Georg Hegel escribió en “Lecciones sobre la estética” que la arquitectura es el arte de externalidad, asi que su diferencia con la escultura radica en que tenga significado en sí misma como objeto, o bien si se le considera un medio, pueda cumplir con el fin que le corresponde manteniendo una cierta independencia de su función.
La definición de Estética que aparece en el diccionario de la Real Academia de la lengua española es: “Disciplina que estudia la belleza y los fundamentos filosóficos del arte.” Como toda definición es extremadamente general y no contempla matices según las diferentes actividades humanas. Si nos centramos en su raíz etimológica griega: Aisthesis, veremos que la palabra significa también sensación, conocimiento obtenido a través de la experiencia sensible.
La belleza pura y otros valores que componen el juicio estético, como lo sublime o excelso, difícilmente pueden ser adaptados a los resultados de un proceso de diseño. En la tradición estética del siglo XVIII, tanto Hegel como Kant, hicieron una clara distinción entre artes pura e impuras. La pureza de las artes es que carezcan de cualquier función diferente del placer estético, por ello es muy claro que la pintura, la música, la escultura, el teatro son artes puras, ya que no sirven a fines distintos o externos al arte. Hoy en dia podríamos añadir a la fotografía y a la cinematografía dentro de esta lista.
En cambio, la arquitectura, el diseño (gráfico e industrial) y el urbanismo son artes aplicadas, ya que antes de permitirnos emitir un juicio estético acerca de ellas, nos exigen un análisis teleológico, para valorar si cumplen con los fines para los que fueron creadas. Entonces una silla, una casa o un cartel primero deben ser útiles y solo si ello queda demostrado, después se pueden considerar obras de arte, pero siempre tomando en cuenta que su belleza será adherente, como lo afirmaba Kant. Sin duda ello no obsta la posibilidad de que dichas obras puedan considerarse incluso sublimes, pero sencillamente, una casa que no nos protege de los elementos climatológicos y que no cumple con las medidas y proporciones ergonómicas, simplemente no se puede calificar como bella.
Lorenzo Rocha
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