Los mensajes que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha emitido este año respecto a la construcción de un nuevo aeropuerto en la ciudad de México son confusos y contradictorios. Contrario a lo que un gobierno transparente y claro debería informar, el secretario Gerardo Ruiz Esparza, informó en enero del presente año que el aeropuerto ampliaría hasta tres veces su capacidad actual en terrenos aledaños a las terminales actuales, lo cual aún no ha sido descartado. Paralelamente, en junio pasado el funcionario anunció que el nuevo aeropuerto se edificará en Texcoco y comenzará a operar en 2018, sin necesidad de expropiar terrenos, hecho que frustró la inicitiva durante el sexenio pasado. Por ahora el escepticismo rodea al proyecto ya que además el gobierno ha analizado distintas propuestas de equipos de arquitectos, sin revelar el proceso por el cual sus anteproyectos fueron encargados y cuál será el proceso de la eventual selección de la propuesta definitiva en caso de llegar a realizarse. El gobierno le encargó el plan maestro a la firma consultora británica Ove Arup sin que mediara licitación alguna.
Los despachos invitados por el gobierno a presentar sus ideas son: Legorreta+Rogers, Serrano+Hadid, Norten+SOM, González de León+Kalach, Grupo Sordo Madaleno, Foster+Romero, López Guerra+Pascall y Gómez Pimienta+Gensler. Inmediatamente salta a la vista un fenómeno novedoso en nuestro contexto arquitectónico, casi todos los arquitectos mexicanos se alían con arquitectos extranjeros. La motivación estratégica de las alianzas no sorprende tanto como la temeridad de aquellos que no han seguido dicha tendencia, por lo cual se augura menor suerte a Teodoro González de León, Alberto Kalach y Javier Sordo Madaleno, quienes no han optado por involucrarse con el olimpo mundial de nuestra profesión. Despachos internacionales que además cuentan con una amplia experiencia en la construcción de terminales aéreas por todo el planeta como Norman Foster en Londres (Stanstead), Beijing, Chep Lok y Kuwait entre otros. Richard Rogers proyectó las nuevas terminales de los aeropuertos de Madrid y Londres (Heathrow), en colaboración con otros arquitectos como el español Antonio Lamela.
La competencia siempre es positiva y sin duda impulsa el desarrollo tecnológico y cultural, pero la credibilidad de la administración pública y del gremio de los arquitectos queda en entredicho cuando los procesos son oscuros y ambiguos como en el presente caso, en un proyecto que es de incuestionable interés público. Admiro la temeridad de los arquitectos mexicanos que se han presentado de forma independiente. Sin embargo su esfuerzo es inútil cuando las condiciones de competencia son tan inicuas como ahora.
Lorenzo Rocha
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