miércoles, 28 de mayo de 2025

HÁBITAT

El teórico italiano Manfredo Tafuri escribió en 1970: “Lo específico de la arquitectura es el modo de poner en relación entre sí las diversas estructuras que confluyen en ella". "El lenguaje de la arquitectura se forma, se define y se supera en la Historia junto con la idea misma de arquitectura. En este sentido, establecer una "gramática general" de la arquitectura es una utopía". 


El hábitat de los primeros homínidos, una adaptación de materiales y espacios existentes configurados para conseguir refugio, contenía desde su inicio la posibilidad de convertirse en arquitectura. Todos los demás seres vivos tienen cada uno su propio hábitat, algunos incluso lo construyen con los materiales que se encuentran a su disposición, pero ¿porqué solo el ser humano hace arquitectura? En términos generales podemos decir que la arquitectura es el hábitat como producto cultural. Si no fuera así, el hábitat humano no habría evolucionado a la par de la civilización.

Sin embargo, la arquitectura sigue siendo el hábitat humano, aunque en ocasiones parezca que su expresión artística sea más importante que su habitabilidad. La mayor complejidad del proyecto arquitectónico radica en cumplir simultáneamente con objetivos que aparentemente son incompatibles entre sí: como la economía, la estabilidad estructural, la identidad cultural, la belleza, la eficiencia, el simbolismo y otros muchos más. Pero todo ello se puede equilibrar bajo un solo concepto, el cual ofrece la posibilidad de satisfacer simultáneamente todas las necesidades planteadas, dicho concepto es el edificio en si mismo.

La relación entre la teoría y la práctica en la arquitectura es de vital importancia, se trata de un trabajo constante de producción e interpretación debido a que no existen reglas ni formulas generales para el diseño arquitectónico, todos los proyectos son casos particulares que responden a las condiciones específicas en las encuentran su origen.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 22 de mayo de 2025

ESCAPISMO

En el mes de mayo, la revista Proceso publicó un interesante artículo titulado: “Desaparecidos”, en él las periodistas Ximena Arochi y Sara Pantoja presentan una extensa investigación sobre las desapariciones de personas en la ciudad de México desde 2018 hasta ahora.


La realidad urbana suele presentarse de manera fragmentada, por lo cual es muy difícil pensar en ella en el presente y desde nuestro contexto cotidiano. Para reflexionar sobre una situación social y espacial en las ciudades, se necesita una mínima distancia que nos pueda dar la perspectiva necesaria para su análisis. Pero no por ello, debemos intentar escapar de nuestro tiempo y lugar específicos, porque solo es aquí donde tenemos posibilidades de actuar y solo podemos hacerlo ahora.

El tiempo futuro y los países lejanos sirven a los pensadores como los sitios idóneos para eludir la responsabilidad de pronunciarse acerca de lo que sucede frente a sus ojos. En la ciudad de México hay un nivel de violencia exacerbado y un numero enorme de personas desaparecidas que se han ido incrementando en las ultima década, pasando de reportes anuales de entre mil y dos mil personas, hasta alcanzar una cifra sin precedentes: 6100 personas desparecidas en la actualidad.  A pesar de ello y del reciente y lamentable asesinato a plena luz de día de Ximena Guzmán y José  Muñoz, dos funcionarios públicos del gobierno de la ciudad, siguen predominando las discusiones en redes sociales centradas en los conflictos entre Rusia y Ucrania e Israel y Palestina. Es correcto y necesario que discutamos sobre  guerras, invasiones y masacres extranjeras, pero no por ello, dejemos de cuestionar y criticar a las autoridades de nuestra propia ciudad que no han sido capaces de controlar al crimen organizado y a la violencia sistemática que daña a nuestra sociedad en mucho mayor medida que los conflictos internacionales.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 15 de mayo de 2025

TEMAS ACTUALES

El arquitecto y urbanista Roberto Eibenschutz, fallecido hace pocos días, fue un  extraordinario académico, investigador y funcionario público. Escribió un texto de gran  importancia, titulado “Ciudad ideal, ciudad real” en 2010. El mejor homenaje que podemos hacerle es releer sus ideas.


En las discusiones sobre la ciudad y la arquitectura, estamos siempre buscando los temas de mayor actualidad. Los especialistas consideran que algunas discusiones son obsoletas y que sus temáticas han sido superadas. La autoconstrucción de vivienda, la expansión excesiva de la urbanización, la separación entre la labor de los profesionales con las necesidades auténticas de las personas, son algunos problemas sobre los que hemos discutido por varias décadas sin llegar a conclusiones satisfactorias, pero si seguimos preocupados por estos asuntos es porque aun tienen importancia.

En tiempos recientes la teoría y la crítica se ha especializado notablemente, lo cual tiene aspectos muy positivos. Hoy en día hay autores que se ocupan de tecnología, infraestructura, ecología y muchos otros asuntos específicos. Sin embargo, sigue siendo necesario el trabajo de analistas que cubran las generalidades y que se atrevan a opinar y tomar posiciones ideológicas, aunque no sean expertos en todas las materias de las que escriben.

Parece que se agotan uno por uno los líderes de opinión, los críticos provocadores y los pensadores entusiastas. Basta ver la escasa presencia de la producción crítica en los medios masivos de comunicación, de los que por cierto, somos la excepción.

El contenido principal de material que toca temas sobre ciudad y arquitectura se encuentra en internet en la forma de memes, breves textos y videos que exploran tendencias de moda o proyectos espectaculares, que son del interés del público no especializado. De vez en cuando encontramos algunos medios interesados en discusiones de mayor profundidad respecto a la sostenibilidad, la falta de vivienda y en general al estado de las cuestiones que más nos afectan como habitantes de una metrópolis, como la escasez de agua o la contaminación del aire.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 8 de mayo de 2025

DIVIDIR LO SENSIBLE

En su libro “La división de lo sensible” Jacques Rancière propone que la estética no es una disciplina filosófica en sí, sino un “régimen específico de identificación del arte”. Esto implica que no se trata solamente de su relación con la belleza, sino de su papel dentro de la sociedad.


En ocasiones los arquitectos no somos conscientes de que formamos parte de la industria cultural y en virtud de ello, somos los encargados de materializar en nuestras construcciones, los valores de las clases dominantes. Estas clases no solo son las élites que controlan los recursos económicos o los mandatos políticos, sino cualquier grupo o individuo que posea la capacidad de encargar una obra, sea grande o pequeña. En todos los casos, aunque no siempre sea igualmente claro, los arquitectos debemos traducir en formas construidas las aspiraciones de nuestros clientes, o de otro modo, si no lo hacemos, perderemos la oportunidad de participar en sus proyectos. En todos los casos, la belleza se juzga en función de su adecuación a los deseos de los clientes.

Los edificios que albergan a las grandes corporaciones, instituciones financieras o dependencias gubernamentales deben reflejar sus valores, que son casi siempre la solidez, la singularidad, la confianza. Las obras comerciales y privadas requieren de lenguajes un tanto más discretos y de escalas menores, pero en cada caso se deben ajustar a las expectativas de sus propietarios o promotores.

Todo ello apunta a que los gustos no son caprichos personales ni son irrelevantes en el diseño arquitectónico. La construcción debe cumplir con las necesidades de sus promotores y usuarios, la estética e incluso la percepción sensorial de sus elementos, también forman parte de dichas necesidades, tanto como su eficiencia, funcionalidad, e incluso su estabilidad estructural. Al final, todo edificio contribuye al conocimiento que se adquiere mediante la experiencia sensible, juega un papel preponderante en las vidas de las personas que lo habitan y visitan y las representan ante la sociedad como individuos aislados, grupos organizados e instituciones públicas.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 1 de mayo de 2025

URBICIDIO

El filósofo Marshall Berman, autor del término “urbicidio” y la crítica de arquitectura  Ada Louise Huxtable, fueron activistas que se opusieron enérgicamente a las expulsiones de personas para demoler sus viviendas y permitir la construcción de proyectos más lucrativos en Nueva York durante los años setenta.


El desarrollo urbano no solo implica construcción, también requiere de demoliciones. Desde los años setenta comenzó una tendencia a expulsar a los habitantes de zonas urbanas supuestamente deterioradas para crear nuevos espacios para viviendas de más alto nivel económico. Esto sucedió igualmente en casi todas las capitales del mundo, con diferencias locales, pero con objetivos similares. De esta época proviene lo que ahora llamamos coloquialmente gentrificación, que significa el aburguesamiento de zonas anteriormente baratas y populares.

La técnica más usual del urbicidio en la ciudad de México es el abandono de edificios por décadas, hasta que literalmente se derrumban solos o se derriban forzosamente por el deterioro que han sufrido. Esto se verifica debido a que muchos de estos edificios forman parte del patrimonio arquitectónico inmueble y está prohibida su demolición. Pero en otras ocasiones, el urbicidio sucede por acuerdos entre las autoridades y las compañías promotoras inmobiliarias. Se han despejado enormes areas construidas para dar espacio a vialidades como el periférico o los ejes viales, los cuales después son ocupados por conjuntos de viviendas o edificios altos para apartamentos y oficinas, los cuales reciben coeficientes de ocupación de suelo mayores a los que anteriormente tenían, debido a que las calles donde se localizan han cambiado de forma, se han ampliado y el tráfico sobre ellas se ha acelerado. En otras situaciones se observan ventajas similares, como en el caso de las calles que se encuentran frente a los parques o extensiones de terrenos desocupados como barrancas o cañadas, ahi vemos muy frecuentemente construcciones de gran altura que explotan las vistas hacia las áreas verdes como parte de sus cualidades urbanas, con precios mucho más altos que los edificios que carecen de vistas a dichos paisajes.

Lorenzo Rocha

 

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