En un artículo muy interesante publicado en 2008, los autores Fernando Garcia-Huidobro, Diego Torres y Nicolás Tugas, realizaron un análisis actualizado de la importancia del Proyecto Experimental de Vivienda de Lima, realizado durante la década de 1970.
La manera más productiva para evaluar el éxito de un proyecto de vivienda popular, es analizar su evolución a lo largo del tiempo. Antes de los años sesenta del siglo XX, los proyectos para vivienda masiva se diseñaban a detalle, con la intención de optimizar cada centímetro cuadrado. Por este motivo, se entregaban a los habitantes como proyectos cerrados, en los que su participación no había sido tomada en cuenta. La evolución de dichos conjuntos de casas no fue muy positiva, ya que diez o veinte años después de su inauguración, las necesidades de los usuarios habían cambiado a tal grado, que muchos no pudieron continuar viviendo en ellos.
A partir de 1960, los conceptos de Forma Abierta y de participación ciudadana, característicos de grupos de arquitectos como el Team X, se comenzaron a aplicar a casos prácticos con resultados relativamente positivos.
El Previ-Lima es un caso muy interesante, ya que se llevó a cabo mediante concurso, con la participación de la misma cantidad de arquitectos locales e internacionales y con el auspicio del gobierno peruano y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. El programa fue dirigido por Peter Land e incluyó a arquitectos como James Stirling, Charles Correa, Aldo van Eyck, Ernesto Paredes, Miguel Alvariño y varios más. El elemento más importante del experimento fue sin duda la capacidad de las viviendas para crecer con el tiempo.
Ahora que han pasado 50 años desde su realización, suceden fenómenos muy interesantes con las viviendas. Casi todos los patios han sido cubiertos y en muchas ocasiones se han edificado una o dos plantas adicionales. Posteriormente a su inauguración, en algunas casas se han habilitado espacios comerciales y en otras se han hecho varios apartamentos. Los proyectos originales han quedado irreconocibles, envueltos por los espacios creados por sus habitantes.
Lorenzo Rocha
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