jueves, 30 de octubre de 2025

CULTURA VISUAL

El filósofo italiano Giovanni Sartori afirma en su libro “Homo videns”, que nuestra sociedad está teledirigida, debido a la exposición constante a imágenes y sucesos en todo el mundo, al momento de su acontecimiento.

Vivimos en una época en que las imágenes circulan a tal velocidad que en ocasiones sustituyen nuestra consciencia de los hechos. Aquello que vemos en la televisión o el internet nos relata en la mayoría de las ocasiones en directo, lo que entendemos como la historia cotidiana.
Como espectadores debemos hoy más que nunca, cultivar nuestro sentido crítico. No nos conviene aceptar el punto de vista exclusivo de las fuentes de información, debemos recordar que la imagen presenta sólo un ángulo de la realidad. Mientras más versiones y fuentes consultemos, mejor podremos armar el mosaico que nos dará una visión más cercana del hecho relatado.
Estos fenómenos se relacionan estrechamente con los procesos de producción y difusión de la arquitectura y el urbanismo. Algunas herramientas de representación que tenemos a nuestro alcance inmediato, como el modelado en tercera dimensión y las técnicas infográficas, tienen la capacidad de presentar imágenes muy similares a las fotografías de los espacios construidos. Si a estas herramientas les añadimos el uso de la inteligencia artificial, estamos eludiendo nuestra responsabilidad sobre todo proyecto que planteamos. Pero es muy importante hacer énfasis en que la arquitectura y la ciudad se perciben con todos nuestros sentidos y no solamente mediante la vista, por lo que las infografías pueden ser engañosas. Esto no implica que se dejen de utilizar las herramientas disponibles, sino que se enseñe a los estudiantes de arquitectura a que sean críticos respecto a los estímulos visuales que reciben y transmiten, para que ellos mismos sean quienes hagan buen uso de las técnicas disponibles y ayuden al público que no es experto en su materia, a comprender mejor el espacio que los rodea y los proyectos futuros.
Lorenzo Rocha 

jueves, 23 de octubre de 2025

SALUD MENTAL

¿En que pueden contribuir los espacios que habitamos en mejorar nuestra salud mental? ¿Es posible que también esos espacios puedan dañar nuestra estabilidad emocional? ¿Los espacios que habitamos quedan marcados por las experiencias negativas que acontecen en ellos?

En las últimas semanas ha habido un malestar generalizado en la Universidad Nacional Autónoma de México, debido a distintas situaciones de violencia y de miedo entre los miembros de las comunidades estudiantiles y docentes, derivados de enfermedades mentales y problemas emocionales.
El asunto está muy lejos de resolverse y de provocar la minima sensación de seguridad entre el alumnado. En estos momentos la salud mental y la estabilidad emocional son las discusiones más importantes entre los universitarios, superando por mucho a los temas específicos de los cursos. De hecho, considero que debe tomarse como una preocupación que atraviesa prácticamente a todo el conocimiento humano.
En la Facultad de Arquitectura en este momento no hay actividad académica, pero no es tiempo perdido por que la urgencia de la búsqueda de acciones que puedan mejorar la atención a los problemas de salud y seguridad de la comunidad es una prioridad que no puede ser postergada par más tiempo. Las soluciones definitivas seguramente llevarán tiempo en implementarse, pero esperemos que no tengan que morir más personas, ni tantas otras tengan que continuar en circunstancias adversas, para atender los fenómenos que provocan estos males. Desde cada uno de nosotros debe partir la consciencia de estas problemáticas y nuestra disposición a ayudar a quienes se encuentran en crisis mentales y emocionales. Aunque no todos tengamos conocimientos de psicología, si podemos ser empáticos y comprensivos con nuestros semejantes y no excluir a quien sufre de un problema de salud mental, del mismo modo como lo hacemos con los problemas que se presentan a nivel físico.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 16 de octubre de 2025

RESIDUOS UTÓPICOS

Manfredo Tafuri escribió en LʼArchitecture dans le boudoir: “Hoy en día quien desee hacer hablar a la arquitectura se verá forzado a recurrir a materiales que carezcan de todo significado. Será necesario reducir al grado cero toda ideología, todos los sueños de la función social y todo residuo de utopía”. 

William Morris (1834-1896) fue un arquitecto, artista y escritor inglés que reaccionó en contra de la industrialización. Es muy conocido por sus muebles, ediciones y decoraciones artesanales y por haber escrito en 1890 la novela de ciencia ficción “Noticias de ninguna parte”. En una relectura reciente del maravilloso libro de Morris he notado que los espacios y dinámicas sociales que describe como el futuro post-capitalista ideal, en el fondo son utopías marginales, basadas en el fracaso de la sociedad capitalista. Morris presenta una ciudad de Londres en el siglo XXII totalmente igualitaria, en la cual todos los habitantes gozan del máximo bienestar y protección social. Destaca el planteamiento de una sociedad en la que ya no es necesario educar a los niños en escuelas formales, en la que todos los ciudadanos son autodidactas. También presenta una realidad sin pobreza ni riqueza, sin diferencias económicas entre los campesinos, los obreros y los profesionistas, una comunidad donde todos conviven armónicamente sin necesidad de intercambios monetarios.
Entre los elementos de la sociedad futura descrita en “Noticias de ninguna parte”, es la caducidad de las instituciones religiosas, la desaparición de las iglesias y templos, pues la espiritualidad se ejerce individualmente. En el mundo planteado por el autor, ya no es necesario el Estado para regular el comportamiento y las relaciones entre las personas, el parlamento ha desaparecido para entonces y la democracia se lleva acabo directamente en asambleas populares en cada comunidad, sin necesidad de organismos electorales. Todo ello es imposible de imaginar para nosotros, ya que cada vez tenemos menos confianza en el futuro, pero no está mal pensar de vez en cuando que lo que conocemos seguramente cambiará e incluso no es imposible que algún día mejore.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 9 de octubre de 2025

ARTE URBANO

En su texto “El lugar no es una postal: el problema del contexto en la arquitectura contemporánea”, Alberto Pérez Gómez plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo pueden la arquitectura y la forma urbana reconocer de manera más auténtica las particularidades culturales específicas que asociamos con la identidad de un lugar?

La arquitectura privada y pública es la que conforma al espacio abierto urbano, pero cada vez es más difícil identificar y definir su relación con el arte y la cultura. Quizá esta dificultad proviene de la intención de considerar a ambos fenómenos como entidades diferentes. ¿Podríamos considerar a la propia arquitectura como una de las formas primordiales de manifestación cultural y artística en el espacio urbano? Si fuera asi, ¿en qué lugar quedarían otras formas artísticas como la escultura, la pintura mural, el cine y el graffiti, dentro de las ciudades? Queda claro que el problema no es el medio de expresión artística del que estemos discutiendo, sino de su contenido y de su relación y aportación a la identidad del lugar, es decir su contribución al contexto urbano.
Muy frecuentemente, los edificios y otros objetos en el espacio urbano aparecen ante nosotros como entes extraños, como elementos que se perciben como ajenos al lugar. La mayoría de nosotros no sabemos explicar porqué estos objetos nos molestan, pero nos queda muy clara la diferencia entre aquellos que sí pertenecen al contexto de los que consideramos que están “fuera de lugar”. Esto confirma que existe hasta cierto grado un buen gusto popular, que comparten la mayoría de las personas. Cuando las clases dominantes imponen sus caprichos estéticos con sus viviendas o cuando las autoridades erigen un monumento arbitrariamente, la mayor parte de las personas reacciona en contra de ellos. En la mayoría de los casos los ciudadanos comunes no podemos hacer nada frente a dichas imposiciones, pero con el tiempo se va conservando solo aquello que agrada a los habitantes de las ciudades, o aquello que consideran importante para su identidad y cultura.
Lorenzo Rocha 

jueves, 2 de octubre de 2025

CASA-CIUDAD

Gran cantidad de personas se han dedicado a analizar y discutir sobre las fuerzas que gravitan sobre lo urbano y sobre la producción del espacio social. En particular la geógrafa inglesa Doreen Massey opina que: “Lo social se produce espacialmente y lo espacial se produce socialmente”.

Existe una relación muy estrecha entre las viviendas, el espacio urbano abierto y la experiencia humana de habitar en una ciudad, o lo que en general conocemos como cultura urbana. Las casas o apartamentos forman un complejo inseparable con los barrios donde se localizan. En términos simples, medimos el área interior nuestras viviendas en metros cuadrados, pero estas áreas se complementan con las superficies abiertas que nos circundan, con las calles, los parques y las plazas que se encuentran en relativa proximidad a éstas.
De este modo, dos casas o apartamentos con los mismos metros cuadrados, se experimentan de maneras distintas dependiendo de la zona en la que se encuentran y por consecuencia su valor es distinto. Es indudable que una vivienda que se encuentre frente a un parque o plaza tendrá mayor valor que otra que esté en una calle estrecha. Un fenómeno similar acontece respecto a los equipamientos culturales y comerciales que se encuentran en proximidad a las viviendas. Ambos se encuentran en una relación de dependencia mutua, los museos, galerías, escuelas, cines, restaurantes y tiendas se ubican en proximidad de las áreas habitacionales, ya que su público primordial se compone de los habitantes del barrio donde se localizan y de aquellos otros que tienen un acceso fácil a ellos, ya sea peatonal o con algún medio de transporte público o privado eficiente. Del mismo modo, las viviendas se verán beneficiadas por los servicios que les aporten los equipamientos.
De este modo la ciudad se teje y de ahi deriva en parte su complejidad. A veces estas acciones se planifican o derivan de alguna política en particular, pero en la mayoría de los casos el tejido urbano está ligado a la iniciativa de los habitantes y a las dinámicas del mercado.
Lorenzo Rocha

 

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