jueves, 28 de agosto de 2025

MOVILIDAD

¿Cuánto más pueden expandirse las áreas urbanizadas de las metrópolis? ¿Podrá seguir solucionándose el transporte para la población que habita la periferia urbana? ¿Existen alternativas de solución a estos retos?

Durante todo el siglo XX y las primeras dos décadas y media del siglo XXI, el paradigma urbano fue la expansión. Ha sido durante este período cuando se han urbanizado las áreas rurales que circundaban a las ciudades en todo el mundo y cuando se ha inventado el suburbio. Todas las operaciones de urbanización por fuera de los perímetros centrales han implicado búsquedas de soluciones para la movilidad, debido también a la extrema zonificación de dichas áreas suburbanas. En el suburbio predomina la vivienda y en el centro las actividades económicas, comerciales, educativas, administrativas y demás.
Aparentemente hemos llegado al límite de la posibilidad de expansión urbana. Está claro que el paradigma debe cambiar. A pesar de que las soluciones para el transporte han sido de gran creatividad, como el metro, el autobús exprés, los tranvías, las bicicletas, las motocicletas, los teleféricos y los automóviles, en las metrópolis como la ciudad de México, las distancias ya superan lo lógico y aceptable. Al fenómeno del transporte y su consumo de tiempo, hay que sumar la enorme contaminación ambiental que generan los automóviles y los transportes que utilizan combustibles fósiles. 
Por desgracia este fenómeno se extiende por territorios urbanos de todo el mundo, desde Japón, China y Corea, hasta Nigeria, Kenia, Senegal, Inglaterra y Estados Unidos. Una situación tan extendida requiere de acciones más radicales que superen el modelo expansivo y lo transformen en uno más compacto y denso que no dependa solo de las soluciones de movilidad.
Es probable que no estemos preparados para afrontar estos retos hasta que la situación no se pueda sostener más tiempo, por desgracia es muy probable que el decrecimiento urbano y la densificación sucederán sin una adecuada planificación.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 21 de agosto de 2025

EXPERIENCIA SENSIBLE

“La definición de la estética como teoría de lo bello sirve de muy poco porque el carácter formal del concepto de belleza se desvía del contenido pleno de lo estético. Si la estética no fuera otra cosa que un catálogo sistemático de lo que alguna vez se consideró bello, no nos daría ninguna idea de la vida en el concepto de lo bello.” Theodor W. Adorno

La experiencia estética consiste en una forma de conocimiento que se adquiere mediante los sentidos. De ahí deriva el término “Estética”, de la Aesthesis, que alude a la experiencia sensible y a la percepción del entorno que rodea al ser humano. Es sin duda extraño que después se haya relacionado directamente a la estética con la belleza y con los fundamentos filosóficos del arte, excluyendo a todo aquello que no responde a sus premisas.
Paul B. Preciado, escribió en su libro Dysphoria mundii: ”Por estética entiendo la articulación entre la organización social de la vida, la estructura de la percepción y la configuración de una experiencia sensible compartida." En esta brillante afirmación no se menciona al arte ni a la belleza, ya que la mayor parte de lo que percibimos no se relaciona con estas dos nociones. Desde luego, siempre existe la posibilidad del juicio estético una vez que lo que hemos percibido mediante los sentidos es codificado en términos filosóficos, pero esta condición no es necesaria para todos los demás elementos que componen los universos personales de cada individuo.
Cotidianamente transitamos por una metrópolis que está llena de estímulos a nuestros sentidos, la mayoría de ellos estridentes y desagradables. Pero dentro del cumulo de todo lo que vemos, escuchamos, tocamos y olemos, también hay sensaciones agradables y bellas. Quizá no somos conscientes de ello todo el tempo, pero sin duda el conjunto de experiencias diarias conforma inevitablemente nuestra esencia como habitantes de una concentración humana tan vasta como la nuestra.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 14 de agosto de 2025

POBLAMIENTO

¿Qué factores son los que provocan las concentraciones extremas de población? ¿Es posible concebir motivos para el poblamiento que vayan más allá de la economía y la geografía?

Autores muy importantes como, Fernando Greene y Héctor Quiroz han investigado y publicado desde hace varios años, trabajos académicos y libros sobre el poblamiento, el agua y el desarrollo territorial de la cuenca de México. Entre los factores que mencionan ambos urbanistas de la Facultad de arquitectura de la UNAM están principalmente la geografía de la cuenca, la cual favorecía el acceso al agua antes de ser drenada y la condición política e histórica del sitio. Esta cuenca lacustre elevada a dosmil metros por encima del nivel del mar, comenzó a habitarse hace 5,500 años, hasta que en 1321 se fundó Tenochtitlán, una ciudad que con el auge de los mexicas llegó a ser el centro de un imperio extendido por casi todo el territorio mesoamericano. Doscientos años después de su fundación, la ciudad fue conquistada e invadida por los españoles, evento que cambió el rumbo de su desarrollo urbano, con intervenciones hidráulicas para desecar los lagos que cubrían la mayor parte de su superficie. Pero el poblamiento más acelerado de la cuenca y su transformación en una zona metropolitana sucedió en el siglo XX.
Este tremendo crecimiento fue consecuencia de un modelo de desarrollo económico centralizado en la capital del país y una consecuente migración del campo a la ciudad. Desde entonces no ha habido una condición equilibrada entre la urbanización y el medio ambiente. Además de ello ha habido una aguda segregación socioespacial, en la cual las colonias ubicadas en la zona sur-poniente cuentan con población con recursos economicos mayores que quienes habitan el nor-oriente de la cuenca. El estado aun no ha atendido la mayoría de las carencias que afectan a la mayoría de la población, por lo que nuestra metropolis dista aun mucho de encontrar un punto de equilibrio urbano.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 7 de agosto de 2025

POLÍTICA INDIVIDUAL

En su libro “Micropolítica: cartografías del deseo”, los filósofos Félix Guattari y Suely Rolnik, cuestionan las formas de vida dentro las sociedades contemporáneas. Plantean preguntas como: ¿Qué políticas, qué deseos y qué prácticas constituyen nuestras formas de vida?

Asumir una actitud personal ante cualquier fenómeno colectivo, como la contaminación ambiental, el consumo excesivo o la corrupción, suele afectarse por el comportamiento social generalizado. Muy frecuentemente nos desalienta la idea de que nuestra contribución para mejorar cualquier dinámica social no provoca ningún cambio en la situación general, que es inútil ir contra la corriente.
La tendencia micropolítica se fundamenta en las acciones personales que persiguen objetivos particulares a nivel comunitario, mediante la organización de grupos con pocas personas que se ponen de acuerdo de modo directo para cambiar su actitud. Por ejemplo, el reciclaje, el trueque y el ahorro de agua en pequeña escala, en un condominio o en un barrio. Es destacable que a diferencia de la actitud pasiva de la mayoría, que espera siempre que el gobierno resuelva todos los problemas, el activismo barrial es una práctica que refuerza la unidad entre vecinos y puede ser la diferencia entre los distintos estilos de vida.
Sin duda es conveniente reflexionar acerca de las alternativas de solución que presentan las organizaciones comunales, lo cual no implica que con ello se retire la responsabilidad a las instituciones gubernamentales. Por más que las personas se organicen, no son capaces de crear sistemas de transporte colectivo u obras publicas de gran escala, como drenajes, puentes y carreteras. Más allá del entorno inmediato, de nuestra vivienda, barrio, pueblo o ciudad, las instancias macropolíticas son las encargadas de crear y mantener la infraestructura que permite el desarrollo social, tanto a nivel físico como político e institucional.
Lorenzo Rocha

 

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