Se ha escrito mucho sobre el valor social del espacio público, pero tres libros son sin duda fundamentales para la discusión sobre las ciudades contemporáneas, El primero es “Streets for People” de Bernard Rudofsky (“Calles para la gente”, 1969), el segundo “La humanización del espacio urbano”, escrito por Jan Gehl en 1971 y el tercero es “Livable Environments” de Roland Rainer (1972).
Según el arquitecto austríaco Roland Rainer las crisis urbanas equivalen a las crisis medioambientales. En su libro “Livable Environments”, escrito en 1972, Rainer aboga por una arquitectura de alta densidad y de baja altura, que contribuye a un urbanismo humanista. Las estructuras metropolitanas, las “ciudades del futuro”, ideadas como utopías modernistas se asemejan más a instalaciones técnicas gigantescas, como las refinerías petrolíferas, que a las ciudades habitables y humanas.
Rainer crítica la construcción de vivienda mayor a seis plantas, ya que a partir de dicha altura, el espacio doméstico deja de gozar del contacto con el espacio arbolado exterior. El arquitecto sostiene que ni los edificios altos, ni las casas unifamiliares son eficientes para un desarrollo urbano sano, que coloque al ser humano en el centro de sus objetivos y le dé acceso a los espacios verdes suficientes para su desarrollo y bienestar social. El efecto deletéreo de la construcción en altura puede ser evaluado por su influencia en el bienestar psico-físico en las personas, sobre todo en los menores de edad. Las personas requieren de contacto con la naturaleza, no solamente en términos abstractos. En los tejidos urbanos de alta densidad, en los que se intercalan correctamente los espacios abiertos, se vive un ambiente soleado y ventilado, el cual combinado con unidades de habitación distinguibles, propician el medio más sano para la vivienda contemporánea. Dicho desarrollo horizontal propicia la utilización de medios de transporte ligeros, como el tranvía, el cual se ha utilizado con mucho éxito tanto en ciudades europeas como latinoamericanas.
Lorenzo Rocha