jueves, 19 de noviembre de 2020

AUTOGESTIÓN

El arquitecto italiano Giancarlo De Carlo, miembro del Team X, se formó siguiendo la ideología anarquista. En su texto “Architecture’s Public” (1969) hablaba de un tipo de arquitectura que no se hacia “para” sus habitantes, sino “con” ellos. De este modo realizó el Villaggio Matteotti en Terni, un notable proyecto de viviendas para obreros.  

Cada vez son menos frecuentes las iniciativas urbanas que derivan directamente de la capacidad de organización de los ciudadanos. Quizá se deba en parte a la apropiación que los ayuntamientos han hecho de los mecanismos que tradicionalmente se utilizaban para promover la participación ciudadana en proyectos de interés público. Los arquitectos que introdujeron el concepto de arquitectura participativa en los años sesenta del Siglo XX, principalmente en Italia e Inglaterra, utilizaban encuestas y hacían reuniones con la población que resultaría directamente involucrada en el proyecto arquitectónico o urbano a debate, para que les expresaran sus necesidades y colaboraran en lo que ellos denominaron “Arquitectura procesual”. Se trataba de procesos largos y complejos, pero que valieron la pena para dar a las personas los resultados más idóneos.
Lo que hoy en día hacen muchos ayuntamientos, seguramente con las mejores intenciones, ha deformado involuntariamente el espíritu participativo original y se ha convertido en la demagogia conocida como “Vecinocracia”.  En primer lugar, no es la autoridad quien debe convocar a la ciudadanía a participar, las iniciativas auténticos son las que provienen de la sociedad civil organizada. El mecanismo menos legítimo para ello, es la formación de comités vecinales, los cuales en teoría recogen los deseos y propuestas de las personas y los presentan a las autoridades. La razón es que dichos comités están ligados a los partidos poíticos que son la antesala de la labor proselitista en la base electoral. Esto ha convertido a la participación ciudadana en una actividad de clientelismo político y de propaganda populista, que no genera resultados creíbles para la mayoría de los ciudadanos.
Lorenzo Rocha
 

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