jueves, 1 de diciembre de 2011

TRANSICIONES


Un brevísimo pasaje de la excelente novela Tan fuerte tan cerca, de Jonathan Safran Foer, plantea un nuevo tipo de espacio que podríamos llamar nada/algo. El texto gira en torno a una serie escenas cotidianas de la ciudad de Nueva York y la historia de una familia norteamericana con la tragedia de las torres gemelas de fondo. El desgaste en la convivencia de una pareja madura lleva a los cónyuges a realizar una suerte de lotificación de espacios en su apartamento, los cuales marcan con cinta adhesiva. La pareja, harta como muchas de la excesiva convivencia y los acuerdos tácitos y malentendidos añejos, decide crear algunos espacios en la casa que se etiquetan como “nada” y otros denominados “algo”. Cuando cualquiera de los dos se coloca en un espacio clasificado como “nada”, es virtualmente invisible al otro y por tanto capaz de tener un poco de intimidad en la morada donde todo es común.

En un punto del relato, uno de los cónyuges decide declarar el cuarto de baño como espacio-nada, mientras que el otro decide que el salón, que se encontraba directamente fuera de la puerta del baño, sería un espacio-algo. Por lo tanto, la puerta de madera que los dividía del lado del baño sería nada y del lado del salón sería algo. Pero, ¿qué sucedería con el picaporte? Esto resultaba problemático ya que conectaba el espacio-nada con el espacio-algo por dentro del espesor de la puerta. Para no entrar en discusiones interminables decidieron que el picaporte sería simultáneamente nada y algo.

En la arquitectura sin percatarnos creamos muchos de estos espacios de transición, el más célebre de todos: la escalera, que describe magistralmente otro literato, Julio Cortázar. En “Instrucciones para subir una escalera”, el escritor argentino nos hace notar que las escaleras son elementos arquitectónicos híbridos, son tanto suelos como son muros y dicho principio “da sentido a la escalera, ya que cualquier otra combinación producirá formas más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso”.

Lorenzo Rocha

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