En su libro “Micropolítica: cartografías del deseo”, los filósofos Félix Guattari y Suely Rolnik, cuestionan las formas de vida dentro las sociedades contemporáneas. Plantean preguntas como: ¿Qué políticas, qué deseos y qué prácticas constituyen nuestras formas de vida?
Asumir una actitud personal ante cualquier fenómeno colectivo, como la contaminación ambiental, el consumo excesivo o la corrupción, suele afectarse por el comportamiento social generalizado. Muy frecuentemente nos desalienta la idea de que nuestra contribución para mejorar cualquier dinámica social no provoca ningún cambio en la situación general, que es inútil ir contra la corriente.
La tendencia micropolítica se fundamenta en las acciones personales que persiguen objetivos particulares a nivel comunitario, mediante la organización de grupos con pocas personas que se ponen de acuerdo de modo directo para cambiar su actitud. Por ejemplo, el reciclaje, el trueque y el ahorro de agua en pequeña escala, en un condominio o en un barrio. Es destacable que a diferencia de la actitud pasiva de la mayoría, que espera siempre que el gobierno resuelva todos los problemas, el activismo barrial es una práctica que refuerza la unidad entre vecinos y puede ser la diferencia entre los distintos estilos de vida.
Sin duda es conveniente reflexionar acerca de las alternativas de solución que presentan las organizaciones comunales, lo cual no implica que con ello se retire la responsabilidad a las instituciones gubernamentales. Por más que las personas se organicen, no son capaces de crear sistemas de transporte colectivo u obras publicas de gran escala, como drenajes, puentes y carreteras. Más allá del entorno inmediato, de nuestra vivienda, barrio, pueblo o ciudad, las instancias macropolíticas son las encargadas de crear y mantener la infraestructura que permite el desarrollo social, tanto a nivel físico como político e institucional.
Lorenzo Rocha
No hay comentarios:
Publicar un comentario