jueves, 22 de febrero de 2018

EL MEXICANITO


Hace 35 años el gobierno de la ciudad de México, que en aquel entonces era el Departamento del Distrito Federal, una mañana colocó sin previo aviso una cerca metálica alrededor de una porción de la primera sección del Bosque de Chapultepec conocida como “El Mexicanito” o Parque Winston Churchill. El terreno de cerca de 25000 metros cuadrados con forma triangular, delimitado por el Paseo de la Reforma y las calles de Arquímedes y Andrés Bello en Polanco, exhibía un letrero que decía algo parecido a: “cerrado por motivos de conservación ecológica”. Es inexplicable que un parque público permanezca cerrado por tres décadas y media solo por conservación, pero la buena noticia es que el jueves pasado, la cerca fue retirada y el parque está abierto nuevamente.
Es realmente una de las pocas ocasiones últimamente en que se percibe una mejora sensible del espacio público de nuestra ciudad. El diseño del parque cuenta con andadores sinuosos y una parte hundida a la que sobrevuela un interesante puente metálico. Los árboles prexistentes se encuentran en muy buenas condiciones y se añadieron otras especies de arbustos y flores más bajos que rodean a todo el espacio abierto. El mobiliario urbano y la señalización coincide con el diseño de todas las demás partes del Bosque de Chapultepec que han sido renovadas durante los últimos años.
La estatua de Winston Churchill, donada a la ciudad por el gobierno inglés en 1975, fue reubicada a unos cuantos metros de su posición original sobre una nueva y peculiar superficie compuesta por rocas de formas cúbicas, la embajada de ese país colaboró con el nuevo emplazamiento del monumento al célebre personaje.
Lo más importante de la obra es sin duda el renovado espacio abierto, el cual incluye una amplia plaza de acceso con pavimento permeable que conduce a la estación del metro Auditorio y al paso peatonal subterráneo, que permitirá un mejor y más seguro tránsito de las miles de personas que diariamente utilizan el transporte público en la zona y que anteriormente se veían forzadas a acceder al metro por improvisados caminos lodosos y oscuros.
Esperemos que las autoridades sean capaces de contener la invasión del espacio público por parte de los comerciantes informales, que han explotado este espacio por décadas haciéndolo insalubre y antiestético, de igual modo ahora se presenta la oportunidad para sanear también las áreas públicas del otro lado de Reforma, frente al Auditorio Nacional, que se encuentran invadidas por comerciantes ambulantes.
Son raras las ocasiones que tenemos de comunicar buenas noticias y celebrar una mejora al espacio público de nuestra ciudad, pero al igual que la crítica se dirige a quien tiene un desempeño deficiente, el elogio corresponde a quien merece una felicitación por un buen trabajo a favor de la metrópolis.

Lorenzo Rocha

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