viernes, 6 de mayo de 2011

ASOCIACIÓN CIVIL


La libre asociación entre las personas es una práctica que por ser común en el mundo libre y democrático, se ha vuelto costumbre y por consecuencia pocas veces recordamos sus bondades. Los ciudadanos podemos asociarnos oficial o informalmente, para perseguir nuestras metas y aspiraciones, sin la necesidad de ser controlados, aunque sí necesariamente regulados por la presencia del Estado. La regulación es una de las más sanas tareas de un gobierno mesurado y es donde se manifiesta más claramente el avance de la democracia, una des-regulación excesiva deriva inevitablemente en la anarquía.

Existe un fenómeno dentro de la asociación que es menos conocido, pero no por ello menos importante, se trata de la contingencia. Su raíz latina contingere, significa tocar o suceder. En la asociación entre las personas hay un inherente contacto entre éstas por lo cual es una contingencia, sin embargo, se le llama del mismo modo a los eventos que suceden inesperadamente. La contingencia es un mecanismo muy útil para la gestión del espacio urbano ya que deriva de los acuerdos que las personas hacen entre ellas mismas para la ocupación temporal del espacio público. Un ejemplo muy claro son los mercados sobre ruedas, que son tutelados y tolerados por el gobierno, a pesar de ser usos privados del espacio público, derivan del consenso de la mayoría de los habitantes del barrio donde se llevan a cabo y fomentan la convivencia y el intercambio social mediante el comercio.

Sería muy difícil que una iniciativa ciudadana dependiera exclusivamente de la organización y recursos de Estado, ya que los acuerdos entre personas pueden modificarse constantemente y carecen de las cargas burocráticas de la organización oficial. Un acuerdo entre dos grupos civiles puede realizarse en una sola reunión y modificarse o revocarse al siguiente dia, mientras que una ley o reglamento está sujeto a un largo proceso administrativo cuya dilación en ocasiones lo hace ya obsoleto desde su primer dia de aplicación.

La libertad de asociación civil, una de las garantías fundamentales de nuestra constitución política, es simultáneamente uno de los mecanismos más efectivos para la transformación urbana.

Lorenzo Rocha

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