¿Qué utilidad tiene la teoría para la arquitectura? ¿Para
qué sirven los textos y discursos acerca de las ideas arquitectónicas?
¿Existen textos que han realmente marcado el camino para la práctica
arquitectónica?
Escribir sobre arquitectura es una actividad fascinante, puede ir desde la pura fantasía, hasta la formulación de reglas y estatutos aplicables a la práctica de la construcción. También es muy frecuente la especulación pseudocientífica, que intenta relacionar a la arquitectura con ciencias como la física o la biología. Una teoría que al mediano o largo plazo no contribuya al mejoramiento de los espacios
construidos, es en general un esfuerzo inútil. Existen muchos escritores sobre arquitectura que se dedican a la ficción, e intentan aplicar a la arquitectura conceptos filosóficos inoperantes para ésta.
El caso más claro ha sido la adopción de los textos de Jacques Derrida por arquitectos teóricos como Peter Eisenman, que dieron origen a modas como el Deconstructivismo, que fue un total despropósito. Un caso similar, aunque de menor importancia fue cuando Sanford Kwinter intentó establecer una relación entre la arquitectura y las leyes de la física, discutiendo la obra de Rem Koolhaas desde el punto de vista dinámico. Paradójicamente, uno de los teóricos más influyentes de la actualidad es el propio Koolhaas, autor de varios textos icónicos como “S, M, L, XL”. Al célebre arquitecto holandés le interesa “la arquitectura crítica, la que invita a cuestionar lo evidente. La que cuestiona. La que arriesga”, aunque en sus proyectos se muestra extremadamente pragmático. Él habla enfáticamente de la importancia de lo urbano, “porque una ciudad no sólo son los edificios, sobre todo es la vida: la vida en sus calles, en sus parques, en su transporte público... y eso también es política, comprender el espacio común y el sitio del otro”.
Tomando en cuenta lo anterior, resulta notablemente más funcional para la teoría, observar los fenómenos arquitectónicos y urbanos desde perspectivas sociológicas, ya que ambas disciplinas se realizan dentro de las estructuras sociales. Esto se debe hacer con cierta cautela, ya que la sociología no se ocupa de los objetos inmateriales, sino de las relaciones entre los seres humanos. Si entendemos la arquitectura como un escenario donde se realizan las actividades humanas, vamos por buen camino, ya que la casa o la ciudad jamás serán las protagonistas de la historia, funcionan a lo sumo como telones de fondo de nuestras vidas.
Lorenzo Rocha
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