jueves, 21 de octubre de 2010

BLANCO Y NEGRO


El fotógrafo michoacano Armando Salas Portugal (1916-1995), comenzó su carrera fotografiando paisajes. Debido a su relación con el arquitecto Luis Barragán, a partir de los años cuarenta, cuando fotografió los Jardines del Pedregal, se convirtió en uno de los más prolíficos fotografos de la arquitectura mexicana del siglo XX. La mayoría de sus fotografías fueron hechas en blanco y negro, una caractrística que sorprende, ya que el uso del color es un sello disitintivo de la arquitectura mexicana de esa época.
La fotografía en blanco y negro es utilizada en general por fotografos que tienen la intención de imprimir en sus imágenes, una visión poética de la realidad visual. No es necesario citar ejemplos, pues casi todos los artistas que utilizan la fotografía como su principal medio de expresión, casi como una consecuencia de su intención artísitca, prescinden del color. Se puede decir que la fotografía en blanco y negro es menos objetiva que la fotografía a color. Una de las razones es que, gracias al contraste entre blanco y negro, los matices de la luz aparecen con mucha más claridad en ausencia del color. La subjetividad de la visión monocromática del fotografo como artista, reside en gran medida en la abstracción que se crea al sintetizar todas las frecuencias lumínicas y cromáticas que se presentan en el fenómeno de la vista humana, en sus extremos: la ausencia total del color (el negro) y la presencia simultánea de todos los colores (el blanco). Tal parece que la fotografía en blanco y negro es el medio natural para la expresión poética de subjetividad del artista, su pureza estética crea una especie de textura en el objeto fotográfico, resta una parte de la información visual que contribuye a dar realismo al arte fotográfico, dentro del cual también se puede distinguir una suerte de hiper-realismo y naturalismo, cuando los artistas recurren al color. También existe en la monocromía como género fotográfico, un fenómeno que podríamos describir como la creación de un ambiente, que por carecer de color, queda envuelto en un cierto halo surreal y onírico.

Lorenzo Rocha

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