El espacio y el tiempo forman una sola unidad indisociable. Solo se puede conocer un espacio mediante el movimiento a través de él y para que exista el movimiento debe recorrerse una cierta distancia en un tiempo determinado.
Resulta muy inetersante el siguiente aforismo del escritor martiniqués Omar Frantz Fanon: “Todo problema humano debe ser considerado desde el punto de vista del tiempo”. El posmodernismo ha tenido como parte de sus objetivos desde su inicio, el intento de remontar la hegemonía cultural del norte y el occidente globales, sobre las regiones del sur y oriente del mundo, pero no solo como elementos geopolíticos, sino también históricos. El “regionalismo crítico” un término utilizado por Alexander Tzonis, Liana Lefaivre y Kenneth Frampton para definir una arquitectura que proviene de la periferia global, la cual se inserta en el ámbito de la cultura dominante, en un momento en que el devenir histórico posmoderno se ve forzado a recurrir a èl como una forma de reconocer una forma cultural “altermundista”.
Este modo de hacer arquitectura, que proviene de la tradición constructiva local, con un enfoque moderno, se considera crítico en dos sentidos: primero pone en duda la propia tradición de su lugar de origen y en segundo término cuestiona la implantación del modernismo europeo como un estilo internacional que no toma en cuenta las diferencias geográficas, climáticas y culturales de las distintas regiones del mundo. En este concepto arquitectónico, el tiempo juega un papel muy importante, la tradición de los constructores locales, que proviene de siglos de historia, es cuestionada por la incorporación de la tecnología y lenguaje modernistas, que al momento de su adopción tendrían solo unas cuantas décadas de haber sido creados.
Los ejemplos paradigmáticos de dicha forma de hacer arquitectura son las obras de José Antonio Coderch en Barcelona, Álvaro Siza en Oporto, Dimitris Pikionis en Atenas y Luis Barragán en la ciudad de México. Todos ellos utilizaron los materiales y técnicas constructivas de sus lugares de origen, pero sin apartarse del lenguaje moderno de sus épocas. Sus obras se relacionan directamente con lo que afirma el filosofo indio Homi Bhabha: “Los discursos críticos poscoloniales requieren formas de pensamiento dialéctico que no renieguen de o nieguen implícitamente, la ortedad (alteridad) que constituye el dominio simbólico de su identificación psíquica y social”.
Lorenzo Rocha
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