jueves, 26 de mayo de 2016

OBRA INCIERTA

La ciudad moderna ha pretendido desde sus albores, alcanzar la certeza del desarrollo y la planificación. Sin duda en gran medida lo ha conseguido, basta que miremos el plano de casi cualquier ciudad para percatarnos que prevalecen las trazas reticulares, en algunos casos esporádicos las formas circulares o radiales y en los menos, formas sinuosas que siguen a la topografía con un orden claramente perceptible.
Pero del mismo modo como es evidente el orden de las ciudades, también podemos fácilmente darnos cuenta que gran parte de las ciudades como México, han crecido desordenadamente en sus periferías, dando origen a zonas de notoria incertidumbre, lo que llamamos coloquialmente arquitectura informal y asentamientos irregulares.
La razón principal del crecimiento desordenado, es el rezago entre la capacidad del Estado para decidir y ejecutar obras de urbanización, frente al crecimiento acelerado de la población. Muchos estudiosos afirman que la arquitectura informal no representa el problema de la falta de vivienda, sino su solución.
Si matizamos esta afirmación nos daremos cuenta de su veracidad. La vivienda informal, no es agradable estéticamente, ni deseable en términos de eficiencia, sanidad y acceso a los bienes y servicios de la ciudad. Sin embargo, es el único recurso ante la falta de oferta habitacional.
En México, la mayoría de la población no es elegible para un crédito bancario, ya que se encuentra marginada del sistema de seguridad social y su empleo es informal, lo cual no le da acceso a financiamiento. Todos los proyectos oficiales de vivienda dependen de financiamientos bancarios, a los que se accede mediante las aportaciones de los trabajadores a sus fondos de vivienda social, complementados por créditos subsidiados por el Estado.
¿Cómo accede a la vivienda oficial, alguien que no cuenta con seguro social? Simplemente el trabajador informal está marginado del sistema financiero. Ante esta gran desigualdad, la opción para millones de personas es la invasión de terrenos agrícolas para construir viviendas precarias, que con el tiempo se regularizan y eventualmente consiguen acceso a la infraestructura urbana.
Desde mediados del Siglo XIX,  el economista inglés William Morris afirmaba que la desigualdad es peor que la pobreza. Entonces aun no existían las metropolis de hoy, que son la materialización de las condiciones desiguales de vida.
Los arquitectos tenemos un impacto marginal en esta situación, ya que no estamos involucrados mas que en una mínima parte de la construcción de la ciudad. Nosotros mismos hemos mirado hacia otro lado, si quisiéramos ser parte de la solución a los grandes problemas de las ciudades subdesarrolladas, deberíamos revaluar la propia educación y ejercicio de nuestra profesión.
Hasta que no retomemos nuestro camino de responsabilidad ética ante la sociedad, los arquitectos seguiremos contribuyendo a la incertidumbre que se vive en el desarrollo urbano, y seguiremos dejando desamparada a la población de bajos recursos y que depende de la economía informal.
Lorenzo Rocha

jueves, 19 de mayo de 2016

ARQUITECTURA VITAL

La exposición inaugural del nuevo museo de arte y archivo filmográfico de la Universidad de California en Berkeley, lleva el título: "La arquitectura de la vida" y es digna de la casa de estudios que la respalda. Fue organizada con clara intención didáctica por Lawrence Rinder, primer director de la institución artistica, bajo la premisa de que la arquitectura ilumina muchos aspectos de la experiencia vital de las personas. La arquitectura adquiere significado en nuestras vidas, mediante sus conceptos, metáforas y mediante la práctica.

La muestra sugiere la reflexión del visitante en torno al propio edificio, que reutilizó la vieja imprenta universitaria de los años treinta, con una acertada ampliación de la firma de arquitectos Diller, Scofidio y Renfro. Implica el diálogo que las obras expuestas tienen con la estructura y elementos constructivos del edificio. El edificio del museo plantea ser una metáfora de un pez diseccionado, el cual muestra su piel y escamas por su cara exterior y su esqueleto y entrañas al interior.

La exposición comprende campos como el arte, la ciencia, la artesanía y la representación gráfica de la arquitectura, incluye cerca de 200 obras que utilizan casi todos los medios imaginables y abarca tanto a culturas contemporáneas, como a aquellas que tienen 2000 años de existencia.

Las obras estimulan el pensamiento y establecen inusitadas conexiones emocionales entre el ser humano y los ambientes construidos. Una serie específica de piezas, refleja contundentemente la idea detrás de la exposición: se trata de "Instrumento musical hibrido", en sus tres versiones, "Solitario", "Social" y "Semi-social", creadas en 2015 por el artista argentino Tomás Saraceno. La serie consisie en marcos cúbicos de fibra de carbono en los que se intrudujo una o varias especies de arañas para que tejieran sus telas durante distintos períodos de tiempo, desde dos semanas hasta cuatro meses, girando el cubo 180 grados en cuatro ocasiones durante cada período de tiempo. El resultado es una hibridación de los distintos modos de tejer de las arañas en todas las direcciones posibles, dando origen a una forma inusitada.

Su organizador nos pregunta en la presentación: ¿Qué es la arquitectura de la vida? a lo que él mismo responde: "Es la arquitectura del cuerpo, de la mente, del espíritu y de la sociedad. Es la arquitectura de la materia, de la energía y de la forma y también es la arquitectura de los propios edificios, de aquellos que no solamente nos protegen y organizan nuestra vida cotidiana, los edificios que además contienen las potentes metáforas de esta versátil idea".

Lorenzo Rocha

jueves, 12 de mayo de 2016

ABURGUESAMIENTO

En tiempos recientes, la gentrificación (anglicismo que corresponde al "aburguesamiento" de un barrio) ha ido convirtiéndose paulatinamente en sinónimo de especulación y voracidad por parte de los promotores inmobiliarios. Pero en sentido estricto, forma parte de los ciclos de vida naturales de las zonas urbanas a lo largo del tiempo.
Casi todos los barrios en la ciudad de México nacieron gracias al desarrollo inmobiliario, en sus períodos de desarrollo, todos ellos eran zonas sanas economicamente, seguras y limpias. Pero el paso del tiempo y algunos hechos urbanos como las crisis económicas, la explosión demográfica, la contaminación, el crimen o los desastres naturales, los hicieron caer en desgracia.
Cuando un barrio se ha deteriorado, los precios del suelo descienden y eventualmente atraen de nuevo el interés de los inversionistas, ya que normalmente esos barrios cuentan con infraestructura y son accesibles para el transporte público y privado, es entonces que el ciclo de empobrecimiento del barrio se revierte y comienza su recualificación. Es lógico que con las nuevas construcciones, los precios de la vivienda aumenten. 
La queja habitual por parte de la población de un barrio recualificado es que el aburguesamiento "expulsa" a los habitantes tradicionales de la zona, quienes son sustituidos por nuevos pobladores con mayores recursos económicos. Este fenómeno hace falta analizarlo un poco más a fondo antes de denostarlo irreflexivamente. Habría que hacer una distinción entre dos grupos de pobladores tradicionales: aquellos que son propietarios de sus viviendas y aquellos que las alquilan. El aburguesamiento es positivo para quienes ya poseen un inmueble en el barrio, ya que automáticamente su propiedad aumenta de valor. En el caso de los inquilinos, la presión inmobiliaria tiende a hacer incosteables sus alquileres y obligarlos a mudarse a zonas de menor precio. En una zona recualificada las rentas bajas se vuelven irreales y tarde o temprano aumentan.
Para solucionar el problema del aumento de los alquileres, la población debe dirigirse al gobierno, no a los promotores inmobiliarios. Existen varias opciones para que la subida de precios no afecte a los inquilinos, lo más común es que el gobierno asegure viviendas con subsidios gubernamentales en los nuevos edificios. Es el gobierno quien puede garantizar la igualdad entre los nuevos habitantes y aquellos que tradicionalmente han habitado el barrio.
Bloquear por la fuerza el desarrollo inmobiliario de un barrio tradicional no contribuye a su recualificación, y tampoco culpar a los promotores de la desigualdad económica resulta en ningún beneficio. Todos estamos de acuerdo en que es preferible el aburguesamiento que el empobrecimiento de cualquier barrio urbano
Lorenzo Rocha

jueves, 5 de mayo de 2016

SOCIEDAD VERTICAL

Hasta la primera mitad del Siglo XX, la segregación racial y la exclusión social en las ciudades se verificaba de modo horizontal. Había desde entonces fronteras que siguen existiendo hasta ahora en todas las ciudades, entre barrios ricos y pobres, guetos étnicos, divisiones raciales y contrastantes realidades sociales. El plano de cualquier ciudad es su radiografía demográfica. Por ejemplo, en Los Ángeles está muy claramente delimitado el límite entre la pobreza, la marginación y la riqueza, la gente de origen caucásico con altas posibilidades económicas vive al norte de la autopista estatal 10 y al oeste de la carrtera 110. En el cuadrante opuesto, vive la gente pobre y de color, al sur de la autopista viven los afroamericanos y al este los mexicanoamericanos. En una franja intermedia cercana al centro, habitan otros grupos minoritarios: los inmigrantes japoneses, coreanos, armenios, etíopes y muchos otros más. El libro "A People's guide to Los Angeles" (University of California Press, 2012), escrito por las sociólogas Laura Pulido, Laura Barraclough y la escritora y fotógrafa Wendy Cheng, da cuenta de las tajantes diferencias en la distribución socioeconómica de la ciudad.

A partir de 1950 se introdujo en las ciudades, un orden social vertical al aparecer los rascacielos y las torres de apartamentos en el paisaje urbano. La organización dentro de un edifcio alto se rige por una norma tácita: los pisos más altos corresponden a la gente más rica y con mayor jerarquía si se trata de un edificio de oficinas, también los precios por metro cuadrado aumentan en relación con la altura y sin duda el último piso, el penthouse, será siempre el espacio más lujoso y caro. Por consiguiente, los pisos más bajos albergarán a la gente con menores recursos, dotados de menor area para sus actividades, o bien con menor jerarquía en el sistema de organización corporativa.

En Milán se concluyó recientemente un controvertido edificio diseñado por el arquitecto Stefano Boeri, que se ha bautizado como "Vertical Forest" ("Bosque vertical"). Los habitantes del barrio donde se ubica, la llamada "Isola" ("La Isla", llamada así porque se encuentra aislada por la vias de ferrocarril que llegan a la estación de trenes de Porta Garibaldi) se opusieron firmemente a su construcción, ya que para ello fueron despojados de las pocas areas verdes que tenían. El argumento con el que el arquitecto Boeri defendía su proyecto, afirmaba que en lugar del parque que había, el edificio contenía en sus terrazas tantos árboles como los que se pueden encontrar en una hectárea de bosque. El problema es que estos árboles solamente los pueden disfrutar los propietarios de los apartamentos, es un ejemplo de la privatización extrema de las áreas verdes en la ciudad.

Lorenzo Rocha

Buscar este blog

Seguidores

Archivo del blog

Contribuyentes