jueves, 6 de noviembre de 2025

AFECTIVIDAD

Alberto Pérez Gómez, ha abordado en distintos pasajes de sus obras escritas, la importancia del amor, el deseo y el afecto, en términos de la relación de estos con nuestra sintonía con los espacios que habitamos.

Por su alto contenido técnico, aparentemente la arquitectura tiene poca relación con la afectividad. Pero si miramos el amplio significado del término, veremos que la afectividad es una de las principales áreas de la experiencia estética y vital, junto con la inteligencia y la motricidad. No cabe duda que las características sensoriales de los espacios que habitamos y por los que transitamos diariamente influyen en nuestros estados de ánimo, el gozo o repulsión hacia ellos y todos los espectros  emocionales como pueden ser la angustia y la serenidad.
Negar esto como arquitectos sería equivalente a aceptar una total ignorancia de la naturaleza profunda de la profesión. Es verdad que hay muchos factores científicos que se deben abordar para cualquier proyectos, desde las cuestiones ecológicas, económicas y tecnológicas hasta las implicaciones culturales del edificio como su sentido de pertenencia y la relación con la identidad de sus habitantes respecto al lugar donde se localiza.
No cabe duda que las personas desarrollan un apego emocional con sus casas y sus recuerdos de ciudades que han visitado o en las que han vivido, podríamos decir que este apego es equivalente al afecto, a pesar de que se trate de objetos inanimados.
Cuando recordamos con nostalgia un lugar en el que hemos vivido añoramos no tanto el sitio físico sino el recuerdo de nuestras experiencias personales acontecidas en aquel tiempo y lugar. Si lo volvemos a visitar años más tarde, es probable que evoque dichos recuerdos pero también podría no suscitar la misma reacción en nosotros, porque pasado el tempo ya no somos los mismos.
Lorenzo Rocha 

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