En 1922 el arquitecto austriaco Rudolf Schindler, inmigrante en los Estados Unidos, construyó en Los Ángeles una casa para su familia y para su la de su colega Clyde Chase. El arquitecto se refirió a este proyecto como “Vivienda cooperativa”. Un siglo más tarde, nos deberíamos replantear esta idea, adaptada a las condiciones sociales de nuestra época, en la que la sociedad se ha ido alienando de manera creciente.
El filósofo francés Jean Luc Nancy sostiene en su libro “La comunidad desobrada”, publicado en 1986, que a partir del fin del comunismo, la comunidad ha sido desobrada, ya que después de la caída de régimen comunista los individuos dejaron de pertenecer a obras sociales y se limitaron a interactuar entre ellos de manera egoísta. En otro de sus libros más importantes “El sentido del mundo” (1993), Nancy escribe: “Todo espacio de sentido es espacio común (luego todo espacio es espacio común...)”.
Ante la pérdida de identidad y sentido de los espacios comunes dentro de las ciudades y dentro de los proyectos de vivienda colectiva, surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo pueden contribuir la arquitectura y el urbanismo para poner en obra a la comunidad? Respecto al espacio público: ¿Como dotar de sentido al espacio común? Respecto a la vivienda: ¿Es posible transformar la vivienda actual en un producto social cooperativo?
Para buscar respuestas a estas cuestiones hay que tomar en cuenta en primer lugar el carácter contingente de la arquitectura y el urbanismo, y por lo tanto concebirlos más como consecuencias y menos como causas del orden social.
Actualmente en muchas ciudades los arquitectos jóvenes se han replanteado la idea de la vivienda cooperativa, así como la creación de espacios colectivos de trabajo. Aunque los ejemplos son aún muy escasos, es posible que dichas iniciativas tengan la intención de recuperar el espíritu comunitario perdido durante la segunda mitad del Siglo XX, o quizá sean consecuencia de la creciente revalorización del papel del individuo en la comunidad y su posible puesta en obra, o al menos así nos gustaría que fuese en el futuro próximo.
Lorenzo Rocha
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