Desde hace una semana está abierta al público la exposición organizada en el Museo Jumex con el título: “Memorias de subdesarrollo”, una visión artística de Latinoamérica y su proceso de descolonización cultural durante el siglo XX. Sorprende que la arquitectura juega un papel preponderante en dicho proceso, a la vez que muestra los vicios más agudos del crecimiento desigual y los contrastes que se han dado entre la modernidad de los edificios y la pobreza e ignorancia de muchos de sus pobladores.
De este modo observamos como se desarrollaron proyectos notables en varios países de la región a partir de los años cincuenta, como el conjunto multifamiliar de Tlatelolco y la Ciudad Universitaria en México, los edificios y la planificación de la nueva capital de Brasil y otros como la Universidad Central de Venezuela, en Caracas.
El cineasta brasileño Glauber Rocha, explica parte del fenómeno al referirse al movimiento Novo Cinema, en los siguientes términos: “Innegablemente América Latina sigue siendo una colonia, lo que diferencia al colonialismo de ayer del actual es solamente la forma más perfecta del colonizador contemporáneo. A nivel internacional, América Latina es todavía ejemplo de un cambio de colonizadores, donde cualquier posible liberación estaría en función de una nueva dependencia”. El texto fue escrito hace mas de 50 años, pero sigue existiendo una dependencia similar entre los países subdesarrollados y el primer mundo, probablemente ya no en sentido colonial, pero si en cuanto al orden económico mundial.
En México seguimos viendo como la riqueza depende directamente del comercio internacional y del tipo de cambio monetario. Por ello, cuando las condiciones son favorables, el crecimiento se nota más claramente en el sector de la infraestructura y de la construcción al más alto nivel. Los períodos de bonanza económica son muy breves, por ello la riqueza casi nunca llega a reflejarse en proyectos sociales que solucionen las múltiples carencias de las personas que se encuentran en la pobreza. Todos los días se construyen lujosos edificios y centros comerciales, al lado de las colinas repletas de casas construidas informalmente, esto lo vemos con claridad en el poniente de la ciudad de México.
El subdesarrollo a nivel urbanístico es un círculo vicioso en el que una sociedad hace grandes esfuerzos por alcanzar los modelos de éxito que se perciben en los países desarrollados y cuando al fin los alcanza, es demasiado tarde ya que dichos modelos ya han sido superados. Para salir de esta situación cada nación debe buscar su propio paradigma, que tome lo mejor de las corrientes de pensamiento extranjeras, pero las aplique tomando en cuenta las posibilidades del lugar y la idiosincracia local.
De otro modo, el crecimiento urbano de ciudades como la nuestra seguirá siendo desigual, ya que sin un modelo propio de desarrollo, las nuevas construcciones e infraestructuras de transporte se realizarán para beneficio de la minoría de los habitantes. Los aeropuertos, las autopistas de cuota, los trenes de alta velocidad, no pueden ser la única prioridad de los gobiernos que están por iniciar, el Estado debe tomar el desarrollo de la vivienda social y del transporte público como temas centrales de sus acciones, para comenzar a equilibrar las circunstancias que por años han estado inclinadas hacia el lado de quienes poseen y controlan los beneficios económicos en el sector de la construcción a nivel nacional y también regional. Latinoamérica debe unirse y despertar del sueño modernista.
Lorenzo Rocha