jueves, 6 de junio de 2019

MINIMO INDISPENSABLE

Bien dice el adagio popular que no es más rico quien más
tiene, sino quien menos necesita. Algo similar se puede aplicar a la
arquitectura, cuando se le observa desde el punto de vista ético y
desde la escasez de recursos.
Una enseñanza importante para los estudiantes de arquitectura consiste en invitarlos a incluir todas sus ideas en el proyecto escolar que estén desarrollando, para después comenzar a retirar lo que sea superfluo hasta que quede solamente aquello que al retirarlo, cambie la esencia fundamental del proyecto. Durante algún tiempo a esto se le llamó minimalismo, por el posible paralelismo que tenía con las corrientes artísticas de los años sesenta. Pero finalmente se convirtió una moda que no se relacionaba muy estrechamente con los aspectos éticos de la “Existencia mínima”, como había sido definida por el arquitecto alemán Ernst May en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, realizado en Francfort en 1929. 
El minimalismo en arquitectura fue una posición estética cuyo más importante exponente fue el arquitecto inglés John Pawson, quien desgraciadamente redujo este rico concepto filosófico a una simple imagen comercial.
La vivienda forma parte de los bienes que permiten satisfacer las necesidades materiales mínimas, junto con los alimentos y la ropa, necesarios para la subsistencia física de las personas. El mínimo de subsistencia sociocultural garantiza el derecho a la participación en la vida social, cultural y política más allá del nivel de subsistencia física. Por estos motivos, los niveles mínimos que una casa debe tener para satisfacer la necesidad de vivienda no están de ningún modo ligados a su aspecto exterior y varían según las expectativas locales de los habitantes y su percepción de satisfacción, la cual es
específica y relativa a la realidad en la que habita. Esta percepción varía de país a país, de región a región y también es distinta en los ambientes urbanos y rurales. Lo que unas personas personas perciben como pobreza, otras lo perciben como riqueza. Los arquitectos debemos tomar en cuenta todos los aspectos culturales de nuestros proyectos.

Trabajar con lo indispensable es una labor muy interesante para quienes deciden involucrarse en ella. La escasez de recursos en lugar de ser un obstáculo para la creatividad, es el mayor estímulo para ella. Los resultados, además de no excluir a la expresión artística, son muy enriquecedores para quien consigue hacer más con menos.
Lorenzo Rocha

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