jueves, 9 de febrero de 2017

BIENALES

Durante muchos años la exposición mundial de arquitectura que se lleva a cabo cada dos años en Venecia, era el referente más claro de la dirección en la que se desplazaban las teorías y las prácticas arquitectónicas del mundo occidental. Los arquitectos esperábamos ansiosos el anuncio del título, concepto y curador de la próxima muestra y algunos aspiraban ansiosos a participar en ella en solitario, o bien en el pabellón de su país.

La última bienal de arquitectura que tuvo una repercusión importante en el medio de la arquitectura fue en el año 2000, en el que el arquitecto italiano Massimiliano Fuksas curó la séptima edición de la muestra bajo el título: Less aesthetics, More ethics (cuya traducción al Español es: "Menos estética, más ética"). Durante dicha muestra, la tendencia cambió radicalmente desde la simple presentación de una selección de edificios, hacia la investigación de conceptos álgidos como la desigualdad en América latina, África y el Sudeste asiático, el equilibrio de la construcción con el medio ambiente, la sociedad y la tecnología. "Usando la bienal como un laboratorio para el análisis de los comportamientos urbanos y las transformaciones de las ciudades a escala planetaria", en palabras de su curador.

México no tuvo participación constante ni un pabellón propio hasta que en 2010 llegó a un acuerdo con la municipalidad de Venecia para hacerse cargo de la restauración de la iglesia de San Lorenzo, proyecto que no progresó y después de 4 años tuvo que ser abandonado. Ahora tenemos la concesión de un espacio modesto pero funcional dentro de la sala de armas del antiguo arsenal de la ciudad, ubicado dentro de los jardines de la bienal.

Las tres últimas ediciones de la bienal de arquitectura han estado marcadas por las aspiraciones y agendas personales de sus curadores: David Chipperfield (2012, Common Ground), Rem Koolhaas (2014, Fundamentals) y Alejandro Aravena (2016, Reporting from the Front), y no necesariamente por las preocupaciones compartidas por los académicos, por los teóricos y estudiosos de la arquitectura, los cuales han estado hasta cierto punto marginados de las discusiones. Esperemos que en la próxima edición, que estará a cargo de las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley Mc Namara, se recupere el buen paso que la exposición llevaba durante la primera década del Siglo XXI.

Me pregunto si la Bienal de arquitectura de Venecia está quizás sufriendo de un desgaste conceptual, o probablemente dejó hace tiempo de ser el evento más importante para la discusión sobre la arquitectura y su espíritu temporal.

Lorenzo Rocha

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