jueves, 25 de julio de 2013

CERO DESPERDICIO

En 2008 el artista chino Song Dong completó una interesante instalación titualada Waste not (“No desperdiciar”, instalación en la Casa de las culturas del mundo, en Berlín). Se trata de una clasificación minuciosa que hizo de todos los objetos que dejaron sus padres al morir, dispuestos como una especie de tiánguis sobre el suelo y la propia casa de madera vacía, montada en medio de sus pertenencias. La disposición de los objetos sobre el suelo es totalmente subjetiva, el artista los ordena por usos, épocas y colores, pero cada espectador puede establecer sus propias conexiones de acuerdo con sus intereses y afectos particulares. Los objetos crean sin duda conexiones con las historias personales de sus propietarios, una familia china de clase trabajadora, que comenzó a acumular objetos durante el período conocido como la “Revolución cultural”. Durante aquella época, el régimen de racionamiento y escasez, propio de la economía comunista, provocaba la acumulación de cualquier pieza u objeto inservible, en caso de que más tarde volviera a ser de utilidad, ya que la precariedad vivida por la familia, los obligaba a crearse involuntariamente una especie de síndrome de Diógenes, el trastorno de conducta que consiste en el abandono personal, el aislamineto voluntario y la acumulación de desperdicios en el ámbito doméstico, comportamiento que afecta en su mayoría a personas mayores que viven en soledad.
En aquel tiempo nada que pudiera servir se tiraba a la basura, ¿acaso no es un sentimiento hasta cierto punto universal? ¿La pieza cobra mayor relevancia ahora que el reciclaje de desechos está dentro de las prioridades de nuestra sociedad? ¿Podríamos encontrar un discurso pro-ecológico, velado en el contenido de la obra? Parece ser que la basura de unos es la memoria de otros, la pieza tiene sin duda una connotación nostálgica y melancólica, ya que todos sabemos que las personas mayores tienen la tendencia a acumular objetos, mucho más que los jóvenes. La obra también tiene un matiz crítico, que toca el tema de la pobreza y de la pérdida de la autoestima, problemas que seguramente afectaron a sus padres después del final del régimen maosita y la transformación de China en un país metacapitalista.
Song afirma que su arte no es político sino autobiográfico, sin embargo, toca temas que involucran fines y valores sociales polémicos, lo cual da a su trabajo un caríz inequivocamente político, aunque es verdad que no es el único ángulo desde el cual se puede abordar su trabajo, sus obras son de una profunda complejidad y de alto valor poético.
Lorenzo Rocha

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