Cada año desde el 2000,
la Serpentine Gallery de Londres comisiona a un arquitecto o artista para
realizar el proyecto de su pabellón, que se utiliza durante el verano para
actividades educativas y sociales. Normalmente se construye delante de la
galería en una extensión de prado que no sobrepasa los 350 metros cuadrados,
dentro de los Jardines de Kensington. La obra se ha comisionado anteriormente a
importantes arquitectos como Oscar Niemeyer, Zaha Hadid, Frank Gehry, ademas
del artista Ai Wei Wei, todos ellos han propuesto interesantes ejercicios
formales y conceptuales.
En la presente ocasión
fue elegido el proyecto del arquitecto japonés Sou Fujimoto, quien plantea una
estructura volátil, realizada con infinidad de elementos metálicos rectos, que
en su conjunto crean una estructura orgánica, una especie de nube flotante. El
propio arquitecto describe su trabajo como un paisaje arquitectónico que
plantea la cuestión de “la diferencia entre la arquitectura y la naturaleza, o
cómo la primera podría formar parte de la segunda y ambas resultar integradas”.
En las descripciones del pabellón por parte del arquitecto se deja ver su
interés por la arquitectura como imitación de los organismos naturales, interés
compartido por muchos arquitectos desde mediados del siglo pasado, los llamados
“Metabolistas”, entre los que se cuentan varios japoneses como Kisho Kurokawa.
También resalta la coincidencia formal con dos proyectos antecedentes
específicos, que denotan una nostalgia futurística por parte del diseñador. El
primero, el pabellón para conciertos al aire libre que el arquitecto español
Juan Daniel Fullaondo diseñó en Madrid en 1963, se trataba precisamente de una
cubierta temporal y etérea que tenía la finalidad de instalarse en un parque.
La segunda coincidencia es el pabellón suizo para la exposición mundial de
Osaka en 1970, que en su momento resultaba extremadamente propositiva. El
arquitecto Ernst Hiestand, diseñó una estructura de acero y aluminio que se
iluminaba de noche, generando un auténtico ambiente futurista. El arquitecto
suizo realizó este diseño sin saber que era casi idéntico al proyecto de su
antecesor español, el hecho generó una airada polémica en el medio académico de
aquella época.
Es curioso que
actualmente los organizadores del pabellón Serpentine, quienes indudablemente
poséen una amplia cultura arquitectónica, no hagan mención alguna de esta serie
de anacronismos, que lejos de resultar en perjuicio del trabajo del arquitecto
Fujimoto, mostrarían su amplia cultura y voluntad de recuperar las virtudes de
los fantásticos proyectos de sus antecesores.
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