La gente que aprecia la buena arquitectura, quizá no se percata de los detalles. No obstante, casi cualquier persona los percibe involuntariamente y por ello puede expresar su opinión sobre un edifcio, después de haberlo visitado.
Recuerdo que durante mi primer año como estudiante de arquitectura, se transformó totalmente mi percepción del espacio construido. De un momento a otro, aprendí acerca del modo de organización espacial de la arquitectura y la forma en que se construyen sus espacios. Súbitamente, los detalles constructivos se convirtieron en una obsesión, no podía dejar de mirar las cornisas, los pisos, las puertas y los muros de las habitaciones donde me encontraba, tratando siempre de descubrir cómo habían sido construidos y pensando en maneras para mejorarlos.
Existen dos arquitectos modernos que han destacado por su habilidad para resover detalles constructivos. El primero sin duda es el italiano Carlo Scarpa (1906-1978), quien realizó pocas obras, relativamente pequeñas y casi siempre remodelaciones de edificios ya existentes. Quizá por esta razón Scarpa se convirtió en un virtuoso para solucionar las uniones entre materiales, las puertas, ventanas y los herrajes, de un modo altamente poético. Una de sus obras mejor logradas es la tumba para la familia Brion, construida en 1968 en el cementerio de San Vito d'Altivole, cerca de Treviso. No es casualidad que el propio arquitecto también yazca en el mismo cementerio, en una tumba muy modesta, diseñada por él mismo.
El segundo es Louis Kahn (1901-1974), arquitecto estadunidense de origen estonio. Kahn tuvo una visión integral de sus proyectos, que le permitió concebir los proyectos, espacios y detalles con un alto nivel filosófico, mediante el cual todos las detalles y las soluciones arquitectónicas derivaban de una idea rectora, la cual iba cambiando de un proyecto al siguiente. Un ejemplo excelso de la arquitectura de Kahn es el Instituto Salk en La Jolla, California, en este edificio es muy fácil notar la congruencia entre su plano, sus volúmenes y las soluciones particulares de todos sus elementos.
Para un arquitecto, cada nuevo proyecto es emocionante. Cada arquitecto tiene su propia metodología, sin embargo la calidad de los espacios se expresa a través de un canal de comunicación que el diseñador tiene con el resto de las personas sensibles. Quizá por esa razón Ludwig Mies van der Rohe, otro gran maestro moderno, solía afirmar que Dios está en los detalles. Paradójicamente, las obras de Mies consiguen neutralizar la fuerza expresiva de los materiales, dado que casi todos los detalles arquitectónicos de sus edificios se encuentran ocultos a la vista.
Lorenzo Rocha
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