jueves, 30 de diciembre de 2010
CICLO DE VIDA URBANA /II
Cuando se aplican a algún barrio popular urbano, las palabras “degradado” y “abandonado” son los pilares políticos de la gentrificación y justifican automáticamente la intervención de los ayuntamientos, que suelen arrojar como resultado su aburguesamiento. El adjetivo de “degradado”, aplicado a una zona urbana donde habita gente de bajos ingresos, significa que su población ha dejado de ser productiva y debe ser sustituida por otra de perfil más rentable. Cuando se dice que un barrio se encuentra “abandonado”, no quiere decir que se encuentra despoblado, sino simplemente que su población no cuenta con los recursos para su correcto mantenimiento.
Los procesos aquí descritos (la gentrificación y el aburguesamiento) marcan los puntos críticos de la transformación de la ciudad y normalmente son momentos de tensión política entre el público y la administración. Por ejemplo, a los artistas —que se mudan a barrios populares por los bajos precios de los alquileres— les conviene valorar, en momentos críticos, si deben permanecer en el barrio cuando éste sea recualificado y aumenten los precios o bien recordar las razones por la cuales emigraron ahí: los bajos alquileres y el ambiente popular, y buscar una nueva zona con las mismas características para no tener que quedarse y asumir los cambios socioeconómicos del barrio.
La intervención del gobierno de la ciudad en una zona específica es un factor que indica inequívocamente el fin de un ciclo urbano y el comienzo de un proceso de gentrificación, ya que el gobierno, en su papel de gestor del suelo urbano, debe aprovechar los momentos de crisis para fortalecer sus posiciones políticas. De tal suerte que cuando se anuncia la revitalización de cualquier área urbana degradada, a la vez se anuncia su muerte como foco de creatividad y vida democrática, su espacio está a punto de ser cedido a los intereses comerciales de las firmas transnacionales, que atienden las necesidades del mercado, factor característico de la población de alta productividad económica.
Lorenzo Rocha
miércoles, 29 de diciembre de 2010
PAISAJE URBANO
OUT/TV
Se pueden ver de nuevo las entrevistas con Taro Zorrilla, Tobias Ostrander y Jorge Reynoso, que hicimos en "Paisaje Urbano", ir a: www.proyecto40.com.mx, seleccionar "Internet TV", después hacer clic en "Capsulas" y finalmente en "Paisaje Urbano"
Se pueden ver de nuevo las entrevistas con Taro Zorrilla, Tobias Ostrander y Jorge Reynoso, que hicimos en "Paisaje Urbano", ir a: www.proyecto40.com.mx, seleccionar "Internet TV", después hacer clic en "Capsulas" y finalmente en "Paisaje Urbano"
jueves, 23 de diciembre de 2010
CICLO DE VIDA URBANA /I
Lo que se nos presenta como el renacimiento de una zona urbana deprimida, muchas veces puede significar lo contrario, su caída en un nuevo período de letargo. Frecuentemente se habla en sentido crítico de un término que proviene del idioma inglés, la gentrificación. Su traducción más exacta al español es “aburguesamiento” que, aplicado al contexto urbano, significa la renovación de algún barrio popular, para que se adapte a los gustos de consumidores pertenecientes a la clase media-alta. Conviene distinguir el concepto de ciudad del concepto de lo urbano, que equivale a la ciudad menos su arquitectura, descrito magistralmente en el texto De la ciudad concebida, a la ciudad practicada, del antropólogo Manuel Delgado, quien se expresa en los siguientes términos: “Lo urbano, entendido como la ciudad menos su arquitectura, todo lo que en ella no se detiene ni se solidifica. Un universo derretido”. Esta cita nos ayuda a enfocar a la ciudad y su transformación mediante el intercambio social equilibrado, y no necesariamente desde la intervención arquitectónica.
Como todo organismo, la metrópoli —a pesar de componerse de una serie de objetos inanimados— tiene ciclos de vida, a veces superpuestos y desfasados: nacimiento, auge y decadencia, que se pueden medir a lo largo del tiempo, de modo lineal o no-linealmente. Los ayuntamientos se aprovechan del uso político del lenguaje (ver: El grado cero de la escritura, de Roland Barthes), utilizan ciertas consignas con matices que se polarizan hacia juicios de valor, positivo o negativo, y así sacar provecho de los momentos de cambio dentro de la ciudad, como instrumento para acrecentar su capital político electoral, e incluso económico. Las zonas urbanas que la administración califica como “degradadas”, deben ser “recualificadas”. Otras áreas, como los centros históricos se caracterizan como “abandonados” y se precisa de “revitalizarlos” a toda costa, una tremenda falacia, ya que son hervideros de actividades y no les falta en absoluto vida urbana.
Lorenzo Rocha
jueves, 16 de diciembre de 2010
JARDINES PRODUCTIVOS
La jardinería occidental se ha desarrollado siguiendo un principio estético que ha ligado la belleza de la naturaleza con el control por parte del ser humano. Este modo de hacer jardines en el entrono urbano acarrea una serie de problemas que han llamado la atención de arquitectos y urbanistas, quienes estan cuestionando su diseño desde un punto de vista ético.
El cuestionamiento es el siguiente: ¿vale la pena continuar controlando el crecimiento y las variedades de la flora urbana, en aras de que la jardinería sea un elemento cosmético en el entorno de nuestras ciudades? Si tomamos en cuenta la ineficiencia de los parques y jardines urbanos, desde el punto de vista de la necesidad de podar la hierba y las flores y la cantidad de agua que se gasta en mantenerlos verdes, la respuesta es evidentemente negativa.
Una alternativa muy interesante es el trabajo del jardinero y paisajista chino Kongjian Yu, uno de sus proyectos consiste en un jardín productivo dentro de la facultad de arquitectura de la Universidad de Shenyang. Su argumento es muy convincente: por siglos, las universidades se han ocupado de transformar a las generaciones de estudiantes rurales en ciudadanos metropolitanos, y en el proceso también han tenido un impacto similar en el paisaje. Cientos de hectáreas de tierra fértil han sido convertidas en planteles universitarios llenos de áreas verdes con prados y flores ornamentales. En China, este proceso se ha acelerado durante las últimas tres décadas. Kongjian Yu propuso que los jardines sean productivos, creó un sistema de recolección de agua pluvial para crear una gran extensión de arrozales. El arquitecto acondicionó zonas de estudio al aire libre en medio de los campos, también introdujo ranas y peces para que se comieran las larvas de los insectos y se evitaran las plagas. El arroz que se cultiva en el campus sirve para abastecer los comedores de los estudiantes. El proyecto es un claro ejemplo de una nueva estética de la naturaleza dentro de la ciudad: una vegetación libre, útil y ética.
Lorenzo Rocha
jueves, 9 de diciembre de 2010
TERCER PAISAJE
Recomiendo ampliamente un libro: "Manifiesto del tercer paisaje", de Gilles Clément. Esta breve obra, escrita en 2003 por el jardinero francés nacido en 1943, plantea un concepto que él mismo define como el “jardín planetario”. A grandes rasgos, Clément explica que todo aquel territorio que no es dedicado a la agricultura, ni pertenece al suelo urbanizado, está (in)definido con el término general de naturaleza, es un enorme jardín que ocupa la mayor parte de las extensiones territoriales del planeta. El ser humano no se había preocupado por definirlo hasta ahora, ya que su excesiva racionalidad no había encontrado una utilidad para estas grandes zonas baldías.
Precisamente el potencial de dichas zonas despobladas es que han escapado a la mano del hombre y por lo tanto son la reserva genética del mundo, su único posible futuro. Además de manifestarse a escala global, el tercer paisaje también aparece en una escala menor, casi invisible, como pueden ser los bordes de las carreteras, los taludes de los ferrocarriles, los tejados de las fábricas y hasta las grietas en el pavimento de asfalto que cubre las calles urbanas. En todos estos sitios florece una gran diversidad de pequeñas plantas, que sobreviven a todas las condiciones climáticas. Por el contrario, la jardinería tradicional se empeña en mantener las flores y la hierba, no obstante el enorme y absurdo gasto de energía que suponen. Gilles Clément ha llamado la atención de los paisajistas sobre esta situación y paulatinamente su visión comienza a transformarse, ya se puede hablar de una corriente dentro de la jardinería que acepta la “mala hierba”, como parte del desarrollo integral de las fitocenosis, de las comunidades de plantas. La capacidad para entender el tercer paisaje es un factor clave para que los urbanistas, arquitectos y la sociedad en su conjunto, adopten una actitud auténticamente ecológica. De otra forma, el verde dentro de las ciudades no dejará de ser más que un nuevo y superfluo maquillaje para esconder los verdaderos problemas medioambientales.
Lorenzo Rocha
jueves, 2 de diciembre de 2010
SIN LA FORMA
Desde hace muchos años, quince aproximadamente, me intrigaba una frase que leí una vez en el Museo Peggy Guggenheim en Venecia, escrita sobre un muro del jardín del antiguo palacio Venier dei Leoni, que fue la mansión de la coleccionista y filántropa estadunidense. “Si la forma desaparece, su raíz es eterna” (“Se la forma scompare la sua radice e’ eterna”, traducción mía), palabras escritas en italiano con luz de neón, que componen la obra conceptual de Mario Merz, artista representante del Arte Povera, realizada en 1982.
En 1996, cuando visité por primera vez el museo, la frase tuvo un fuerte efecto sobre mí, me provocó una gran atracción y la utilicé como epígrafe en más de un texto que publiqué en la época. Me preguntaba cosas como qué era lo que quería decir exactamente el artista con sus palabras y por qué había decidido escribirlas con luz, etcétera. Especulaba acerca de cuál podría ser la raíz de las formas, reflexionaba acerca del contenido de la frase relacionada con el minimalismo, pero nunca llegué a una conclusión satisfactoria. No cabe duda que a todos los mitos se los lleva el tiempo.
Curiosamente esta semana me topé, casi por casualidad, con el texto del que fue extraído esta especie de proverbio. Se trata de un poema persa del siglo XIII, escrito por Jalal-al Din Muhammad Rumi, es de verdad divertido que en el contexto de la fuente original, el aforismo de Merz suena francamente hueco: “Cada una de las formas que ves tiene su arquetipo supremo en el más allá; si la forma desaparece, no temas, pues su raíz es eterna. Cada imagen que ves, cada discurso que escuchas, no te entristezcas cuando haya desaparecido, pues no es así. Porque eterna es su fuente, su caudal correrá para siempre y como ninguno de ambos cesará, es inútil lamentarse.” Está claro que en estos versos el sentido de las palabras forma y raíz es eminentemente religioso. Sacando la frase de su contexto original, ésta adopta un tono que se relaciona más con la teoría del arte occidental de la década de los ochenta, que con la religión persa, siete siglos más antigua.
Lorenzo Rocha
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