Friedrich Engels escribió en 1843 sus “Apuntes para una crítica de la economía política”, un texto que explica como los excedentes de la economía capitalista de aquella época tendían cada vez más a la creación de una escasez programada, en cuanto al suelo apuntó: “La rentabilidad del suelo está en incremento infinito mediante la aplicación de capital, trabajo y ciencia.”
En la ciudad de México hay una gran competencia por la ocupación del suelo. Las investigaciones sobre oportunidades para nuevas operaciones inmobiliarias resultan cada vez más estrechas y se encuentran gradualmente condicionadas por una escasez de terrenos y usos de suelo disponibles para nuevos proyectos. La especulación ha ido aumentando en tiempos recientes, las compañías de bienes raíces más importantes han ido acaparando propiedades en las zonas de mayor potencial y dotadas con mejores servicios, lo cual ha reducido las oportunidades para la actuación de medianos y pequeños promotores.
Al mismo tiempo, los grandes proyectos, como edificios altos para oficinas, conjuntos de apartamentos y centros comerciales están desocupados en una quinta parte o han sido pospuestos o cancelados por la actual incertidumbre económica y política.
Parece ser que las profecías anticipadas hace 170 años por Marx y Engels respecto a la rentabilidad infinita del suelo, han tomado un giro hacia la especulación urbana en la forma de la provocación de la escasez de suelo edificable.
Para los pequeños promotores existen aún posibilidades de llevar a cabo intervenciones a pequeña escala que pueden darles aún la posibilidad de seguir desarrollando sus proyectos, aunque sea de manera marginal. Esperemos que en los próximos años continúe la reconversión de espacios industriales en proyectos culturales y la reutilización de inmuebles patrimoniales para nuevos usos como vivienda y comercio, todo ello para una densificación del uso del suelo, contraria a la expansión ilimitada de la ocupación del territorio.
Lorenzo Rocha