jueves, 15 de marzo de 2018

DEBILIDAD INSTITUCIONAL

Es sorprendente ver que a pesar de la debilidad de las instituciones estatales que operan en nuestro país, muchos arquitectos y urbanistas mexicanos siguen realizando proyectos y obras notables. El panorama de la arquitectura nacional sería mucho más alentador si los funcionarios encargados de gestionar los programas de planificación urbana, políticas de vivienda, construcción de infraestructura vial y muchos otros rubros torales para el desarrollo urbano, hicieran bien su trabajo.
Es evidente que toda la responsabilidad institucional no recae solamente sobre los servidores públicos, también los ciudadanos sufrimos un rezago importante en lo que se refiere a nuestra responsabilidad social. El individualismo característico de nuestra idiosincracia, aunado a la aguda visión a corto plazo que nos inunda, otorga pocas probabilidades a un crecimiento sostenido del bienestar en nuestros entornos urbanos.
La mayoría de las personas, indistintamente de que trabajen en el sector público o privado, buscan el beneficio inmediato y personal por encima de las mejoras permanentes o futuras a nivel comunitario.
Es probable que el éxito de algunos compatriotas se deba precisamente a su capacidad de aprovechar las condiciones del lugar y tiempo en el que vivimos. Por ejemplo, el arquitecto Alberto Kalach ha mantenido una visión sólida y contundente respecto a una arquitectura que responde al entorno urbano de la ciudad de México, desde hace 20 años cuando comenzó su proyecto de ciudad lacustre, con otros colaboradores como Teodoro González de León y Gustavo Lipkau.
También es una buena noticia que la Serpentine Gallery en los jardines londinenses de Kensington, hayan encargado a la arquitecta mexicana Frida Escobedo el diseño y construcción de un pabellón que estará en pie durante el verano, es la primera vez que dicho encargo ha recaído en una persona tan joven.
Por último también es alentador que la revista española El Croquis ha dedicado su edición más reciente a la obra del arquitecto Manuel Cervantes Céspedes. Se trata de proyectos en su mayoría para uso privado, algunas notables residencias y una cuadra ecuestre, pero también se han publicado proyectos para los centros de transferencia modal para transportes urbanos, diseñados recientemente por el despacho del arquitecto. 
El arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa contribuyó en la publicación con un texto que hace un recorrido por su experiencia de más de 50 años en los que se ha sentido atraído por la arquitectura mexicana. El crítico describe con elocuencia la materialidad y la condición onírica y en ciertas ocasiones surrealista que él encuentra en la arquitectura mexicana.

Sin duda se trata de una apreciación acertada, ya que en un país con centros urbanos tan densamente poblados como el nuestro, la fragilidad del marco institucional es quizá el terreno más fértil para las fantasías y las contradicciones de una arquitectura que camina sobre el abismo de la realidad y que responde a sus situaciones absurdas con especulaciones profundas y poéticas como lo hizo en su tiempo Luis Barragán, a quien Pallasmaa llama el Gran Alquimista de la arquitectura: “capaz de convertir el silencio en luz, la iluminación en sonido y el color en fragancia y sabor”.
Lorenzo Rocha

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