jueves, 25 de abril de 2019

TROPICAL MODERNO

En México acostumbramos seguir el desarrollo de la arquitectura de países de Norteamérica, Europa y Asia. Pero olvidamos mirar hacia el sur, perdemos de vista los enormes logros de los arquitectos brasileños en la adaptación del modernismo a su territorio nacional.
Después de los grandes arquitectos del Siglo XX en Brasil como Niemayer, Costa, Reidy, Bo Bardi y Mendes da Rocha, el interés por la arquitectura brasileña fue perdiéndose paulatinamente, hoy en dia casi no se conocen los proyectos de la siguiente generación.
Los ingredientes de la arquitectura en Brasil son la exuberante vegetación, el buen clima, combinados de manera ideal con la racionalidad y abstracción del modernismo. Los cinco puntos para la arquitectura de Le Corbusier, parecen haber sido creados para Brasil: los pilares sueltos, la planta libre, las ventanas apaisadas, los jardines en las terrazas y las fachadas separadas de la estructura, funcionan mucho mejor en esta región de Sudamérica que en el centro de Europa.
Existe una característica específica de la arquitectura en Sao Paulo que debe ser reconocida por nosotros para poderse aplicar a nuestra ciudad. Se trata de la incorporación de la calle a los proyectos colectivos de vivienda y comercio. En el centro de Sao Paulo existen gran cantidad pasajes que conectan a las calles y plazas por dentro de los edificios, lo cual otorga una gran fluidez entre el espacio público y privado. A lo largo de la avenida Paulista, los edificios cuentan casi todos con vestíbulos abiertos a la calle en la tercera o cuarta planta. Estos espacios, intermedios, aíslan a los usuarios del ruido del tráfico y les dan una vivencia del espacio público sin barreras físicas ni cristales, se puede decir que el vestíbulo elevado debería tomarse como el sexto punto para la arquitectura moderna, añadiéndolo a los cinco puntos de Le Corbusier.

El edificio sede del Instituto Moreira Salles, construido por la oficina Andrade Morettin en 2017 es un ejemplo magistral de la arquitectura contemporánea en ese país. Además de este edificio, conviene seguir muy de cerca a otros estudios como Tríptico e Isay Weinfeld, los cuales han construido notables proyectos habitacionales en el barrio Vila Magdalena. En el centro de la ciudad, se ha inaugurado muy recientemente un proyecto notable denominado la Plaza de las Artes, firmado por la oficina Brasil Arquitectura, el cual recuperó un centro de manzana muy deteriorado para crear un conjunto de teatros y escuelas de música y danza, cuya principal virtud es la articulación del espacio público. La solución del proyecto podría ser adaptada a centros históricos deteriorados en todo el continente, sobre todo a sitios donde se han abandonado inmuebles o estos han sido invadidos por la indigencia. Abrir el espacio al público es la mejor solución para los barrios deteriorados.
Lorenzo Rocha

jueves, 18 de abril de 2019

SINIESTRO TOTAL

La catedral de París, además de contar con un altar a la Virgen de Guadalupe, tiene especial relevancia para la historia de México, ya que en 1931 Antonieta Rivas Mercado se quitó la vida dentro del templo. En aquel tiempo la escritora y activista social estaba involucrada sentimentalmente con José Vasconcelos, quien residía en París.
Las impactantes imágenes de la catedral de Nuestra Señora (Nôtre Dame) de París, dieron la vuelta al mundo en cuestión de minutos tras iniciarse el incendio que consumió prácticamente todos sus elementos de madera (techumbre y refuerzos) y que provocó el colapso de la aguja central, diseñada por Eugene Viollet-le-Duc en el siglo XIX. Precisamente el diseño y construcción de dicho elemento arquitectónico surgió por los daños provocados a la catedral durante la última década del siglo XVIII, derivados de la agitación social de la Revolución francesa.
La declaración del presidente Emanuel Macron, resulta especialmente conmovedora: “Como todos nuestros compatriotas, estoy triste esta tarde de ver quemarse una parte de nosotros”. Más allá de utilizar una simple figura retórica al afirmar que el siniestro afecta a las personas en su integridad física, el mandatario hace una alusión a la contingencia existente entre la arquitectura y la gente que la habita. Los ciudadanos habitamos los espacios urbanos y estos a su vez nos habitan a nosotros. En este caso se nota especialmente el gran apego que las personas tenemos hacia nuestros edificios icónicos y sobre todo aquel que genera un edificio religioso de tan alto valor simbólico e histórico.
Además de ser un lugar donde se coronaron reyes y emperadores como Enrique VI y Napoleón, también ahí se beatificó a Juana de Arco. Sin embargo, el recuerdo del edificio estará vivo en los más de 14 millones de visitantes que recibía por año, en sus experiencias personales, fotografías y recuerdos.

Pasará quizá una generación antes de que la catedral quede totalmente reconstruida y es muy probable que sufra algunos cambios por haber perdido elementos insustituibles. Un incendio de estas dimensiones provoca un daño enorme en la moral pública de una ciudad que lleva varios años sufriendo infortunios como los ataques terroristas recientes y las violentas protestas sociales y enfrentamientos entre ciudadanos y policías, que suceden constantemente ahora y que parecen lejos de encontrar solución. Paris y el resto del mundo lamenta la pérdida de este monumento arquitectónico, cuyo valor principal es de tipo simbólico.
Lorenzo Rocha

jueves, 11 de abril de 2019

GRANDES MAESTROS

Desde el principio de la Era Moderna (Siglo XVIII) las artes visuales y la arquitectura han seguido la tendencia renacentista de reificar a personajes particulares por sus obras de arte e influencia en movimientos culturales ligados a las clases en el poder.
En nuestro país el panorama de la arquitectura reconoció a tres personajes claves durante las ultimas décadas del Siglo XX: Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo Legorreta y Teodoro González de León, quienes han fallecido recientemente. Sin embargo, la condición periférica de México desde el punto de vista geopolítico impidió que nuestros arquitectos fueran considerados por la crítica como grandes maestros a nivel mundial.
Indudablemente los arquitectos más influyentes actualmente son Rem Koolhaas, Norman Foster y Álvaro Siza. Las obras de dichos arquitectos es diferente en muchos aspectos, desde su forma, función y también desde sus puntos de vista ideológicos. Koolhaas es intelectual y pragmático, su arquitectura tiende a la “forma pura”, tiene gran valor simbólico y sus textos son provocadores. Foster sigue la tendencia de la alta tecnología y su filosofía es futurista, se ha especializado en rascacielos y aeropuertos a nivel mundial. Siza es muy discreto y profundo en sus opiniones, sus obras son racionales y sensoriales, su especialidad son sin duda las instalaciones culturales, los museos y fundaciones, ha construido en varios países, pero su tendencia es hacia la afirmación de los valores locales. Los parámetros para erigir a un arquitecto como figura mundial son principalmente, las publicaciones, las exposiciones, los premios, la fama y el prestigio personal. Como sabemos todos estos ámbitos son subjetivos y se guían por intereses que a veces superan a la calidad real del espacio arquitectónico. Es importante apuntar que aun no se ha reconocido el trabajo de las mujeres al mismo nivel. Aunque sin duda los tres grandes maestros hacen proyectos excelentes, su fama también responde a su concordancia con las agendas políticas y con los valores sociales que representan sus promotores.

El paradigma de valor para la arquitectura ha estado cambiando mucho en los últimos tiempos, la percepción que tenemos de los proyectos se ha ido desplazando, pasando del protagonismo de los modernos a la actitud contingente de los posmodernos. Hoy en día queda suficientemente claro que los edificios no provocan cambios sociales por sí mismos, y en cambio las transformaciones de la sociedad requieren de arquitecturas acordes a sus necesidades. Quizá esta tendencia impida que la siguiente generación cuente con sus propios héroes como en el pasado.
Lorenzo Rocha

jueves, 4 de abril de 2019

CIUDAD GENÉRICA

En 1995 el arquitecto holandés Rem Koolhaas publicó el
libro “S, M, L, XL. Dentro de esta obra icónica diseñada por Bruce
Mau, se encuentra un manifiesto sobre la pérdida de identidad urbana
titulado “Generic City”, una crítica a la sociedad de su tiempo que
nos conviene revisar ahora.

El manifiesto de Koolhaas comienza con un cuestionamiento muy importante: mientras la identidad local se ha ido perdiendo y cediendo su espacio a la homogenización global, ¿sería posible que la ruptura con la identidad sea una actitud consciente y un esfuerzo liberador de la sociedad contemporánea para romper sus vínculos con la historia y el contexto?
Ahora que han pasado 25 años desde la publicación del texto, quizá haya que hacer algunas precisiones sobre las declaraciones de Koolhaas, sobre todo acerca de sus falacias lógicas. Si bien es verdad que la globalización ha diluido buena parte de los valores cultuales locales, ciertamente no ha borrado en absoluto el contexto, al contrario, la homogenización de la arquitectura ha reforzado al entorno de las obras. Cuando las franquicias comerciales, los supermercados, los aeropuertos tienden a ser muy parecidos entre ellos y aplican modelos y diseños que son prácticamente iguales en cualquier lugar del mundo, en la práctica refuerzan el contexto. Veamos por ejemplo las cafeterías Starbucks, al construirse todas iguales (salvo por sutiles matices, que a su vez provocan que en realidad todas sean diferentes) y por lo tanto carecer de carácter propio derivado de su localización, provocan que las personas los identifiquen por sus pequeñas diferencias o bien por aquella arquitectura o contexto urbano que les rodea. Aunque sus diseños interiores y fachadas sean casi iguales, y los productos que ofrecen sean siempre de la misma calidad, una persona acostumbra frecuentar uno o varios Starbucks en particular, que son de su preferencia, tal vez por el barrio donde se encuentran e incluso por ciertas características que los diferencían, por ejemplo, que se encuentren dentro de un centro comercial, en una calle emblemática, o incluso que cuenten con estacionamiento o bonitas vistas, todas ellas características contextuales.

El centro histórico y la periferia moderna no son conceptos opuestos como lo afirma Koolhaas y el segundo no está subordinado al primero, nuestros tiempos llaman a realizar análisis menos maniqueos y muchos más orgánicos que abarquen la complejidad de la arquitectura en su relación con la sociedad.
Lorenzo Rocha

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