto, ahora asediada por la especulación inmobiliaria en Santa Fe, desde su contribución a la reconstrucción de las vecindades dañadas durante los sismos de 1985 en la ciudad de México y en 2017 en Oaxaca y en el Estado de México, hasta la construcción cooperativa de casas y escuelas mediante procesos comunitarios indígenas tzotziles en Chiapas, como en comunidades nahuas, totonacas, otomíes y tepehuas en la Sierra Norte de Puebla, sin dejar de lado los múltples problemas acarreados por los asentamientos irregulares en la zona metropolitana del Valle de México, mediante programas de regularización de tenencia de la tierra, participación ciudadana, autoconstrucción y mejoramiento barrial.
En 2009, la asociación llevó a cabo un notable proyecto titualdo “Cuidemac”, en la Sierra Norte de Puebla, que recibió el premio nacional de vivienda popular en 2014, en la categoría de producción social de vivienda indígena. Copevi trabajó de la mano de Cuidemac y las comunidades nahuas y totonacas en los minucipios de Tepetzintla, Tetela de Ocampo y Zacatlán.  El proyecto, autoproducido por las familias involucradas bajo el lema: Masewalme kin chiwa in kaiwa (“Los indígenas construyendo sus casas”), va mucho más allá de la construcción de vivienda, Cuidemac es el nombre de la Asociación de “Comunidades indígenas unidas en defensa del maíz y de nuestra cultura”. Se trata de un tipo de comunidad similar a lo que ellos mismos llaman el “Buen vivir”, comandado principalmente por mujeres, ya que muchos hombres y jóvenes en edad productiva han debido emigrar para encontrar trabajo. 
Las comunidades indígenas mexicanas, mediante el sistema del Tequio, son capaces de enfrentar sus múltiples carencias económicas y sociales, sin dañar el medio ambiente, ni depender de las organizaciones o corporaciones transnacionales, e incluso al margen o en colaboración autónoma respecto a las organizaciones no gubernamentales de desarrollo social que las asisten.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 8 de julio de 2021

CAMINANTE Y ESCRIBIENTE

Recomiendo ampliamente la (re) lectura de dos obras clásicas de la literatura de finales del Siglo XIX y principios del XX. La primera de ellas es “El paseo” escrito por Robert Walser en 1917. El segundo es “Bartelby, el escribiente” de Herman Melville (1853).

Hay dos personajes que aparecen en obras clásicas de la literatura moderna,  que expresan con su actitud frente al mundo una cierta displicencia, la cual corresponde a la manera autárquica de comportamiento, muy característica de nuestra época. Autarquía significa autosuficiencia o dominio de sí mismo, dos virtudes humanas que sin embargo, denotan el individualismo característico de nuestra sociedad.
El personaje de “El paseo” de Walser, un caminante, un hombre culto y refinado, aparentemente desocupado, que camina por su pueblo observando todo lo que sucede con mirada reprobatoria, pero que a la vez transmite una gran soledad y avidez por relacionarse con sus vecinos, a los cuales prefiere criticar.
El caso de Bartelby, el escribiente descrito por Herman Melville en el cuento que lleva el mismo título, se trata de un individuo que si bien es empleado de un bufete legal como amanuense, ejerce una “renuncia activa” a su trabajo. Cada vez que su jefe le pide copiar un documento, él responde amablemente: “preferiría no hacerlo”, lo cual pone al patrón en una situación de conflicto, ya que es un tipo de negativa suave, a la que es incapaz de reaccionar con severidad. El resultado es que Bartelby conserva su empleo, pero sin tener que copiar documentos. Indudablemente los arquitectos deberíamos decir: “preferiría no hacerlo”, a los promotores y a los funcionarios que nos solicitan proyectos que no coinciden con nuestras convicciones éticas.
Nuestras calles y ciudades están repletas de caminantes silenciosos, que reprueban con una mueca el comportamiento de sus vecinos y de fatigados escribientes que pueblan cada rincón de las oficinas públicas y privadas con una pereza e indiferencia notables, solo esperando al fin de la jornada para postrarse frente a un televisor.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 1 de julio de 2021

BAJO EL RADAR

Elizabeth Diller una prominente arqutecta estadunidense, socia de la firma Diller Scofidio + Renfro, adoptó una postura ambivalente respecto a la arquitectura de la resistencia, aunque planteada de modo sutil e inteligente, en su conferencia pronunciada para TED talks en 2020. 

Elizabeth Diller explica que los arquitectos debemos defender enérgicamente al espacio público frente a los intereses privados de los clientes y de no ser posible, “inventar formas sigilosas que operan ‘bajo el radar’, para introducir el interés público dentro de los proyectos de edificios privados”. Es un argumento difícil de sostener cuando se habla de proyectos como el parque construido sobre la antigua High Line (ferrocarril elevado de la ciudad de Nueva York), junto con el complejo cultural polivalente conocido como The Shed y menos aún respecto a su diseño para el parque Zarydaye en el centro de Moscú. Parece a todas luces forzado, argumentar que se ha conseguido filtrar sigilosamente, con tácticas “silenciosas, incluso subversivas” el interés público en tres proyectos promovidos por entidades que se encuentran en la cumbre de la cultura dominante a nivel mundial: el ayuntamiento de Nueva York, que promueve el sistema turístico y el sector inmobiliario de la ciudad, dos de los más especulativos y depredadores que se conocen y por otra parte un proyecto público promovido por el gobierno ruso, que ha demostrado ser de los más represivos y antidemocráticos del planeta. Diller plantea el siguientes dilemas morales: “¿Es posible generar espacio público democrático al interior de un sistema político represivo? ¿Porqué no aprovechar las oportunidades? ¿Porqué no usar parte del espacio producido por el desarrollo inmobiliario comercial para actividades contra-culturales?”. 
Pero hacerlo sigilosamente o “bajo el radar”, mediante la creación de construcciones icónicas en los ámbitos del turismo como la High Line, como reclamo del mercado inmobiliario como The Shed y de los gobiernos de ciudades como Moscú y Nueva York, parece una práctica demasiado paradójica como para ser considerada una forma auténtica de resistencia contra el sistema dominante.
Lorenzo Rocha

 

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