¿En que deberíamos estar
más interesados los arquitectos? ¿Será momento de replantear nuestras
prioridades?
Durante los últimos años
se ha manifestado en la arquitectura a nivel mundial, un inusitado interés por
la gente que habita la arquitectura. Dicho interés se ha visto en la
proliferación de proyectos arquitectónicos con alto contenido social y la
valoración de temas ignorados por el modernismo, como los valores locales, el
reciclaje urbano, los usos temporales y la preservación de la arquitectura
histórica. Parece que el interés social es la nueva moda y como toda tendencia,
es posible que sea pasajera.
Los arquitectos, al
menos los de mi generación, no fuimos entrenados para pensar de manera crítica.
La formación universitaria se centraba en los aspectos técnicos de la
construcción y en el diseño de los edificios desde el punto de vista
compositivo. No existía prácticamente un entrenamiento teórico suficiente para
que los estudiantes nos cuestionaramos nuestro papel en la sociedad y el
impacto social de los proyectos. Esto ha cambiado muy poco, las escuelas de
arquitectura en general, continúan más centradas en la tecnología que en el
humanismo. Si que existen algunas universidades que han evolucionado en los
ultimos 20 años, pero constituyen una triste minoría.
Quizá por la falta de
capacidad crítica de la mayoría de los arquitectos, nuestro gremio sigue
manteniendose ajeno a los problemas principales de nuestras ciudades, como el
crecimiento informal y la planificación deficiente de las obras de
infraestructura. La valoración de un buen proyecto arquitectónico se sigue
haciendo principalmente desde el punto de vista estético, dejando su contenido
humanístico como un factor secundario.
Uno de los pocos
ejemplos de arquitectura crítica que se pueden contar hoy en día es el trabajo
del estudio francés compuesto por Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, la dupla
fundamenta su trabajo en la libertad estructural y en la economía de la
construcción, dos elementos que aprovechan para proveer a las personas de la
generosidad de espacios que requieren para el mejor desarrollo de sus
actividades. La pareja siempre ha cuestionado las situaciones y los encargos
que se les han presentado, teniendo en mente el mayor bienestar posible para
los usuarios, siempre anteponen su sentido crítico para obtener la mejor
solución, sin preocuparse demasiado por la imagen de sus obras. Los arquitectos
intentan partir desde cero en cada nuevo proyecto que desarrollan y poner en
duda sus ideas anteriores, incluso cuestionando el propio encargo, como fue el
caso de la plaza Leon Aucoc en Burdeos, la cual respondieron que no era posible
mejorarla, solo sugirieron al ayuntamiento mantenerla más limpia.
Lorenzo Rocha
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