jueves, 18 de agosto de 2011

MARCHA DE LA HUMANIDAD


"Si el arte es percibido de una manera estrictamente estética, no es percibido de una manera estéticamente correcta”. Se han suscitado muchas discusiones en torno a esta polémica afirmación de Theodor W. Adorno, escrita en su libro “Teoría estética” (publicado en 1970, un año después de su muerte).

Es relativamente inoperante citar una frase aislada de este filósofo alemán, ya que él utilizaba una técnica personal que denominó dialéctica negativa, la cual consistía en poner en discusión cada afirmación de sus planteamientos y de ahí extraer una nueva idea que inmediatamente se sometía a cuestionamiento.

Sin embargo, la idea de Adorno, fuera de su contexto original, se relaciona de modo muy cercano con aquello que expresó hace una semana otro filósofo, el mexicano Alberto Híjar, en torno a la interpretación de la pintura paisajista realizada por David Alfaro Siqueiros.

Durante la presentación del catálogo de la exposición Siqueiros Paisajista (Museo Carrillo Gil, abierta hasta el 23 de octubre), Híjar señaló el problema que produce la reflexión meramente estética de la obra de Siqueiros, aquella que deja de lado toda la riqueza que existe en su trabajo, que principalmente es ideológica y revolucionaria. Tanto en el caso del muralista, como en el caso de prácticamente cualquier otro artista, es indispensable contextualizarlo en sus condiciones cronotópicas específicas, para ser capaces de extraer los elementos que lleven a una interpretación productiva para los investigadores y el público. El análisis de textos como “La marcha de la humanidad en América Latina”, escrito en 1970 por Gabriel Bracho, nos da algunas claves sobre el origen y proceso para la realización de obras como el mural de “escultopintura” del Polyfórum Cultural Siqueiros.

Del texto se desprenden con claridad los componentes estéticos y políticos de la obra, descritos en las condiciones específicas de su realización. El mural, que plantea los ciclos interminables de desarrollo y decadencia de las civilizaciones, es un ejercicio sorprendente de imaginación proyectada al futuro, que presagia la construcción de la arquitectura a una escala urbana.

Lorenzo Rocha

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