jueves, 11 de julio de 2013

ARQUITECTURA CONTEXTUAL

¿Podríamos concebir una forma de construir que sólo utilizara materiales reciclados? ¿Cómo realizar un proyecto en el cual no se añada ni sustraiga nada del sitio donde se construye? ¿Estaríamos hablando entonces de arquitectura auténticamente sustentable? Los arquitectos Alejandro D’Acosta y Claudia Turrent, seguramente se han planteado preguntas similares. Sus respuestas más recientes son los proyectos que ambos han llevado a cabo en Ensenada y en el Valle de Guadalupe, en el norte de Baja California. En ambos lugares han construido casas, restaurantes, vinícolas y diversos edificios culturales, sociales y educativos, en los que han extendido su experimentación más alla de muchos de los límites conocidos por los arquitectos modernistas.
Su investigación se centra en el reciclaje de materiales, pero no solamente como una postura a favor de la ecología, sino como un sistema de vida y una compleja metodología conceptual. También exploran la parte emocional del diseño y no es extraño que lo mencionen, ya que un material reciclado, o mejor dicho, recontextualizado, mantiene el aura de su origen y la memoria de sus usos anteriores.
Un proyecto que sin duda representa este pensamiento arquitectónico es la vinícola Vena Cava, donde hicieron una muy productiva colaboración con su propietario, el enólogo Phil Gregory, quien además produce un excelente vino que lleva el mismo nombre. Para construir esta obra, no se utilizó ni un sólo ladrillo, los muros resultan de la excavación y consolidadción del terreno natural, como una especie de cueva. Precisamente de ahí proviene la palabra “cava”, que se transforma en el verbo y la acción de cavar. Las áreas de fermentación, el salón de cata de vinos y las bodegas de la vinícola están cubiertas por cascos de barcos y lanchas inservibles, que los arquitectos consiguieron en el puerto de Ensenada. Es un proyecto hecho por la sustracción de la tierra y la adición de materiales de desecho resignificados, los tragaluces y la puerta de acceso están compuestas por lentes reciclados, que dan efectos de luz y fomas indescriptibles. No sólo se trata de un proyecto sustentable desde los puntos de vista económico y ecológico, sino de una reinterpretación consciente de los elementos que lo componen y sus complejas relaciones. Haber utilizado cascos náuticos como techumbres, es un acierto sin precedentes, ya que la función estructural de las nervaduras de un casco, se convierten en un sistema estructural perfecto al darles la vuelta y utilizarlos para soportar el peso de la gravedad y aislar el espacio de los elementos climáticos.
Lorenzo Rocha

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