Estoy convencido cada vez más de que la ciudad es el mejor ejemplo del “Campo de fuerzas”. El campo de fuerzas es el concepto en la física clásica que se refiere a un cuerpo o un espacio donde actúan una serie de fuerzas vectoriales (magnéticas o gravitacionales). La interacción entre estas fuerzas determina el movimiento o deformación del cuerpo o lugar en el que actúan.
En la ciudad, los actores sociales gravitan simbólicamente sobre el destino o transformación de un barrio determinado. Tomemos cualquier zona de nuestra ciudad y veamos qué fuerzas la afectan: por una parte está el gobierno (federal y local) el cual administra el espacio público, por otra parte encontramos a la iniciativa privada, que desarrolla el suelo y construye la vivienda, el comercio o la industria. Estas parecen ser las dos principales fuerzas, pero indudablemente hay muchas más: la sociedad civil, las organizaciones populares, los colectivos de todo tipo, los comerciantes fijos o ambulantes, los automovilistas e incluso quienes actúan fuera de la ley en todas sus vertientes.
Es interesante plantearse la siguiente pregunta: ¿qué sucedería si dejaran de existir todas estas fuerzas y prevaleciera sólo una de ellas? Por ejemplo, ¿qué sucedería si la iniciativa privada dominara por completo algún barrio? Opino que este escenario es imposible ya que la naturaleza misma del tejido urbano hace imposible una situación así. Cada actor en el campo de fuerzas urbano pone todo su esfuerzo para que las condiciones se dirijan hacia aquello que más conviene a sus intereses, pero sólo podrá obtener lo que sea capaz de negociar con los demás actores. Existen incluso casos en los que un excesivo crecimiento de algún sector (como por ejemplo los restaurantes) termina por convertirse en la cusa de su propio fracaso. Los simples ciudadanos nos sentimos a veces impotentes para apoyar o intentar detener algún fenómeno que se esté desarrollando en nuestros barrios, pero no por ello debemos abandonar nuestras expectativas de vivir en una ciudad mejor.
Lorenzo Rocha
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