Hace dos semanas, nuestro compañero el reportero César Velázquez informó en las páginas de este diario, acerca del intempestivo desplome de una casa en la esquina de las calles de República de Perú e Ignacio Allende, en el Centro Histórico de la ciudad de México. La causa aparente del colapso del inmueble de dos plantas fue el reblandecimiento de los cimientos debido a las lluvias, según la explicación de los bomberos.
Se trataba de una casa de más de 100 años de antigüedad que figuraba en el catálogo de inmuebles protegidos por el Instituto de Bellas Artes, que requeriría de una investigación más a fondo por parte de las autoridades delegacionales.
Durante el siniestro resultaron heridas tres personas que fueron trasladadas al hospital sin que sus lesiones resultaran graves, dos jóvenes que eran sus habitantes, se encontraban en el interior de la casa y la otra persona herida, una señora embarazada, pasaba por la calle frente a la casa al momento del derrumbe.
La ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal y su correspondiente reglamento contempla sanciones para quien por negligencia o intencionalmente provoque daños al patrimonio artístico inmueble en nuestra ciudad. Además los propietarios de un inmueble tienen responsabilidad civil sobre los daños que su propiedad pueda ocasionar a las construcciones vecinas o a la vía pública, ellos también deben hacerse cargo de la atención a las personas que resulten afectadas debido al mal estado de sus inmuebles.
Sin embargo, en este caso los bomberos se hicieron cargo de la remoción de escombros y posteriormente personal y maquinaria de la delegación Cuauhtémoc se ocupó de la retirada del cascajo, de tal manera que, salvo que decidan cobrarle estos gastos al propietario, el costo del siniestro lo habremos absorbido los demás contribuyentes.
Este hecho resalta la situación gris y nebulosa que vivimos, en cuanto a la aplicación de las sanciones que contempla la ley en contra de quienes no conservan adecuadamente o abandonan sus inmuebles, lo cual es muy frecuente en las zonas históricas de nuestra ciudad. La demolición no autorizada de algún inmueble es un delito grave y la negligencia es una de las formas de hacerlo, desgraciadamente esto sucede a diario en México, sin que las autoridades responsables lo castiguen. Muchos de los inmuebles patrimoniales de colonias como el Centro se encuentran en situaciones similares y en peligro de ser invadidos, siempre por el binomio entre propietarios y autoridades irresponsables.
No me sorprendería que dentro de unos meses viéramos alzarse en ese mismo predio, alguna construcción nueva que se beneficie de la calamidad de su antecesora.
Lorenzo Rocha
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