Refiriéndose al trabajo de Konjian Yu, el crítico Kenneth Frampton ha escrito: “El diseño de paisaje tiene mucho más que aportar a la arquitectura que lo que la arquitectura puede aportar al diseño de paisaje”.
Algunos conceptos introducidos recientemente por el arquitecto paisajista chino Konjian Yu, dan un nuevo aire de optimismo al desarrollo urbano. Su concepto de “Jardines productivos” fue puesto en práctica desde hace casi dos décadas, Como ejemplo, destaca el jardín de la facultad de arquitectura de la Universidad de Shenyang, construido en 2008, el cual ocupó gran parte de las áreas verdes del campus para producción de cereales.
El segundo lema de Yu “La ciudad esponja” le ha valido reconocimiento internacional desde 2003, por tratarse de una idea que considera la despavimentación de las áreas urbanas con la finalidad de evitar las inundaciones. El parque Quiaoyuan en Tianjin es uno de sus primeros proyectos que siguen este concepto. Se trata de operaciones hidráulicas que tienen como objetivo la mitigación de las contingencias ambientales producidas por las tormentas. En otras épocas, el criterio de los ingenieros viales de la ciudades se sustentó en la creación de enormes áreas pavimentadas que permitían descargar el agua hacia colectores que a su vez la conducían hacia el drenaje profundo, descargando aguas negras y pluviales fuera de las áreas urbanas. Este fenómeno produce un enorme desbalance en el subsuelo ya que las aguas pluviales son necesarias para mantener la estabilidad de los mantos freáticos. Por este motivo nuestra ciudad se sigue hundiendo progresivamente.
En la ciudad de México esta técnica funcionó correctamente desde el siglo XIX hasta principios del XX, pero a partir de los años 1950, la tendencia ha sido la recarga de los mantos acuíferos y la regeneración de los lagos, ríos y canales. El reglamento de construcciones establece un área libre de al menos el 20% de la superficie ocupada en cada predio, cuando esto no es posible, se exige un sistema de bombeo hacia el subsuelo.
Las intervenciones en el paisaje brindan la posibilidad de reorientar el urbanismo hacia una tendencia más ligada a las fuerzas climáticas naturales y no opuesta a ellas. Sin embargo, la presión inmobiliaria sigue la tendencia de ocupación máxima del suelo edificable, sin contemplar que la baja densidad de construcción es la única solución para devolver a las ciudades su condición de equilibrio medioambiental.
Lorenzo Rocha
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