jueves, 4 de octubre de 2012

NATURALIZACIÓN

La arquitectura construida en México durante los últimos 50 años, cuenta con algunos ejemplos notables de obras diseñadas por arquitectos extranjeros. Sin embargo, una parte importante de la crítica dedicada al arte edilicia no incluye estos ejemplos en sus reseñas y compendios ¿será que mis colegas no consideran mexicana una obra construida por un extranjero en nuestro territorio? No me sorprendería demasiado que la respuesta a la pregunta anterior fuera positiva, ya que el nacionalismo que rodea al arte mexicano del siglo XX, ha llegado al extremo que toca a la xenofobia.

Artistas destacados que han trabajado en nuestro país siguen siendo soslayados por una buena parte de los críticos que no reconocen la obra de Mathias Goeritz, por ejemplo, como un fenómeno ligado a nuestro país, simplemente por que su creador nació en Alemania.

La arquitectura está inevitablemente ligada al lugar donde está construida, no solamente por los cimientos que la unen con la tierra, sino también por las características climáticas que la obligan a tomar en cuenta la orientación para aprovechar el asoleamiento y los vientos, además de el uso de materiales y procedimientos locales. La mayoría de los extranjeros que han construido en México, elogian la habilidad de los obreros y seguramente han echado mano de sus técnicas específicas. John Lautner construyó en 1973 una magnífica casa en Acapulco, el célebre arquitecto estadunidense fue uno de los primeros en reconocer a la mano de obra mexicana, que colaboró para la realización de una de sus obras más celebradas. Pero sin duda, el ejemplo más notable de una construcción integrada a su lugar es el Museo de Antropología de Jalapa, edificado en 1986 siguiendo el diseño de Raymond Gómez, otro arquitecto norteamericano. El edificio se compone de una sucesión rítmica de salas muy bien iluminadas y ventiladas por patios exteriores que se van sucediendo en escala descendente hacia el fondo de un terreno en ligero declive. El gran acierto de Gómez, quien también participó en la museografía de la colección permanente, es la colocación de piezas prehispánicas monolíticas tanto en interiores, como en los espacios exteriores del museo. Esto es algo que fue determinado por el clima y espíritu del sitio, que es radicalmente distinto al lugar de origen del arquitecto.

La sensibilidad respecto al lugar, con la que cuentan Lautner y Gómez, muestran que en ocasiones los arquitectos extranjeros son capaces de interpretar perfectamente las necesidades y condiciones locales, lo cual los convierte automáticamente en mexicanos por naturalización.

Lorenzo Rocha

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Seguidores

Archivo del blog

Contribuyentes