Karl Marx estableció en el primer volumen de “El Capital”, la necesidad de una relación “metabólica-social” entre la explotación de recursos naturales para la producción industrial y el equilibrio del medio ambiente, esto también se conoce como: “justicia ecológica distributiva”.
El desarrollo de la sociedad capitalista durante los ultimos cien años nos ha llevado al extremo de explotación de recursos y contaminación ambiental para los que no parece haber alternativas de solución. El calentamiento global y los cambios climáticos son irreversibles, mientras que la población sigue en aumento, por lo que casi seguramente la humanidad tendrá que pasar por constantes crisis y probables colapsos en el futuro próximo.
Ante este panorama, las estrategias de planificación urbana tendrán que ajustarse notablemente en lo referente a sus objetivos, de tal manera que puedan mitigar los efectos de las inminentes crisis. Una de las tácticas que se presentan como alternativas viables para enfrentar estos retos es la densificación urbana y la recualificación de los barrios y urbanizaciones existentes, en lugar de la constante expansión de los territorios urbanizados. Esta política puede contribuir a disminuir el crecimiento desmedido de las megalópolis y por lo tanto reducir los desplazamientos cotidianos desde las viviendas al trabajo y la escuela, que cada vez se han hecho más largos y que generan gran parte de la contaminación atmosférica. Con menor volumen de construcción nueva y mayor readaptación y ampliación de los edificios existentes, también deberían demolerse las infraestructuras obsoletas, para liberar mayor espacio para la regeneración de los entornos naturales.
Es evidente que la implementación de políticas regulatorias tiene altos costos sociales, como hemos visto en la última década en la ciudad de México, pero si el Estado no interviene, el libre mercado seguirá marcando las pautas del desarrollo urbano.
Lorenzo Rocha
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