La catedral de París, además de contar con un altar a la Virgen de Guadalupe, tiene especial relevancia para la historia de México, ya que en 1931 Antonieta Rivas Mercado se quitó la vida dentro del templo. En aquel tiempo la escritora y activista social estaba involucrada sentimentalmente con José Vasconcelos, quien residía en París.
Las impactantes imágenes de la catedral de Nuestra Señora (Nôtre Dame) de París, dieron la vuelta al mundo en cuestión de minutos tras iniciarse el incendio que consumió prácticamente todos sus elementos de madera (techumbre y refuerzos) y que provocó el colapso de la aguja central, diseñada por Eugene Viollet-le-Duc en el siglo XIX. Precisamente el diseño y construcción de dicho elemento arquitectónico surgió por los daños provocados a la catedral durante la última década del siglo XVIII, derivados de la agitación social de la Revolución francesa.
La declaración del presidente Emanuel Macron, resulta especialmente conmovedora: “Como todos nuestros compatriotas, estoy triste esta tarde de ver quemarse una parte de nosotros”. Más allá de utilizar una simple figura retórica al afirmar que el siniestro afecta a las personas en su integridad física, el mandatario hace una alusión a la contingencia existente entre la arquitectura y la gente que la habita. Los ciudadanos habitamos los espacios urbanos y estos a su vez nos habitan a nosotros. En este caso se nota especialmente el gran apego que las personas tenemos hacia nuestros edificios icónicos y sobre todo aquel que genera un edificio religioso de tan alto valor simbólico e histórico.
Además de ser un lugar donde se coronaron reyes y emperadores como Enrique VI y Napoleón, también ahí se beatificó a Juana de Arco. Sin embargo, el recuerdo del edificio estará vivo en los más de 14 millones de visitantes que recibía por año, en sus experiencias personales, fotografías y recuerdos.
Pasará quizá una generación antes de que la catedral quede totalmente reconstruida y es muy probable que sufra algunos cambios por haber perdido elementos insustituibles. Un incendio de estas dimensiones provoca un daño enorme en la moral pública de una ciudad que lleva varios años sufriendo infortunios como los ataques terroristas recientes y las violentas protestas sociales y enfrentamientos entre ciudadanos y policías, que suceden constantemente ahora y que parecen lejos de encontrar solución. Paris y el resto del mundo lamenta la pérdida de este monumento arquitectónico, cuyo valor principal es de tipo simbólico.
Lorenzo Rocha
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