jueves, 29 de julio de 2010

RESIDUAL


Ayer se inauguró la última de las ocho intervenciones urbanas organizadas por la UNAM y el Instituto Goethe, con el fin de convocar a nueve artistas (mexicanos, daneses y alemanes) a reflexionar sobre soluciones al problema de la basura. El propio ciclo se define como una solución que no radica en imponer una norma, sino en la sensibilización de la sociedad respecto al manejo de sus desechos. Los artistas invitados son Eduardo Abaroa, Minerva Cuevas, Pia Lanzinger y Thomas Stricker, entre ellos destaca Claudia Fernández quien ayer puso en marcha el “Prototipo de campaña para la separación y reciclaje de residuos en la ciudad”, un módulo diseñado en colaboración con el arquitecto Santiago Carral y otros expertos en diseño y ecología, que quedó instalado en la alameda de la colonia Santa María la Ribera.

El módulo, que podría ser replicable en otros puntos de la ciudad, tiene como finalidad la sensibilización ciudadana para la recolección y reciclaje de residuos como el polietileno tereftalato, el vidrio, el papel y los empaques plásticos en general, que mediante un programa educativo, se propone ayudar a transformar el modo de vida de los habitantes de la colonia. Basura vista ya no como un problema, sino como una alternativa para la subsistencia.

La iniciativa recuerda un proyecto que se ha realizado en Mixcoac, comandado por el artista Thierry Jeannot, quien emplea a personas desocupadas para la recolección y limpieza de botellas de plástico que más adelante él reutiliza en diversos diseños llamados “artesanías urbanas”. De hecho Claudia Fernández y Thierry Jeannot ya han colaborado en el pasado dentro del proyecto Meteoro (la escuela de oficios para niños en situación de calle) y sus productos se han expuesto en el Museo Tamayo (“Cosas de casa para gente sin casa”, MILENIO, “La crítica”, 26/03/09). Tanto Residual como Meteoro son proyectos que se fundamentan en la definición oriental de la crisis, donde no se percibe como problemática sino como cambio y, por lo tanto, como oportunidad.

Lorenzo Rocha

jueves, 22 de julio de 2010

TORRE DE LOS VIENTOS


De las 19 esculturas que componen la “Ruta de la amistad” —proyecto ideado por Mathias Goeritz en 1968 como parte de la Olimpiada Cultural— sólo una fue concebida con espacio interior, se trata de la sexta estación, la Torre de los vientos, obra del escultor Gonzalo Fonseca (Uruguay 1922-1997), que precisamente representaba a la República oriental del Uruguay. Su interior se planeó como un refugio para ser utilizado por las personas que se encontraran en proceso de recorrer los más de 20 kilómetros que componen la ruta. Las esculturas se localizan en una carretera que hoy se ha convertido en el bullicioso Periférico Sur, sin embargo en su época era un paisaje rocoso, formado por la lava del volcán Xitle, un idílico lugar que fue de gran inspiración para tan monumental proyecto paisajístico. Para Fonseca era absurdo hablar de una línea divisoria entre escultura y arquitectura, “no debería haber tal diferencia, todo lo que está hecho por el hombre tiene el mismo valor, ya sea arquitectura, arte o como le llamen”, respondía en entrevista con el artista Pedro Reyes en 1996, poco tiempo antes de morir.

Durante casi una década se desarrolló el proyecto Arte in situ, a cargo del propio Reyes, quien invitó a más de veinte artistas a intervenir el interior y exterior de la escultura, algunos de los eventos se constituyeron en auténticos mitos urbanos, entre éstos se cuenta la intervención de Enrique Jezik, quien introdujo gran cantidad de bloques de hielo al interior de la escultura de Fonseca, lo cual además de provocar una sensible disminución en la temperatura, daba al espacio una sensación escultórica efímera.

Otra memorable acción fue ideada por Santiago Sierra y consistió en bloquear la calle lateral del Periférico por más de 15 minutos, con el consecuente caos e histeria vial, una anécdota que fácilmente puede ser elevada a la categoría de “vandalismo institucional”. Hoy en día el espacio se utiliza una vez al año para un evento que aprovecha el lugar como laboratorio de música electrónica.

Lorenzo Rocha

jueves, 15 de julio de 2010

MITO URBANO


Los mitos son hechos urbanos tan presentes en la configuración de las ciudades como pueden serlo las calles y las plazas. La importancia de las historias que se trasmiten por la tradición oral dentro de los ambientes urbanos es en ocasiones mayor a las crónicas oficiales y objetivas que se hacen en torno a las vertientes históricas que originan las metrópolis o megalópolis, como puede ser el caso de la Ciudad de México. “La imaginación también es parte de la naturaleza”, afirma Gaston Bachelard, podemos parafrasear al filósofo francés diciendo: “El mito es un habitante más de la ciudad”.

La ciudad en la que vivimos, a su vez cobra vida gracias a todos sus habitantes, que diariamente la alimentamos con nuestros trasiegos, sueños y relaciones. Quizá por ello también los artistas extranjeros han encontrado su hogar aquí. En muy distintas épocas, fotógrafos, escritores y artistas conceptuales se han instalado en la ciudad y han hecho de ésta el objeto de sus trabajos. La lista es interminable, pero basta recordar a D. H. Lawrence, Jack Kerouac, André Breton, Edward Weston o Malcolm Lowry, para darse cuenta de la energía creativa que los artistas han sentido en la ciudad, en diferentes momentos y circunstancias. Más recientemente trabajan aquí otros inmigrantes, como Francis Alÿs, quien al llegar a México decidió seguir su interés en el arte, habiendo sido antes arquitecto. Alÿs nos cuenta en entrevista que “como método de intervención en este ambiente urbano tan saturado, tanto físicamente como al nivel cultural e histórico, para establecer un tipo de conversación con el sitio, más que intervenirlo, era más fácil introducir historias, anécdotas (como aquella del chavo que va jalando su perrito magnético y recogiendo basura metálica a su paso), o bien, ‘mini-mitos urbanos’ a través de acciones, que provocan algún tipo de reflexión al introducir objetos o imágenes”. Las piezas de Francis Alÿs, como las de muchos otros artistas, nos enseñan que si podemos escoger entre el mito y la realidad, siempre hay que inclinarse por el mito.

Lorenzo Rocha

PAISAJE URBANO

OUT/TV
No se pierdan la entrevista con Rolando Flores y Gabriel Cázares (dos tercios de terderunquinto), sobre sus intervenciones en la ciudad, hoy en Paisaje Urbano (Canal 40, cable 140) a las 13:55 y por Internet en www.proyecto40.com.mx/#/internettv (en el area de "Internet TV")

jueves, 8 de julio de 2010

MIRADA INVISIBLE


En un mundo visual, parecería que perder la vista sería el hundimiento de la persona en un mundo oscuro y angustiante. Los fotógrafos invidentes demuestran lo contrario. Nos muestran que nuestro ocularcentrismo es un tipo de ceguera más dañino que cualquier otro. Comencemos por reflexionar en torno a la diferencia que existe entre vista y visión, los fotógrafos ciegos tienen visiones mentales que pueden compartir con el resto de las personas usando una cámara fotográfica.

En días pasados se inauguró la exposición La mirada invisible, una colectiva internacional curada por Douglas Mc Collugh, en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México. Los trabajos presentados en la muestra son tan diversos entre sí como los de cualquier grupo de artistas, lo cual implica que clasificarlos por su ceguera no resulta una condición suficiente que justifique su agrupación. Tres de ellos destacan por su profundidad poética: Evgen Bavcar, Kurt Weston y Gerardo Nigenda, quien desgraciadamente falleció hace dos meses, a los 43 años. Nigenda combina escenas con un tinte autobiográfico, situaciones de alto contenido emocional, combinadas con sencillas frases (algunas veces simples descripciones, otras con un gran contenido poético). Estas frases están además estampadas sobre las fotos en escritura Braille, lo cual las hace accesibles a todas las personas, videntes e invidentes.

El arte surrealista tiene una similitud curiosa con las fotografías de la exposición, que no es de ningún modo casual: los artistas del surrealismo buscaron una subversión de las imágenes, alterando las coordenadas de la realidad, ya que sus fotografías, al igual que las de los ciegos, partían de la intención de materializar imágenes mentales. Para artistas surrealistas como Man Ray o Eli Lotar, lo verdaderamente importante era saber mirar con los ojos cerrados, debido a que, como todos sabemos, lo que entendemos como realidad no es más que un sistema de aproximaciones con el que cada quien construye su imagen del mundo.

Lorenzo Rocha

jueves, 1 de julio de 2010

PASO LIGERO


La situación medioambiental que vivimos en la actualidad, donde sobran las malas noticias sobre desastres ecológicos de todo tipo, nos insta a reflexionar sobre nuestra actitud frente a la naturaleza y a pensar cada vez más sobre nuestra “huella ecológica”. Un lugar donde parece que se ha llegado a un punto muy equlibrado entre el modo de vida basado en la promoción del turismo de bajo impacto ecológico, es la republica de Botswana, en el sur del continente africano. El país tiene una escasa población y un patrimonio natural inmenso, basta citar el caso del delta del río Okavango que desciende desde Angola, donde porciones de tierra enormes, de alrededor de 25000 hectáreas, son concesionadas a establecimientos turísticos donde se aloja a un máximo de 20 personas a la vez. Un ejemplo que demuestra un alto nivel de calidad arquitectónica es el campamento Xudum, diseñado por la firma sudafricana encabezada por el arquitecto Nicholas Plewman.

El conjunto de cabañas y la zona de estancia, estan construidas enteramente con madera y no se han utilizado cemento, cristales ni hierro. De este modo, al terminar la concesión por la cual el complejo opera en la reserva, las edificaciones pueden ser desmontadas y el sitio que ocupan regeresará a su estado original. La filosofía del consorcio turistico Andbeyond, se basa en el “cuidado de la tierra, cuidado de la fauna y cuidado de la gente”, una fórmula por demás alentadora, si se toma en cuenta el efecto devastador que el turismo masivo ha provocado en tantos entornos naturales del mundo.

La experiencia de países como Botswana y Tanzania en África o Costa Rica en América, nos enseña que el desarrollo económico y creación de empleos es compatible con el deseo de conservación natural y humana. La clave para conseguirlo es una planificación espacio-temporal que permita disfrutar de los entornos naturales durante un período determinado, en condiciones de un espacio fundamentado en la arquitectura reversible. Esta filosofía nos invita a “pisar ligero”, para que nuestras huellas después puedan ser borradas.

Lorenzo Rocha

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