Los arquitectos parisinos Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal, se cuentan entre los pocos arquitectos en el mundo que se han permitido poner en duda los fundamentos de su práctica profesional. Cada proyecto que han realizado desde que fundaron su estudio hace poco más de 25 años, ha sido una oportunidad más para que la pareja explore las posibilidades de ejercer la profesión de la arquitectura como una continua reflexión crítica.
Ellos comienzan siempre tomando en cuenta lo existente, aunque se trate de un edificio nuevo. Las características del entrono urbano y del paisaje circundante al sitio de intervención, son tan importantes para ellos como el programa arquitectónico, las necesidades de los usuarios y la calidad del espacio interior.
Para los arquitectos, la economía del proyecto es primordial, su objetivo es proveer a las personas de espacios más generosos, no más baratos. Para ello, lo más importante es la elección del sistema estructural idóneo para cada proyecto, con el fin tener más espacio interior con la cantidad mínima de materiales. Pocos arquitectos hoy en día, incorporan a su discurso los conceptos de generosidad de espacio, libertad de uso y placer para los habitantes, para Lacaton y Vassal estos tres factores son el verdadero lujo de la arquitectura.
La remodelación en 2011 del edificio de viviendas en Bois le Prêtre, al norte de París, es sin duda el caso que muestra con mayor claridad su filosofía, aunque sus ideas están expresadas de modo explicito en todos sus proyectos. Se trata de una torre de apartamentos diseñada por el arquitecto Raymond López en 1959, cuyas fachadas fueron modificadas en 1990. El resultado de la remodelación había afectado la calidad espacial de los apartamentos y les había quitado luz y ventilación. Los propietarios del inmueble planeaban demolerlo y construir en su lugar una nueva torre con apartamentos más grandes y de mayor calidad. Lacaton y Vassal, en equipo con el arquitecto Frédéric Drout, convencieron a los propietarios de no demoler el edificio, sino añadir una nueva crujía en cada una de sus cuatro fachadas principales, de tal modo que se pudieran ampliar los apartamentos en un cuarenta por ciento de su area anterior, sin que los inquilinos tuvieran que mudarse. Los nuevos espacios fueron más luminosos y dotaron a los existentes de mayor area para el salón, balcones e invernaderos para disfrutar de la vista y el aire fresco. Al mismo tiempo, las nuevas crujías redujeron notablemente el consumo de energía para la calefacción y enfriamiento de los espacios.
Este y otros trabajos de la firma francesa, plantean una forma crítica y novedosa de hacer arquitecura, sin fórmulas preestablecidas, que debería ser tomada muy en serio por el gremio y las escuelas de arquitectura en todo el mundo.
Lorenzo Rocha
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