jueves, 25 de abril de 2024

ANACRONISMO

El célebre teórico inglés Kenneth Frampton ha declarado en distintas ocasiones que la palabra arquitectura es un anacronismo, que es una profesión obsoleta, pero que esa es precisamente su virtud. Georges Didi-Huberman elogia al anacronismo como un terreno fértil y necesario para la reflexión sobre el pasado.

Dimitris Pikionis realizó en 1958 un parque en la colina Filopapo, a un costado de la Acrópolis de Atenas, un diseño de pavimento compuesto por escombros de piedra y ladrillo, que además de dar la impresión de una ruina, sirve como elemento organizador del espacio que circunda al monumento, resultado especialmente estimulante para el caminante de la colina.
Dentro del panorama actual de la educación universitaria, enfrentamos algunos dilemas. A lo largo de las últimas décadas, la participación de arquitectos en procesos de construcción se ha reducido en un 90%, el lugar lo han ido ocupando diversos profesionales entrenados en otros campos e incluso los habitantes que construyen su propia vivienda. 
Con el desarrollo de herramientas informáticas asistidas por inteligencia artificial, esta tendencia seguramente aumentará. En este contexto, ¿qué deben hacer las escuelas de arquitectura? Algunas de ellas han optado por eliminar la palabra “arquitectura”, por ejemplo, la Universidad de Berkeley renombró su escuela como: Colegio de diseño ambiental, en el que la arquitectura es solo un departamento. La Academia de Diseño de Eindhoven incluye ambientes construidos en sus talleres y clases teóricas, pero no los llama “arquitectura”. En tercer lugar Harvard unificó al diseño gráfico, con el diseño industrial y arquitectónico en su Escuela de posgrado en diseño (GSD, por sus siglas en inglés).
Pensamos que son solo nombres, pero estos cambios reflejan intentos de lidiar con una crisis que existe desde hace cuatro décadas por el choque que el movimiento moderno tuvo con las academias de bellas artes, de las cuales se extrajo a la arquitectura, para integrarla parcialmente a la ingeniería civil, dejando a la educación teórica y al entrenamiento artístico como un meros accesorios.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 18 de abril de 2024

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Esta semana el teórico de la arquitectura inglés Neil Leach visitó la Facultad de arquitectura de la UNAM, durante su conferencia habló de algunos de los argumentos que componen su libro Architecture in the Age of Artificial Intelligence, (Bloomsbury, 2022)

Algunos expertos en inteligencia artificial como Geoffrey Hinton, profesor emérito de la Universidad de Toronto, han hablado del final de la evolución humana y el advenimiento de las máquinas, que son formas “alienígenas”, no-humanas y con una inteligencia superior. Algo como lo que Stanley Kubrick y Arthur  C. Clarke predijeron desde 1968 en la película 2001: Odisea en el espacio, en aquel clásico filme esta forma de inteligencia estaba representada por un monolito, un paralelepípedo rectángulo.
Hasta ahora, a pesar de su acelerado desarrollo, la IA es tan solo una herramienta que no ha satisfecho las expectativa de sus creadores en los años cincuenta como John Mc Carthy. Como cualquier herramienta, la IA depende de la voluntad de su usuario, sin embargo, su potencial es demasiado grande para ignorarlo. La estructura de la IA es similar, aunque no exactamente igual a la sinapsis del cerebro humano, sobre todo su velocidad de aprendizaje. Lo que resulta sorprendente es que hoy en día ya cuenta con ciertas “capacidades emergentes”, las cuales no corresponden estrictamente al material con el que se le alimenta, podríamos llamarlas “asociaciones libres de ideas”.
Las herramientas de IA han aprendido a diseñar, independientemente de que carecen de emociones y de maneras críticas de pensamiento. Desde luego, el desarrollo de la IA invita a replantear la profesión arquitectónica, lo cual es algo necesario no solo por la aparición de esta técnica.
No cabe duda que hasta ahora, la IA es absolutamente pragmática, paro seguramente muy pronto adquirirá capacidad de juicio e iniciativa para pensar y tomar decisiones independientemente de sus usuarios. En lugar de temerle, deberíamos incorporarla a nuestra vida diaria, como hemos hecho en el pasado con todos los demás avances tecnológicos a nuestra disposición.

 

jueves, 11 de abril de 2024

EFECTOS ESPECIALES

¿Cómo es posible que la luna tape al sol si es 400 veces menor en diámetro? La respuesta es que está 400 veces más cerca de la tierra que el sol.

El eclipse de esta semana fue todo un acontecimiento, en la ciudad de México se observó solo parcialmente, a un porcentaje del 25% de su luminosidad total, pero sin duda la luz tamizada del sol creó un efecto estético muy peculiar, como un ocaso artificial.
El campus central de la UNAM se llenó de gente, casi 15 mil personas acudieron a un evento que debe haber sido muy especial. A pesar de ser lunes, hubo música toda la mañana y la gente acampó en la hierba como si hubiera sido domingo.
Diariamente presenciamos fenómenos astronómicos que nos recuerdan donde estamos y lo pequeño que somos. La rotación propia de la tierra cada 24 horas y su traslación alrededor del sol cada 365 días son hechos en los que casi no reparamos, pero sin duda son igualmente sorprendentes que un eclipse.
Podríamos decir que un eclipse es un “efecto especial” dentro de la astronomía. Nos recuerda que alrededor de nuestro planeta azul gira una roca fría, pequeña y gris que a veces se alinea entre nosotros y otra roca incandescente mucho más grande que ella (una bomba atómica gigante) que está a 150 millones de kilómetros de aquí. Para quienes no somos expertos ni científicos, estos datos son sorprendentes e incluso hay quien los percibe como mitos, o que simplemente no cree en ellos y los ha sustituido por “otros mitos”, como que la tierra es plana o que el sol es el que gira alrededor de ella.
Personalmente, la experiencia diaria del día y la noche, así como los eclipses y otras anomalías de la astronomía, son experiencias estéticas, no necesariamente por su belleza, sino por el conocimiento que adquirimos mediante la experiencia sensible del universo en el que habitamos.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 4 de abril de 2024

ESTETICISTAS

Hace algunas semanas hubo una polémica en la prensa, específicamente un artículo escrito por Alejandra Crail en el diario El Universal el 14 de enero de 2024, titulado: “Obras de Sedatu, estéticas pero disfuncionales”.

El Programa de Mejoramiento Urbano, encabezado por la Sedatu, ha construido equipamiento urbano en comunidades desfavorecidas por todo el territorio desde 2018. Sin embargo, en algunos casos como el Centro comunitario en la colonia Revolución en la periferia de Jalapa, Veracruz, los proyectos han presentado defectos desde su diseño hasta su ejecución. Al parecer esta queja de los usuarios no es la única, pues alguno otros equipamientos en otras ciudades han presentado defectos importantes que impiden su uso eficiente y buen mantenimiento. Aparentemente muchos proyectos se realizaron sin que los equipos de diseño conocieran los sitios y por lo tanto, las soluciones arquitectónicas no fueron las más adecuadas.
Algunas de las críticas mencionan que las obras han recibido premios internacionales por su aspecto exterior, pero su desempeño respecto al sitio y su resistencia a las inclemencias del clima han sido inferiores a lo aceptable. El dilema planteado implica un conflicto entre los intereses particulares de los profesionistas y el beneficio a las comunidades, como si la belleza y el cumplimiento de los propósitos de las obras fueran incompatibles.
Hoy en día la paradoja de los arquitectos esteticistas, que se interesan más por las imágenes de sus proyectos que por la satisfacción de las necesidades de los usuarios, han deteriorado la credibilidad que la profesión necesita para ser percibida como útil a la sociedad. Es un asunto que es necesario atender desde los colegios, asociaciones y academias. Los proyectos hechos con premura y sin el compromiso de su durabilidad solo dañan al público, al gobierno y en última instancia a sus diseñadores.
Iniciativas tan generosas como el PMU se ven parcialmente desvirtuadas por los casos en los que la velocidad de ejecución y la falta de control de calidad resultan contraproducentes para los proyectos.
Lorenzo Rocha

 

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