jueves, 29 de octubre de 2015

MUNDOS PARALELOS

Aunque estamos acostumbrados a la relación cultural y geopolítica entre Europa, Asia, África y Oceanía con América, resulta sorprendente saber que nuestro continente no tenía noticia de la existencia de las otras partes de tierra firme que existían en el planeta y que eran conocidas por los europeos como el Orbis Terrarum. La palabra “mundo”, sinónimo de “Orbe” proviene de la voz latina “orbis” que se traduce al español como “esfera”.
Sabemos que desde el Siglo XI los Vikingos habían navegado por el Océano Atlántico septentrional en dirección al Occidente. Pero por su naturaleza expansionista en la propia Europa, decidieron no colonizar las nuevas tierras, probablemente sean ellos los “hombres blancos y barbados¨ a los que se refiere la leyenda de Quetzalcoatl. Pequeños grupos nórdicos se asentaron en las islas de Groenlandia y Terranova sin explorar mayores extensiones del territorio norteamericano. Antes de los Vikingos, existen datos que sugieren que los chinos tenían la noción de la existencia de una porción de tierra hacia el oriente de sus costas, pero no se han encontrado las evidencias de sus exploraciones.
Fue hasta 1492 cuando Cristobal Colon se encontró accidentalmente con la isla de la Española, lo cual suscitó un interés europeo por nuestro continente y que llevó a españoles, portugueses e ingleses a emprender en los siguientes años, exploraciones y misiones con el objetivo de conquistar y colonizar los territorios occidentales. Ambos mundos provenían de civilizaciones muy antiguas por lo cual es absurdo llamarlos el viejo y el nuevo mundo.
También carece de sentido afirmar que haya ocurrido un descubrimiento de América, ya que Cristobal Colón y Américo Vespucio no viajaron en busca de un continente desconocido, sino que ellos siempre creyeron que habían encontrado una nueva ruta de navegación para llegar a Asia. Esta equivocación histórica fue corregida en 1958 por Edmundo O´Gorman, el llamado “historiador filosofo”. Sin embargo el error no ha sido enmendado en la cultura oficial, que sostiene que el hecho histórico de la llegada del almirante Colón a la Española consiste un descubrimiento. El texto en el que O’Gorman hace la aclaración de que las tierras que encontró Colón mientras buscaba Asia no eran el “nuevo mundo”, sino parte del mismo y único mundo existente. En su libro “La invención de América”, el notable estudioso propone al lector el abandono del concepto de “descubrimiento” por otro que se ajuste de modo más adecuado a la realidad de los hechos. Desgraciadamente el calado de dicha investigación histórica no ha sido suficientemente profundo y las ideas de O’Gorman no han sido correctamente adoptadas por la educación pública en nuestro continente. A los demás historiadores les sigue convenciendo más hablar de un descubrimiento, que de un hallazgo fortuito y calificar el resultado como el “encuentro entre dos mundos”, más que una dominación de uno sobre el otro.
Lorenzo Rocha

jueves, 22 de octubre de 2015

LA GRAN SEQUÍA

Calles desiertas, edificios anónimos, cables, carreteras elevadas donde casi no pasan coches, cielos grises, grafitti, anuncios publicitarios, no hay casi signos de vida, apenas si se ve algun perro detrás de la reja de una pequeña y pobre casa. ¿Qué lugar es este? Parece una gran ciudad que ha sido abandonada por algún desastre biológico, como el ambiente de una película futurista de ciencia ficción. Pues se trata de Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil, una metropolis de 11 millones de habitantes, la quinta ciudad más poblada del mundo, si se cuentan sus áreas conurbadas (aproximadamente 20 millones, casi la misma población que la ciudad de México). El cambio en el régimen pluvial de la ciudad ha sido una preocupación durante los últimos 50 años, la sequía ha casi agotado las reservas de la ciudad y el ayuntamiento ha debido hacer cortes periódicos en el suministro de agua, en las zonas perífericas solamente hay agua corriente durante dos horas al dia.

Estas son las imágenes que Ronald Ansbach nos presenta de su ciudad en el libro "A Grande Seca" (Editorial Madalena/Terceiro Nome, 2015). Una colección de fotografías muy cuidadosamente realizadas, con cualidades estéticas innegables y con una gran carga socio-urbanística. El arquitecto y fotógrafo brasileño ha optado por recorrer Sao Paulo en todas direcciones, de modo aleatorio, buscando los lugares y edificios que pudieran ayudarle a expresar la esencia de su ciudad. Él mismo afirma: "He llegado a comprender que Sao Paulo se resiste a las simplifaciones y solamente se la puede entender de modo fragmentario".

Los fragmentos de la ciudad que componen su colección de fotografías, ciertamente no coinciden con las imágenes que todos conocemos de la ciudad. Intencionalmente no están retratadas en el libro las grandes obras modernistas de Oscar Niemeyer, Lina Bo Bardi o Paulo Mendes da Rocha. Los edificios emblemáticos de la ciudad como el Copan, la Bienal, el Museo de arte moderno, la Casa de vidrio o la Capilla de San Pedro Apóstol, están ausentes de su mirada. ¿Pero acaso no son así todas las ciudades? La arquitectura icónica siempre es una minoría marginal.

El propio autor responde: "La 'sequia' en verdad es una metafora para la crisis urbana que vivimos y que corre en paralelo a una crisis ambiental muy fuerte. Y ambas son alimentadas por la ausencia, el abandono de lo que es colectivo, publico." La imagen que hemos construido de las "vibrantes" metrópolis modernas, coincide poco con sus realidades. Estamos en una época en la que la representación es más poderosa que la experiencia, visitamos lugares para hacer fotografías y borramos las que no nos gustan. Por eso es refrescante ver por primera vez imágenes del Sao Paulo que "no se ve en las fotos".

Lorenzo Rocha

jueves, 15 de octubre de 2015

DISEÑO DINÁMICO

La urbanización informal y el fenómeno de la autoconstrucción, considerados por muchos expertos como los problemas más graves de las ciudades del Tercer Mundo, son en realidad parte de la solución para muchas metrópolis contemporáneas en contextos subdesarrollados como el nuestro. La oferta de vivienda siempre es inferior a la demanda, por lo cual las políticas públicas nunca han sido suficientes para satisfacerla. Tampoco el sector privado ha sido capaz de ofrecer soluciones asequibles para los más pobres, para los millones de personas que no tienen acceso al crédito.

Por estas razones, aunque no nos agrade estéticamente, la autoconstrucción ha sido la solución más creativa que la gente común ha encontrado para solucionar su necesidad habitacional. Los arquitectos deberíamos poner más atención al fenómeno, sobre todo en la ciudad de México, donde existen varios kilómetros cuadrados urbanizados informalmente. Más de la mitad de la población de nuestra ciudad, vive en una casa autoconstruida en la que no ha intervenido ningún arquitecto o ingeniero durante el proyecto, ni durante la construcción. El arquitecto Alejandro Aravena ha explorado el fenómeno y encontrado interesantes soluciones, en sus proyectos para vivienda social en Chile.

Podríamos decir que la lección más importante que nos puede dar la arquitectura informal es que utiliza un método empírico que se podría definir como diseño dinámico, el cual es prácticamente inverso al de la arquitectura tradicional.

Tradicionalmente, el proceso arquitectónico comienza formulando un objetivo final para después concentrarse en alcanzar dicho objetivo mediante una forma construida. En el proceso utilizado por las personas sin estudios que se construyen su propia casa, se invierten los factores, el principio es preguntarse cómo iniciar una dinámica, dibujar un principio posible de la casa, sin definir un estado final como objetivo, para más tarde aprender de la propia dinámica de uso, las directrices para el crecimiento de los espacios. “A diferencia del diseño arquitectónico tradicional, el diseño dinámico solamente fija objetivos generales en su comienzo, éstos se basan en posibles programas de uso, espacios construidos y demolidos, y redes de relaciones espaciales”, así es como describe el diseño dinámico el arquitecto alemán Philip Oswalt. Los principios tradicionales del diseño arquitectónico se ven revertidos y en lugar de construir una casa, que después debe ser ocupada por la familia, el diseño dinámico persigue el incremento gradual de las actividades que originan a los espacios, sus programas y personas, los cuales lentamente se van expresando en la forma construida, la cual nunca podrá considerarse como concluida.

Lorenzo Rocha

jueves, 8 de octubre de 2015

VIVIENDA SUBTERRÁNEA

En la ciudad de México escuchamos, cada vez con mayor frecuencia voces de alerta en contra de la especulación inmobiliaria. No creo que se trate de alarmistas, ni que los críticos del voraz desarrollo de bienes raíces que observamos, estén equivocados o sus opiniones sean exageradas. Más aún si tomamos en cuenta las contradictorias leyes urbanas, que parecen estar diseñadas para fomentar ambigüedades y dejar vacios legales que puedan ser aprovechados para obtener mayores ganancias, o bien para permitir la corrupción urbanística.

La especulación en el mercado inmobiliario se verifica cuando la oferta de espacios para vivienda u oficinas supera a la demanda, este fenómeno está comenzando a ocurrir en la ciudad de México. Muchas de las empresas que construyen rascacielos para oficinas o enormes bloques de viviendas de lujo, se dirigen a inversionistas especulativos, los cuales compran los apartamentos o pisos de despachos solamente como inversión, para alquilarlos y beneficiarse de la plusvalía, lo cual es legítimo, pero tiene un alto impacto en los precios del suelo urbano, los cuales se encuentran simpre a la alza y van gradualmente alejandose del poder adquisitivo de la mayoría de las personas.

En ciudades como París, Nueva York y Londres, este fenómeno existe hace varias décadas y sus habitantes menos acaudalados han pagado las consecuencias. Muchas personas en esas ciudades se ven forzadas a vivir en oscuros pisos semienterrados o sótanos, adaptados ilegalmente como viviendas, que a pesar de sus malas condiciones de habitabilidad, cuestan cientos de dólares de alquiler mensual.

Por otra parte, los apartamentos y edificios de lujo, cuestan millones de dólares y son adquiridos en su mayoría por extranjeros que no vivien en esas ciudades y solamente los compran como inversión a largo plazo.

El ejemplo más reciente de un proyecto especulativo con precios exhorbitantes, es la renovación de la antigua estación eléctrica de Battersea en el sur de Londres. El proyecto maestro, diseñado por el arquitecto de origen argentino Rafael Viñoly, contempla la conversión de la icónica obra del arquitecto decimonónico Giles Gilbert Scott, en un gran centro comercial, con espacios deportivos en las azoteas, rodeado por enormes espacios para oficinas y más de 250 apartamentos de lujo que van desde estudios de una recámara hasta pisos enteros con 5 habitaciones que más parecen mansiones elevadas de más de 30 millones de libras esterlinas.

Espacios que muy probablemente permanezcan vacíos o prácticamente deshabitados durante las próximas décadas, mientras muchos otros de los habitantes de la capital inglesa tendrán que seguir viviendo uno o varios metros bajo tierra.

Lorenzo Rocha

jueves, 1 de octubre de 2015

CIUDAD ROTA

Es difícil hablar de la violencia en la frontera entre México y los Estados Unidos, ya que la linea fronteriza en sí misma es un acto violento. El conglomerado urbano fronterizo que engloba a los más de dos y medio millones de habitantes de Tijuana y San Diego, constituye la población más numerosa en el mundo que vive en la frontera entre dos países. La frontera es una linea abstracta que divide a la gente del sur y del norte aunque compartan la misma cultura local. A pesar que desde hace casi quince años la frontera se ha militarizado y el muro que separa ambos países se ha reforzado, las comunidades han podido resistir a la separación y han dado a la linea una mínima porosidad, apenas un hueco para un apretón de manos a través de la cerca metálica.

Ejemplo de ello, es el Parque Binacional de la Amistad, que se encuentra entre las dos ciudades y que fue creado en suelo estadunidense para libre acceso de ciudadanos de ambos países. Debido al recrudecimiento de la militarización de la frontera, el parque fue cerrado para visitantes desde el lado mexicano en 2009. Sin embargo, gracias a la organización civil de las comunidades de ambos países, las cuales ejercieron presión sobre las autoridades, han conseguido que se permita el acceso desde México en pequeños grupos de personas y en horarios restingidos, desde finales del año pasado.

Tijuana y San Diego son una misma ciudad partida por la mitad, toda su gente respira el mismo aire, bebe de la misma agua, se baña en el mismo océano. Las avenidas quedan truncadas, los parques cercenados, las familias separadas, todo ello por una construcción imaginaria humana —la frontera, que es lo más artificial que ha concebido nuestra especie. En el espacio geográfico sí existen en cambio límites naturales, como los mares, los ríos y la montañas, que obstaculizan el paso de los humanos y en un momento dado, podrían separar territorios. Los animales silvestres también marcan sus territorios con sus olores y sus ruidos, y los defienden ferozmente. Pero en el paisaje, los límites no son herméticos, son traspasables y tienen sentido de identidad para los pobladores de ambos lados.

México regaló a la ciudad de San Diego en el 2000, una escultura del artista Leonardo Nierman, llamada "Flama de la Amistad", que fué colocada frente al centro de convenciones en Imperial Beach, una de las zonas más desfavorecidas de la ciudad. Cuando las fronteras además marcan contrastes tan extremos entre las condiciones de vida de los habitantes, como en el caso de San Diego y Tijuana, es irónico nombrar a los parques y monumentos con el sustantivo "Amistad".

Lorenzo Rocha

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