jueves, 2 de julio de 2015

COMERCIO AMBULANTE

El término comercio ambulante se utiliza en la ciudad de México como sinónimo de comercio en la vía pública. Además de ser un anatema utilizado en contra de quienes ejercen esta actividad de modo informal, la aceptación irreflexiva de estas palabras como una etiqueta negativa, excluye la posibilidad de analizar el fenómeno un poco más a fondo y discutir las posibles soluciones a los daños que ocasiona a nuestro entorno urbano.

Los comerciantes ambulantes en sentido estricto, son solamente aquellos que ejercen su actividad en movimiento, dado que la palabra latina ambulare significa "andar".  Responden a esta clasificación por ejemplo las personas que ofrecen productos caminando entre los automóviles o en los semáforos, o bien aquellos que empujan un carro o pedalean una bicicleta vendiendo su mercancía u ofreciendo sus servicios.

También conviene establecer una clara diferencia entre lo que está permitido hacer en las calles y plazas y aquello que está prohibido. Todas las actividades comerciales fijas o móviles que se realizan en la vía pública están permitidas, las que están prohibidas sencillamente no se llevan a cabo. Los permisos para ejercer estas actividades los otorga el gobierno, pero también resultan de acuerdos tácitos o explícitos entre los ciudadanos, acuerdos que siempre son respetados por la autoridad. En la ciudad de México tenemos un amplio márgen de tolerancia a las actividades informales en la vía pública, sean legales o reguladas, e incluso si van en contra de las leyes. El comercio en la vía pública es parte de nuestra identidad, existe desde que esta ciudad fue fundada hace más de siete siglos y es muy probable que prevalezca para siempre.

¿Qué diferencia fundamental existe entre un puesto de comida a la salida del metro, un mercado sobre ruedas o un restaurante que ocupa la vía pública? Las diferencias son muchas, sin embargo la mayoría de las personas tienen una percepción sesgada respecto a los problemas y beneficios que cada uno de estos ocasionan a la población. La mayoría de las personas piensa que el comercio informal es un problema y debería desaparecer, pero ¿donde comerían las personas que diariamente lo hacen en estos improvisados merenderos? Otra parte de la población considera que los restaurantes que utilizan la via pública para sus clientes son un beneficio para las calles donde se instalan, pero los vecinos que habitan en esos mismos edificios opinan lo contrario.

Es vital aceptar las diferencias de opinión y discutir constructivamente, para contribuir a tener una sociedad sana dentro de una aglomeración urbana tan extensa y diversa como la nuestra.

Lorenzo Rocha

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