jueves, 23 de marzo de 2017

VIVIENDA EXPERIMENTAL

Hace tiempo que no escuchamos nada en México acerca de algún programa de vivienda que pretenda experimentar soluciones más allá de los prototipos mínimos que hemos visto repetirse a lo largo de las últimas dos décadas. La principal razón es que el problema de la falta de vivienda dejó de ser un tema arquitectónico para convertirse en un problema financiero. No solo en México, sino en todo el mundo la vivienda no gira alrededor del diseño y la construcción sino del crédito bancario, los promotores de vivienda popular no venden casas, venden créditos.
Últimamente hemos observado arquitectos que han intentado abordar el tema de la vivienda con mayor o menor éxito, entre ellos destaca el arquitecto chileno Alejandro Aravena con su proyecto de vivienda incremental, el cual ha conseguido edificar alrededor de 2300 “medias casas”, que han sido terminadas por sus usuarios.
Esta idea está presente entre las opciones para dar casa a las clases populares al menos desde hace 55 años, por ejemplo en Perú, el arquitecto Luis Marcial construyó en 1961 un conjunto en la localidad de Ventanilla, llamado Ciudad Satélite en el que serían precisamente sus habitantes, los encargados de completar la construcción de sus casas.
También en Perú en 1965 comenzó un proyecto de gran importancia que se llamó Previ (Proyecto experimental de vivienda), impulsado por el entonces presidente Fernando Belaunde, quien era arquitecto. Alrededor de 1960 el presidente comenzó a consultar con expertos para explorar nuevas formas para mitigar el flujo de personas que migraban del campo a la ciudad y evitar la propagación de asentamientos informales que estaban creciendo aceleradamente en la capital Lima. El proyecto fue convocado a concurso internacionalmente por el programa de la organización de naciones unidas para el desarrollo, entonces dirigido por el urbanista y arquitecto británico Peter Land. El planteamiento del Previ se centró en el desarrollo de sistemas prefabricados de construcción, para mejorar la economía de los proyectos y en la flexibilidad de las casas para que fuera posible ampliarlas y modificarlas sin alterar la unidad de los conjuntos habitacionales.
La primera etapa del Previ, fue un conjunto de 1500 viviendas a las afueras de Lima. El proyecto fue desarrollado por el Banco peruano de la vivienda, en un amplio terreno dividido en 24 secciones de las cuales la mitad fue diseñada por arquitectos peruanos entre los que destacan: Paredes, Zanelli, Morales y Chaparro. La otra mitad fue desarrollada por equipos de arquitectos de 12 países entre los que se cuentan: Correa (India), Stirling (Reino Unido), Van Eyck (Países Bajos), Alexander (Estados Unidos) y Kurokawa (Japón).
Todos los proyectos fueron acompañados por guías técnicas para facilitar su crecimiento, confiando en que éstas serían de utilidad para las ampliaciones y modificaciones que los dueños decidieran hacer con sus propios medios. Otra virtud del programa fue su variedad de espacios públicos mantenidos por los propios habitantes, con prioridad para los peatones sobre los automóviles.
Ahora que han pasado más de 50 años desde la iniciativa peruana y en vista de que el problema de la falta de vivienda digna siempre se encuentra lejos de encontrar solución, quizá nos seguiremos preguntando: ¿Cuando volveremos a ver nuevas propuestas colaborativas para solucionar el problema de la escasez de vivienda?
Lorenzo Rocha

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